Este artículo se publicó hace 2 años.
Moreno ya aplica el rodillo de la derecha: privatizaciones en camino, regalos fiscales a ricos y subida del comedor escolar
El presidente de la Junta de Andalucía quiebra su aura de moderado y diluye medidas sociales como el cheque de 100 euros con los 5.500 euros de media de su regalo fiscal a los más ricos, con su idea de privatizar el saneamiento del agua, con sus guiños a
Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, arrancó la semana en Madrid, donde de manera solemne anunció una nueva rebaja fiscal que implicaba fulminar, como hizo en efecto al día siguiente en Sevilla, donde manda con mayoría absoluta, el impuesto del patrimonio. Este es un impuesto que recauda poco en el mar de las grandes cifras –unos 100 millones en un presupuesto de gasto de más de 40.000 millones–, pero es todo un símbolo: solo lo pagan quienes más tienen: los ricos, quienes poseen más de 700.000 en bienes, excluida la vivienda habitual. 16.785 personas en 2020 en Andalucía, donde viven 8,5 millones de personas, que dejarán de pagar unos 5.500 euros de media cada año.
La decisión, de derechas, además de diluir el aura inmaculada de moderación y diálogo de la que gozaba Moreno –a pesar de que fue el primero que pactó con la ultraderecha en España y de que, aunque no ha tocado aún las medidas sociales vigentes, como la gratuidad de la universidad para quien aprueba, prácticamente todas las nuevas decisiones que ha tomado en Andalucía los últimos cuatro años han virado hacia la derecha–, ha generado tensiones territoriales, unas buscadas por el presidente andaluz –para la hemeroteca queda ese "aquí no nos independizaremos nunca" que abrió un conflicto con Catalunya – y otras no.
Moreno, con este empujón ideológico hacia la derecha más pura, ha dejado a la vista las discrepancias y diversas maneras de mirar en el PP y también aleja –a pesar de que Moreno lo tenía todo hablado con Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, según cuentan las fuentes consultadas por Público– a ambos presidentes en lo que a posiciones políticas se refiere: en Galicia, después de cuatro mayorías absolutas, durante las cuales por tanto Feijóo podía haberse cargado el impuesto sin problemas, los ricos pagaron patrimonio, 66,6 millones de euros en 2020, en concreto. La siempre hábil Isabel Diaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, cuya política fiscal Moreno ha tomado como modelo, encantada de expandir su plan capitalista sin apenas bridas, echó más leña al fuego: "Andaluces: bienvenidos al paraíso", tuiteó.
Moreno y el liderazgo
La medida y el modo en que se presentó también ha servido, como mínimo, para que en el PP se hagan preguntas sobre el alcance de la ambición de Moreno, hasta ahora el chico bueno, que ponía paz y orden y daba sosiego en tiempos de vacas flacas. "Él acepta el liderazgo de Feijóo, pero la vida es muy larga y todo depende de lo que pase en las próximas generales", afirma un miembro del PP muy bien informado de lo que sucede en el partido.
Fulminar el impuesto del patrimonio, sin embargo, no parece que le haya servido para ganar más autoridad moral de la que ya tenía en sus propias filas, más allá de Despeñaperros: a Moreno no lo ha seguido en el camino de la abolición nadie, a la espera de Murcia: este viernes Galicia anunció una bonificación al 50%, pero no su desaparición. Moreno sí logró la bendición del expresidente José María Aznar: "Lo que está haciendo Madrid, lo que está haciendo Andalucía, esa competencia fiscal es extraordinariamente sana y de eso solamente puede salir progreso".
Moreno, esta vez, ha puesto la cara y ha asumido en primera persona las consecuencias. La voz de Elías Bendodo (PP), ahora en tareas nacionales –y la de Juan Marín (Ciudadanos), exvicepresidente, este retirado–, que le permitió la pasada legislatura ejercer de ecuménico presidente tras 37 años consecutivos de gobiernos del PSOE, no ha alcanzado esta vez para protegerle. Moreno, convencido de que su apuesta es ganadora, montó un acto en San Telmo, junto a su consejera de Hacienda, Carolina España, el miércoles pasado, para certificarla. De nuevo, puso los focos sobre él.
El presidente de la Junta ha comenzado, de hecho, más allá del debate fiscal –con el que ha rearmado a la izquierda y ha provocado un guirigay territorial de importancia– a ejercer el rodillo que le da la mayoría absoluta. Los ecuménicos discursos para grandes mayorías en los que había basado hasta ahora su aura de moderación ¿Tendrán ahora después de este episodio, tan escorado, la misma credibilidad? ¿Se ha dejado Moreno tantos pelos en la gatera como cree la izquierda? Fuentes del PP consultadas creen que no, que por el contrario el presidente y su liderazgo ha salido reforzado y que ha ocupado espacios en la escena nacional de los que hasta ahora se había mantenido apartado. La idea, aseguran otros, es colocar a Andalucía –y de paso a él mismo– como un interlocutor de primer nivel en la escena nacional, como Catalunya o Madrid.
Él mismo dijo este viernes: "Podemos hacerlo. Andalucía tiene la ambición de ser protagonista, marcar la agenda nacional y estar entre las comunidades más punteras. Sigamos adelante orgullosos de nuestra tierra. Los andaluces estamos cambiando de mentalidad. Queremos ser líderes".
Munición a la izquierda
En otro efecto colateral, Moreno también le dio armas, quisiera o no, al adversario. Toda la izquierda se levantó contra el regalo fiscal a los ricos, y el Gobierno de Pedro Sánchez reaccionó: lanzó una ofensiva mediática –la vicepresidenta Nadia Calviño y otros portavoces pasaron de plató en plató– y también actuó: quienes más tienen van a seguir contribuyendo, si se cumplen los planes de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que prepara un impuesto a las grandes fortunas, que también se pagará en Madrid. Moreno, así, generó un efecto bumerán.
En el PSOE andaluz, deprimido tras perder la Junta y con la losa de la demoledora sentencia de los ERE, vieron la luz cuando Moreno anunció la supresión de patrimonio y, por primera vez desde que fueron desalojados del Gobierno, han encontrado algo, una cuña desde la que hacer oposición: "Ahora ya no hay moderación sino programa de la derecha pura y dura. Tienen mayoría absoluta y gobiernan para los intereses que les han apoyado. Con ello, pierde la centralidad de las clases medias y nos da el primer hueco para empezar a hacer oposición, constructiva pero como alternativa de gobierno. Mientras lo que la gente esperaba eran medidas para el 90% de la población, él se preocupa de una minoría que no tiene problemas económicos", analizan en la dirección socialista.
El rodillo del PP en Andalucía no solo se aplica a la fiscalidad, sino que en directa contradicción con sus discursos de diálogo y de presidente que gobierna para todos, Moreno ha lanzado esta semana también guiños a las farmacéuticas –con la idea de liquidar definitivamente la subasta de medicamentos implantada durante los años socialistas para abaratar la factura farmacéutica, uno de los caballos de Troya del capital en el sistema público de salud– y el lunes pasado disparó las alarmas al hablar también de privatizar el saneamiento del agua.
Además, las proclamas de que las reformas fiscales, en su globalidad, van destinadas a dejar el dinero en el bolsillo de las familias, se contradice con algunas de las políticas del día a día del Gobierno de Moreno. Así, en la comparativa que hace cada año la Federación de los presupuestos sanitarios de las Comunidades Autónomas, se puede comprobar que el gasto sanitario por persona en Andalucía está a la cola, solo por delante de la Comunidad de Madrid: 1.388,86 euros por habitante y año. La media de todas las CCAA está en 1.679 euros. Para los sindicatos sanitarios, esto no es casualidad: la idea es aumentar el negocio de los seguros de salud privados, lo que supone un gasto más para las familias.
También ha aumentado lo que las familias deben destinar, en pleno aumento de la cesta de la compra y de los productos básicos, que tienen al límite a familias con niños en las que trabajan dos adultos, al cuidado y formación de sus hijos en los colegios públicos. Así, el precio del aula matinal, del comedor escolar y de las actividades extraescolares, por decisión unilateral del Gobierno andaluz, ha subido un 9% estos dos últimos años, después de haber estado durante doce años congelados.
El PSOE andaluz calcula que deflactar una parte del IRPF, anuncio que Moreno hizo –y aprobó después– en paralelo a la supresión de patrimonio –y que tampoco ha convencido a los técnicos de Hacienda agrupados en Gestha, porque consideran que favorece más a quien más ingresa–, supone un ahorro de 14 euros para las familias frente a los 5.500 euros de media del regalo fiscal a los 16.785 andaluces más ricos. "¿Un ahorro de 14 euros es para beneficiar a las clases medias? Da para dos docenas de huevos y cuatro kilos de patatas, ni a tortilla por mes, pero no me sorprende. El PP ya votó en contra del impuesto a los bancos y las eléctricas por los beneficios caídos del cielo", reflexiona Alicia Murillo, diputada del PSOE andaluz.
Moreno anunció también una medida social, con la idea de apuntalar lo que dice en sus discursos, que es el presidente de las familias: un cheque escolar de 100 euros, que según la Junta podrán solicitar hasta 200.000 familias en breves fechas, y que ha quedado diluida también tras la actuación estelar del presidente en Madrid. Para la oposición, esta medida, a la que la Junta ha destinado 20 millones de euros –cinco veces menos de lo que deja de recaudar por patrimonio– es mera "publicidad" por la subida de precio del comedor escolar, el aula matinal y las actividades extraescolares. "Moreno les sube a las familias más de esos 100 euros que les han dado. Su modelo fiscal es engaño y limosnas para las clases medias y rebaja fiscal para la élite", asegura Murillo.
¿Beneficios para Andalucía?
El PP defiende, por el contrario, que las rebajas fiscales van a traer beneficios de todo tipo para Andalucía, al convertir, aduce, la Comunidad en una tierra atractiva para el capital: "Hay argumentos de sobra para que muchos empresarios, capitales y familias vengan a residir con nosotros porque además vivimos en una de las zonas con más calidad de vida del mundo. [Las medidas] atraerán capacidad inversora para el fomento de la actividad económica y del empleo", ha dicho Moreno. ¿Su objetivo? "Competir con Madrid", la Comunidad con el PIB más alto: "Vamos a ir al mismo nivel con la Comunidad de Madrid y tenemos instrumentos para ello".
Sin embargo, para Manuel Delgado, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, además, estas rebajas fiscales no resuelven nada, porque los problemas de Andalucía son otros: "La debilidad del tejido empresarial andaluz puede verse ligeramente aliviada pero no la resuelve una rebaja de impuestos. Esa debilidad continuará agravándose mientras las cadenas productivas en las que se inserta la especialización productiva andaluza sigan gobernadas por grandes corporaciones ajenas a los intereses de Andalucía", reflexiona.
"Si Moreno Bonilla quiere desplegar el programa económico y social de Aguirre-Cifuentes-Ayuso se la pega. Por dos razones, la primera es que los problemas a los que se enfrenta la UE y Andalucía requieren romper la ortodoxia neoliberal. El Estado va a jugar, y está jugando, un papel preponderante. La segunda es porque los niveles de desarrollo económico y niveles de renta de Andalucía no soportan las políticas de Ayuso. Aquí no hay renta media como para recurrir de forma mayoritaria a seguros médicos privados y demás servicios privatizados”, analiza el coordinador de IU en Andalucía, Toni Valero.
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