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Moreno explota el enigma del adelanto electoral en sus negociaciones presupuestarias

El presidente de la Junta de Andalucía, si no se mueve en la negociación presupuestaria, corre el riesgo de quedarse sin cuentas para 2022, con lo que aumentará la presión para que adelante las andaluzas.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, durantte su intervención en la segunda y última jornada del Debate sobre el Estado de la Comunidad en el Parlamento de Andalucía. A 28 de octubre del 2020, en Sevilla (Andalucía, España). - María José
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, durantte su intervención en la segunda y última jornada del Debate sobre el Estado de la Comunidad en el Parlamento de Andalucía. A 28 de octubre del 2020, en Sevilla (Andalucía, España). - María José López - Europa Press. María José López / Europa Press

El próximo 24 de noviembre se producirá el debate de totalidad del presupuesto andaluz para el año 2022. Sobre toda la negociación presupuestaria mantenida por el Gobierno de PP y Ciudadanos, que solo se abrió en realidad por un breve espacio de tiempo cuando el líder del PSOE, Juan Espadas, convenció a todo el mundo de que era posible un acuerdo inédito hasta ahora, ha planeado el fantasma del adelanto electoral en Andalucía, un enigma que Juanma Moreno, el único con capacidad para resolverlo, explota de manera muy conveniente para sus intereses.

El objetivo de Moreno es agotar la legislatura –sería la primera vez desde el año 2012 en que se agotase una: Susana Díaz adelantó las de 2015 y las de 2018–. El presidente de la Junta afirma cada vez que tiene ocasión que si hay elecciones adelantadas no será por su voluntad, que habrá sido forzado a ello y que solo las convocará si no tiene más remedio. Un discurso –un relato, en la terminología moderna– al que sus lugartenientes le ponen el altavoz porque resulta beneficioso para el PP y que hunde sus raíces en la etapa de la pinza, cuando Manuel Chaves explotó el victimismo con gran éxito.

Sin embargo, por mucho que el Gobierno de Moreno tire de propaganda, el contexto hoy es bien diferente del de entonces, cuando había una estrategia clara del PP de Javier Arenas y de la IU de Luis Carlos Rejón de bloquear la actividad del Ejecutivo. Hoy no existe entente alguna entre la ultraderecha, que le ha dado tres presupuestos a Moreno, y la izquierda. De hecho, el PSOE de Juan Espadas está decidido a negociar las cuentas.

Abandonado de manera táctica por Vox, su socio parlamentario, cuyo objetivo es forzar un adelanto que saque de la ecuación a Ciudadanos –a la manera de Madrid–, Moreno, hasta la irrupción de Espadas, estaba resignado a una prórroga presupuestaria.

Los lugartenientes del presidente –Marín y Elías Bendodo, consejero de la presidencia y su mano derecha–, han venido difundiendo la mercancía de que es posible convocar las elecciones, a la vuelta del próximo verano, el 27 de noviembre de 2022, y aguantar hasta entonces sin presupuesto.

Sin embargo, de no tener nuevas cuentas, esa fecha tiene muchas aristas, porque dejaría a Andalucía sin presupuesto hasta principios del año 23, justo en el momento en que arranca la recuperación tras el periodo fuerte de la pandemia. El PP –y el propio Moreno– han venido manteniendo que esas cuentas son "vitales" para la recuperación y han venido vinculando los presupuestos con la estabilidad de Andalucía, un valor, consideran, para inversores y empresarios, a quienes buscan atraer desde que llegaron a San Telmo.

En el Gobierno andaluz son conscientes de los problemas que acarrearía vivir con un presupuesto prorrogado, según las fuentes consultadas. Además de que el Ejecutivo ya estaría a merced de la oposición, daría tiempo al PSOE de Juan Espadas a tomar aliento, después de sus congresos y a lanzarse, apoyado en sus 460 alcades, hacia las autonómicas.

En febrero

El último giro de tuerca lo ha dado esta semana el presidente, cuando afirmó en una entrevista en El Mundo, que sería a partir de febrero cuando se reanudara el periodo de sesiones en el Parlamento el momento en que evaluaría la situación en el caso de que no tuviera un nuevo presupuesto que gastar, lo cual, si el presidente sigue esa hoja de ruta, dejaría como fechas electorales posibles abril-mayo-junio y la de noviembre.

Antes, viene la prueba de fuego y la decisión más difícil de Moreno. ¿Le dará algo al PSOE para que pueda venderlo a su militancia? ¿Será capaz de convencer a Vox de que es mejor esperar a noviembre del 22 para ir a elecciones? El próximo lunes se producirá la segunda reunión del consejero de Hacienda, Juan Bravo, con los enviados socialistas. O el Gobierno andaluz se mueve o es seguro, salvo giro inesperado de Vox –cierto es que no sería el primero–, que en febrero tendrá que evaluar cuándo convoca.

El PSOE, tras los despidos de 8.000 sanitarios y las críticas de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a las cuentas quiere que se modifiquen partidas y que se produzcan gestos en el terreno sanitario, sobre todo. Pero no asumirá un plato de "lentejas", si quieres las tomas o si no, las dejas, como consideran que les está ofreciendo. Con esta actitud van los socialistas a la reunión del lunes: "Cheques en blanco no vamos a dar, ya lo dijimos. [Queremos] negociar. Ellos han negociado tres veces con vox y ha habido propuestas de ellos que han aceptado y otras propuestas suyas, del PP que tuvieron que quitar. Lo mismo en el presupuesto que en la negociación de la Ley del Suelo", afirman fuentes socialistas.

El PSOE, a pesar del intento de Espadas de sentarse a negociar en serio con el PP, para aislar a Vox, considera que el Gobierno nunca ha querido de vedad pactar con ellos. Los contactos, de hecho, han sido prácticamente testimoniales –salvo en una reunión, nadie se ha arremangado en realidad para lograr un acuerdo– y los socialistas, hoy, no descartan para nada presentar una enmienda a la totalidad.

Por su parte, las fuentes del Gobierno consultadas indican que "el objetivo. es el de seguir negociando todo lo que sea posible para alcanzar un acuerdo con los grupos, para aprobar el máximo consenso".

En resumen, a pesar de que Moreno quiere desvincular –y así lo ha dicho– el presupuesto de las elecciones, es imposible hacerlo. Si lo tiene, nadie entendería que las elecciones no fueran el 27 de noviembre de 2022, como pretende. Y si no lo tiene, el terreno para el presidente y para el PP se vuelve pantanoso y la presión que ya tiene para que adelante, crecerá mes a mes.

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