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Las municipales de la fragmentación

A pocos meses de las autonómicas, Catalunya arroja los plenos municipales más fragmentados de su historia, a medio camino entre el eje social y el identitario

Ada Colau, de Barcelona en Comú, celebra con sus compañeros tras convertirse en la primera mujer que ha ganado las elecciones municipales en Barcelona. EFE/Alberto Estévez

AITOR LAGUNAS

BARCELONA.- El descontento frente a la gestión de la crisis económica y los casos de corrupción política se han impuesto en Barcelona como principales vectores movilizadores del voto, por encima del eje identitario. Estos comicios municipales suponían una especie de primera vuelta para las autonómicas de otoño; de ella, el soberanismo ha salido tocado en casi todas las grandes ciudades catalanas (solo gobernará en una de las cuatro capitales de provincia, Girona) si bien en todo el territorio el sumatorio de CiU, ERC y CUP es mayor que hace cuatro años. Como en el resto del país, la jornada electoral ha confirmado la aparición de nuevas siglas políticas que arrojan un panorama tremendamente fragmentado, con al menos seis fuerzas en cada uno de los principales ayuntamientos.

Como marcan los cánones de la democracia española, todos los partidos catalanes encontraron argumentos ayer para sacar pecho. CiU, a pesar de perder Barcelona, se vanagloria de haber recogido la mayor cosecha de votos a nivel autonómico (667.000, un 21,5%), aunque con candidaturas en casi todo el territorio (858 sobre un total de 947 municipios) cualquier otro resultado hubiera supuesto un revés dramático para los intereses de Artur Mas. Por su parte, el PSC maquilla su hundimiento en Barcelona ciudad gracias al vigor con el que mantiene muchas alcaldías del cinturón urbano -algo parecido a lo que ocurre con el PP a una escala mucho más reducida- y especialmente a las victorias en los ayuntamientos de Tarragona y Lleida. Por su parte, ERC duplica su porcentaje de votos en todo el territorio y se convierte en la tercera sigla más votada, muy cerca de los socialistas pero a cinco puntos de CiU, lejos del sorpasso que hace meses insinuaba la demoscopia. Ciutadans y las CUP se colocan como referentes de la nueva política a cada una de las dos orillas identitarias, mientras los procesos de unidad de las izquierdas, a pesar de conseguir resultados variados, exhiben desde ayer la gran pieza a subasta: la alcaldía de Barcelona.

BARCELONA: EL GRAN REVOLCÓN

Barcelona ha votado por el cambio: la candidatura de unidad popular encabezada por Ada Colau se ha impuesto en el escrutinio más ajustado de la historia de la recuperada democracia en la ciudad (apenas 17.000 votos de diferencia entre BComú y CiU), gracias al aumento de la participación, la más alta en los últimos 20 años y especialmente acrecentada en los distritos desfavorecidos de la capital catalana. La confluencia de Podemos, EUiA, ICV, Equo y Procés Constituent ha acabado con el gobierno del convergente Xavier Trias, que se ha dejado 17.000 votos en una única legislatura (uno de cada diez obtenidos en 2011) y ello a pesar de que la abstención ha bajado ocho puntos con respecto a la anterior cita. La ciudad que durante tres décadas enhebró un alcalde socialista con el siguiente ha confirmado la debacle del PSC, que hasta hace cuatro años siempre había igualado o superado la barrera de los 14 concejales, ve ahora adelgazada su representación en la Casa de la Ciutat de 11 regidores a 5. La poderosa irrupción de Ciudadanos en el ámbito estatal se ve refrendada también en la Plaça Sant Jaume, donde debutará como tercera fuerza del consistorio con cinco representantes, uno menos de los que pierde el PP (6). En el sector soberanista, ERC pasa de 2 a 5 representantes y las CUP entran con 3. Así pues, la lectura en clave identitaria arroja 18 concejales independentistas sobre un total de 41; un aumento de dos regidores con respecto a las anteriores municipales, si bien es cierto que estas se celebraron en mayo de 2011, meses antes de la primera gran manifestación de la Diada que marcó el comienzo del llamado procés.

Nou Barris y Sant Andreu, los dos distritos con las rentas más bajas de la ciudad y tradicionales feudos del absentismo electoral, han supuesto dos de los motores del cambio. En el primero, un repunte de la participación de más de un siete por ciento se ha traducido en una amplia victoria de BComú, que dobla en sufragios la segunda lista (PSC). CiU, segunda fuerza en este distrito en 2011, cae hasta la quinta posición por detrás de C’s y PP. En el otro extremo de la estadística de renta familiar se encuentra Sarrià-Sant Gervasi: en el distrito más acomodado de la ciudad se ha mantenido la victoria convergente, a pesar de perder 10 puntos porcentuales. Más drámatico es el derrape del PP, que en su principal bastión en la ciudad pasa a tercera fuerza con poco más del 12 por ciento de los votos, si bien el sector españolista de esta zona acomodada lo compensa con el espectacular crecimiento de Ciutadans, segunda lista más votada y que multiplica por diez su cosecha de papeletas (de 1.085 a 10.824).

Con todo, la auténtica batalla electoral se libró en el Eixample, el distrito más populoso de la ciudad con 120.000 votantes. CiU confiaba en mantenerse con holgura allí pero BComú ha conseguido dos de cada diez votos, haciendo buena la cosecha obtenida en los barrios más humildes. “El problema no es Nou Barris, donde ya sabíamos que perderíamos 10 a 0. El problema ha sido que en los distritos donde debíamos barrer casi hemos empatado”, comentaban ayer algunos simpatizantes convergentes.

AREA METROPOLITANA: el PSC RESISTE

Si en la capital la candidatura de Jaume Collboni no ha podido frenar la sangría de votos socialistas, en los municipios del área metropolitana el PSC ha aguantado el tipo con nota. En L’Hospitalet de Llobregat, segunda ciudad más poblada de Catalunya, la alcaldesa Núria Marín ha repetido su victoria de 2011 y podrá reeditar el pacto de izquierdas con ICV e EUiA. Ciudadanos, ERC, la CUP y Guanyem L'H se hacen sitio en un pleno que albergará a ocho fuerzas diferentes pero del que saldrá Plataforma per Catalunya.

El PSC vuelve a imponerse en sus feudos tradicionales como Cornellà –si bien Antoni Balmón pierde la mayoría absoluta-, Gavà, o Granollers. Al otro lado del Besós, Nùria Parlón obtiene la mayoría absoluta en Santa Coloma y refuerza su pujanza como uno de los activos más importantes del partido liderado por Miquel Iceta. Las fuerzas de unidad de izquierdas entran como segunda fuerza en Cornellà o Sant Joan Despí, y podrían cooperar, pactos mediante, en arrebatarle al PP sus dos joyas de la corona en Catalunya, las alcaldías de Castelldefels y Badalona. En esta última localidad, el polémico Xavier García Albiol y su campaña para ‘limpiar’ la ciudad ha perdido un concejal pero ha reeditado su éxito de 2011 y exigirá un acuerdo a tres bandas para ceder el bastón municipal. Mientras en El Prat del Llobregat ICV repite mayoría y cumplirá el noveno mandato consecutivo al frente del consistorio, el líder de ERC, Oriol Junqueras, podrá continuar como alcalde de Sant Vicent dels Horts, ahora al frente de la lista más votada. En la comarca del Vallès, Terrassa arroja una composición claramente de izquierdas con PSC, Terrassa en Comú y ERC como fuerzas principales. En Sabadell, la resaca del caso Mercurio -por el que está procesado el ex alcalde Manel Bustos- ha mermado la representación socialista de 13 a 5 concejales.

LLEIDA

Ara Lleida (Ahora Lleida), rezaba en su día un eslogan para promocionar turísticamente la capital de provincia catalana más importante después de Barcelona. 'Ahora y siempre', pensarán los socialistas catalanes tras ver como Àngel Ros, su alcalde desde 2004, ha vuelto a ganar unas elecciones. Eso sí, ha perdido la mayoría absoluta (de 15 regidores ha pasado a 8) y, como en la capital catalana, la fragmentación del voto ha dejado sorpresas en forma de irrupción de hasta cuatro partidos que en 2011 no tenían representación: Ciutadans (4 concejales), ERC (3), la CUP (2) y Comú de Lleida (2). Por su parte, CiU ha logrado mantener los mismos regidores que en 2011, seis, mientras que el PP ha perdido cuatro de los seis que cosechó en los últimos comicios.

GIRONA

Si hay una provincia en Catalunya donde el independentismo goza de una salud de hierro, esa es Girona. Esta tendencia se ha visto reflejada en los resultados cosechados en su capital, del mismo nombre, donde CiU ha mantenido los mismos regidores que en 2011 (10) y ha visto como el bloque nacionalista se fortalecía con la resurrección de ERC y la CUP, ambos con 4. El PSC, que ha sido segunda fuerza estos últimos cuatro años, pierde tres de los siete concejales. Ciutadans, con 2, y el PP, con uno, cierran el hemiciclo de la capital gerundense, el gran reducto de votos soberanistas y la esperanza del procés en las próximas autonómicas.

TARRAGONA

En contraste con Girona, la constitución del nuevo pleno en Tarragona deja pocos motivos para el optimismo independentista: el PSC de Josep Fèlix Ballesteros acusa cierto desgaste pero se mantiene como lista más votada (pasa de 12 a 9 concejales) mientras Ciudadanos se cuela como segunda fuerza y ERC empata con el PP en el tercer cajón del podio. CiU, segunda formación hace cuatro años, pasa a ser la quinta, tan solo por encima de las CUP e ICV. A pocos kilómetros de la capital provincial, en Reus el caso Innova -irregularidades en empresas municipales del ramo sanitario- ha cambiado en estas elecciones la composición del consistorio, catapultando a las CUP, que se sitúa como segunda fuerza con seis concejales por detrás de CiU, que sigue primera con siete ediles pese a perder tres en un ayuntamiento ahora muy fragmentado.

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