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La negativa del PSN a pactar con EH Bildu por la presión de la derecha pone en riesgo los gobiernos de Pamplona y Navarra

La actual presidenta, María Chivite, necesita contar con la abstención de la formación soberanista para mantenerse al frente del Ejecutivo navarro. En Pamplona, EH Bildu podrá recuperar la alcaldía sólo si el PSN lo facilita.

María Chivite
La secretaria general del PSN, María Chivite, y el secretario de Organización del PSN, Ramón Alzórriz (d), durante la reunión de la Comisión Ejecutiva Regional del PSN-PSOE celebrada el lunes en Pamplona. Villar López / EFE

Todos saben que el teléfono sonará. No una, sino varias veces. El problema, o la incertidumbre, gira en torno al qué dirán. La llamada que nadie descarta será previsiblemente desde la calle Ferraz, allá donde está la sede del PSOE, y hará vibrar el teléfono del PSN en Pamplona. Lo que nadie atina aún a pronosticar es si ese temblor repercutirá también en el Gobierno de la Comunidad Foral.

Quisieron las urnas y las matemáticas que María Chivite –actual presidenta del Gobierno de Navarra y aspirante a seguir en el cargo por el PSN– pueda seguir al frente del Ejecutivo si reedita la fórmula de éxito que tuvo en 2019: el PSN llegó a un acuerdo con Geroa Bai y Podemos, pero contó además con la abstención de EH Bildu.

Ahora todo está igual, o parecido. En las elecciones del pasado domingo, UPN logró 15 escaños –los mismos que obtuvo el bloque conservador de Navarra Suma en 2019– y el PSN 11, exactamente el mismo número que obtuvo en la anterior cita electoral. Detrás está EH Bildu con nueve –uno más que en la actualidad–, Geroa Bai con siete (pierde dos), el PP de Navarra con tres, Contigo-Zurekin con otros tres y Vox con dos.

Así las cosas, Chivite podría reeditar el actual acuerdo con Geroa Bai y Podemos, pero necesitaría contar con la abstención de EH Bildu, tal como ya ocurrió en la legislatura que acaba de terminar. 

La calculadora también está encendida en el ayuntamiento de Pamplona. Allí, UPN logró nueve concejales, mientras que EH Bildu –pisándole los talones y a menos de 3.000 votos de distancia– obtuvo ocho. El mapa se completa con cinco del PSN, dos del PP, dos de Geroa Bai y uno de Contigo-Zurekin, la candidatura respaldada por Podemos.

En este escenario, el exalcalde de esta ciudad, Joseba Asiron (EH Bildu) podría recuperar el bastón de mando si el PSN lo facilita con sus votos. "En Pamplona había 13 concejales de derechas y 14 de izquierdas. Ahora han bajado las derechas a 11 y la izquierda a 16, es absurdo que tengamos una alcaldesa de derechas", comentaron fuentes del espacio progresista a Público

Sin embargo, la candidata socialista al ayuntamiento de Pamplona, Elma Saiz, ha dicho este martes que el PSN no va a permitir que Asiron vuelva a ser alcalde de la ciudad, aunque también descartó que vaya a facilitar que la postulante de UPN, Cristina Ibarrola, se ponga al frente de la alcaldía. 

Polarización 

La convocatoria de elecciones generales anticipadas aparece como un factor importante en las negociaciones. "La constitución de los ayuntamientos se va a dar justo antes de las elecciones y eso dificultará que la candidata del PSN posibilite a Asiron ser alcalde, porque la campaña de las generales se va a centrar en la polarización que plantea el PP cuando dice que hay que derogar el 'sanchismo' porque gobierna con sectores no legítimos", afirma Estitxu Garai, profesora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

Esa "polarización" vuelve precisamente a situar a Navarra en el foco de la derecha. Este mismo martes, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, puso el apoyo de los conservadores a disposición del PSOE "para retirar a Bildu cualquier posibilidad de gobierno". 

La derecha busca así mantener activa la campaña política y mediática de las últimas semanas, centrada en la supuesta ilegitimidad de EH Bildu en el marco del juego democrático. En los corrillos políticos de Pamplona son conscientes de ese escenario y saben que el nombre de esta Comunidad aparecerá más de una vez en el discurso del PP. La clave está en el PSN y su capacidad de resistir a esa embestida.

Joseba Asiro
El candidato a la alcaldía de Pamplona por EH Bildu, Joseba Asiron, durante su intervención tras conocerse los resultados electorales el pasado domingo. Iñaki Porto / EFE

Ahí entra la teoría del teléfono. "En las relaciones de Navarra, en el PSN prima lo que se determina desde Ferraz", señala Garai. En tal sentido, las dudas giran en torno a la decisión que el PSOE pueda adoptar en torno al futuro gobierno de Navarra.

En manos del PSOE

"Ferraz tendría que dar el visto bueno para que el PSN se olvide de cualquier relación con el espacio vasquista y volver a estar en el ámbito de UPN, pero ese no es ahora mismo el planteamiento de la dirección del PSOE", señala a Público Ricardo Feliú, sociólogo y profesor de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

"Chivite depende de EH Bildu para seguir gobernando"

Lo cierto es que a día de hoy solo hay un camino para que el PSN se mantenga en el Gobierno de Navarra, y ese camino pasa por la izquierda independentista. "Chivite depende de EH Bildu para seguir gobernando", subraya Garai, quien destacó además que la coalición abertzale "ya ha dejado muy claro que si está en su mano, la derecha españolista no va a gobernar ninguna institución".

Los ayuntamientos se conforman el 17 de junio, mientras que un día antes, el 16, se votará la Mesa del Parlamento de Navarra. En ambos casos, señala Feliú, "se podrán ver posibles pactos o acuerdos". No obstante, es muy posible que la composición del futuro Gobierno de Navarra no termine de dilucidarse hasta después de las elecciones generales, de manera que la decisión final del PSN no interfiera en la campaña nacional del PSOE. 

Relaciones normalizadas

Más allá de las declaraciones públicas de los representantes políticos, lo cierto es que en Navarra están normalizadas las relaciones entre EH Bildu y PSN. La formación abertzale ha apoyado los presupuestos del Ejecutivo que encabeza Chivite y se ha mostrado favorable en reiteradas ocasiones a dar su respaldo a medidas progresistas, tal como ha ocurrido en el Congreso.

"En el caso de Navarra, esa posición les ha permitido transmitir una imagen de institucionalidad y llegar así a sectores a los que antes no llegaba", destaca Feliú.  

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