Es complicado mantener la tensión de una campaña electoral todos y cada uno de los días que preceden al despliegue de las urnas. Este martes se podría considerar como una de las jornadas más tranquilas de una campaña que se ha desarrollado a una velocidad de anuncio electoral por acto y en la que los partidos han confrontado sin descanso desde que estamparon los primeros carteles con las caras de sus candidatos.

La agenda política, de hecho, ha estado marcada este día por un asunto completamente ajeno a la campaña que, por momentos, ha hecho olvidar que faltan apenas cinco días para que se celebren las elecciones. La polémica (que ya tiene consecuencias en el plano internacional) derivada de los insultos y gritos racistas contra Vinicius Jr, futbolista del Real Madrid, el pasado domingo en el estadio de Mestalla (donde juega como local el Valencia CF) ha sido el tema central de este martes.

De hecho, la mayoría de las preguntas que la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, recibió en la rueda de prensa posterior a la celebración del Consejo de Ministros se relacionaban directamente con este asunto, que ha provocado la reacción del presidente de Brasil, Lula da Silva, condenando los insultos y haciendo un llamamiento a las instituciones para perseguir el racismo en el fútbol.

Varios dirigentes y ministros aprovecharon sus actos públicos (también los de campaña) para referirse a este suceso, que apenas ha dejado espacio a otras cuestiones. En el PSOE, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha protagonizado actos en Andalucía (Jerez de la Frontera) y Extremadura (Badajoz), en los que ha hecho referencia a la aprobación definitiva de la ley de Representación Paritaria, que obliga a que ningún sexo tenga un peso inferior al 40 % en direcciones de empresas, miembros del Gobierno, candidaturas electorales y órganos como el Tribunal Constitucional.

Desde Jerez, Sánchez ha pedido a los grupos el apoyo para esta norma durante el trámite parlamentario y ha apelado al voto de los indecisos y de las mujeres, consciente de su necesidad de movilizar al electorado progresista de cara al 28M.

En el Partido Popular, su presidente, Alberto Núñez Feijóo, ha protagonizado un acto con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y con el último fichaje de la formación, Toni Nadal (tío y exentrenador del tenista Rafael Nadal) en la Ciudad de la Raqueta de Madrid.

Perfil estatal bajo también en Unidas Podemos

El tono y discurso de este acto ha diferido mucho del que llegó a exhibir el dirigente gallego en anteriores jornadas, en las que el PP se centró en la polémica de la semana pasada relativa a la presencia de exmiembros de ETA en las listas de EH Bildu a las elecciones municipales. Este acto parece haber dado carpetazo a la estrategia seguida por los conservadores hasta ahora, al menos de momento.

El apoyo de Feijóo a Almeida llega, además, en un momento en el que las últimas encuestas de la campaña reflejaban que la irrupción de Podemos-IU-AV en el Ayuntamiento podría poner en peligro que las derechas revalidaran el gobierno municipal.

La izquierda transformadora también ha bajado un poco el pistón de intensidad de la campaña. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, e impulsora de Sumar, Yolanda Díaz, no asistió este miércoles a ningún acto de campaña en ningún territorio.

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha tenido actos en la Comunidad de Madrid. Por la mañana ha visitado un centro de salud en el municipio de Getafe, donde ha acompañado a sus candidatas allí. Por la tarde, se ha desplazado a Alcorcón para arropar a Jesús Santos, candidato a la Alcaldía y secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid.

Tras 11 días de alto voltaje, los dirigentes de los partidos a nivel estatal han optado por un martes de perfil bajo en el que no han sido protagonistas. Hasta el 26 de mayo, cierre de campaña, quedan otros tres días por delante en los que la tensión podría abrirse de nuevo paso.