El ascenso y relevancia de la extrema derecha es ya una realidad insoslayable a escala planetaria, espoleada además por el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Pocos países escapan ya a la irrupción de formaciones extremistas de la derecha, y la diferencia solo radica entre aquellos en los que la extrema derecha ha alcanzado la máxima cuota de poder, como el caso de Italia o Hungría en Europa, y en los que todavía no lo ha conseguido, pero está en plena emergencia, como los casos de Francia, Alemania o el propio Estado español con Vox. Todas ellas con un denominador común como es la xenofobia y las políticas antimigración y un fuerte nacionalismo excluyente. Lo más difícil de encontrar es que, en un mismo territorio, compitan dos formaciones de extrema derecha de adscripción nacional totalmente opuestas. Y esto es lo que en Catalunya ha empezado a pasar.

Como en el resto del Estado español, la extrema derecha catalana se había visto reducida desde la recuperación democrática a grupúsculos residuales hasta la llegada de Vox, que impactó en la política catalana con los 11 diputados conseguidos en el Parlament de Catalunya en las elecciones catalanas de 2021. Resultado que la fuerza ultraespañolista repitió en el 2024, pero esta vez con una novedad en el mapa político catalán. La entrada en el Parlament de otra fuerza de extrema derecha, pero de signo nacional opuesto como es Aliança Catalana, de cariz independentista y de ultranacionalismo catalán. Aunque sólo con dos diputados, la presencia de Aliança Catalana en el Parlament, y las fuertes perspectivas de crecimiento que todas las encuestas le auguran, dibuja en Catalunya una pugna por el liderazgo de la extrema derecha que es toda una paradoja. Ultranacionalismo español contra ultranacionalismo catalán, pero con un denominador común como es el discurso contra la migración.

Catalunya no es el único país de Europa donde compiten varios partidos de extrema derecha. En el propio Estado español, Vox ha visto cómo le ha salido competencia con Se Acabó la Fiesta. En Francia, el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen ha observado cómo emergía por su derecha el partido ultraconservador Reconquista. O en Italia entre los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y la Liga de Matteo Salvini. Pero en todos estos casos, la competencia es desde el mismo prisma nacionalista y se diferencian sólo en la gradualidad de las propuestas extremistas que se plantean. No entre posiciones nacionales enfrentadas como es el caso de Aliança Catalana y Vox. Incluso en el caso de Italia, Salvini diluyó el acento reivindicativo secesionista de la antigua Liga Norte para convertirla en un partido de cariz estatal italiano.

Primer caso de extrema derecha independentista

En Catalunya, durante la dictadura y posteriormente en democracia, la extrema derecha se ha vinculado siempre al ultranacionalismo español. Desde los grupúsculos falangistas a partidos marginales como Democracia Nacional, y después con la llegada de Vox, que ha conseguido en torno a un 8% del electorado. Incluso cuando han surgido experiencias ultras de raíz catalana han estado hasta ahora bajo el paraguas del españolismo. Es el caso de Plataforma per Catalunya, liderado por Josep Anglada, que a principios de siglo obtuvo una destacada representación municipal y se quedó a las puertas de entrar en el Parlament. Pero Plataforma introdujo el discurso antimigración en Catalunya desde una clara militancia en el españolismo. Por eso, Aliança Catalana, como partido surgido a la sombra del procés y netamente independentista, es una fórmula inédita en la extrema derecha en Catalunya.

La diferencia de representación entre Vox y Aliança Catalana es en la actualidad claramente favorable al partido de Santiago Abascal. Mientras Vox dispone de 11 escaños en el Parlament, Aliança sólo obtuvo dos. Y en el campo municipal, la extensión de Vox es mucho mayor. La extrema derecha españolista logró en Catalunya 150.000 votos, un 5%, y 121 concejales en las elecciones municipales del 2023. Mientras Aliança sólo logró 1.800 votos, el 0,06%, y 8 concejales. Aunque seis de ellos se concentraron en Ripoll –los otros dos salieron en Manlleu y Ribera d'Ondara:-, consiguiendo la alcaldía para Sílvia Orriols, que le ha dado una gran visibilidad. Mientras Vox no ostenta ninguna alcaldía en Catalunya.

A las puertas de un fuerte crecimiento de Aliança

Pero a nadie se le escapa que éste es un mapa irreal en estos momentos. Y todas las encuestas prevén un fuerte crecimiento de Aliança Catalana, con la irrupción en muchos consistorios catalanes, en las próximas elecciones municipales de 2027. Y con un crecimiento exponencial en el Parlament en el que la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) le da un subidón desde dos diputados a diez, con una horquilla de entre 8 y 10 escaños. El CEO apunta a que Vox no se movería de su actual zona electoral de 11 diputados, obteniendo una franja de entre diez y 12 escaños. La transferencia de votos indica que el principal afectado por el crecimiento de Aliança Catalana es Junts, que pasaría de los 35 diputados actuales a una horquilla de entre 27 y 29 escaños.

En cuanto a la relación electoral entre Vox y Aliança, el electorado de Silvia Orriols comparte con el de Santiago Abascal una profunda masculinización. El 71% de los potenciales votantes de Aliança son hombres, la mayor proporción entre todos los partidos políticos y Vox le sigue con el 68%. En cambio, sí existe un gran cambio entre los dos partidos respecto a la edad de los votantes. Mientras Vox acapara hasta el 30% de los votos de hombres jóvenes de entre 18 y 24 años, Aliança Catalana triunfa especialmente entre los hombres de entre 35 y 64 años.

Según el director del CEO, Joan Rodríguez Teruel, la encuesta proyecta "mucha estabilidad" y "un nivel de fidelidad elevado" a nivel electoral en Catalunya, a excepción de Junts y Aliança Catalana, fuerzas entre las que se detecta el principal trasvase de votos: alrededor del 10% de antiguos votantes de Carles Puigdemont. Según la encuesta, un 46% de los votantes de Orriols tiene como segunda opción de voto a Puigdemont. En cambio, la frontera entre Vox y Alianza es mucho más difusa. Sólo un 8% de votantes de Aliança tienen como segunda fuerza a Vox. Y al revés un 6%. La primera opción favorita de los votantes de Vox como segunda opción es el PP con un 48%.

Sólo un 8% de votantes de Aliança tienen como segunda fuerza a Vox

El factor territorial también es un gran diferencial entre Vox y Aliança Catalana que aleja a los dos partidos de extrema derecha de la competición directa en Catalunya. Mientras el voto de Vox se concentra mayoritariamente en el entorno de las áreas metropolitanas, en especial la de Barcelona y la de Tarragona, Aliança Catalana tiene ahora mismo el epicentro en un municipio del interior de Catalunya como es Ripoll y prevé crecer en torno a la llamada Catalunya del Eix Transversal, la carretera que une las comarcas de Lleida con las de Girona, cruzando el país por la Catalunya Central. Dos zonas donde la realidad lingüística es también muy diferente, con predominio del castellano en la zona urbana y del catalán en la interior.

Vox aplaude el debilitamiento del independentismo

Como puede verse, el crecimiento de Aliança Catalana no afecta en exceso a la derecha españolista, y en Vox lo tienen claro: "Celebramos el ascenso de Aliança Catalana porque está poniendo en el centro con más fuerza el debate sobre la migración ilegal y la pérdida de identidad", asegura el secretario general a nivel estatal del partido de Santiago Abascal y líder del partido en Catalunya, Ignacio Garriga. El dirigente de Vox no descarta posibles acuerdos con Aliança, pese a ser un partido independentista, y justifica algunas coincidencias en las votaciones del Parlament con el partido de Orriols, junto al PP. Garriga asegura que desde Vox están intentando construir "una alternativa" en Catalunya y, por eso, hay "puntos de coincidencia" en algunas votaciones "si benefician al bienestar de los catalanes". De hecho, si no ha habido más votaciones conjuntas se debe a que muchas de las propuestas que presenta Vox en el Parlament están redactadas en castellano. Fuentes de Aliança Catalana reconocen que si el mismo texto que presenta Vox, especialmente aquellas iniciativas relacionadas con la migración y la seguridad, estuviera redactado en catalán, podrían votar a favor perfectamente.

Pero también existe un provecho táctico para Vox en este crecimiento de Aliança en cuanto a su cruzada españolista y contra el independentismo. Garriga aplaude que el crecimiento de Aliança que pronostican las encuestas implique "una clara fuga de votos de Junts" y que, por tanto, "dificulte los pactos" en el independentismo. Es decir, Vox considera Aliança Catalana un elemento divisorio dentro del independentismo, que por un lado debilita a partidos centrales como Junts y por otro será un impedimento para futuros acuerdos, ya que ni ERC ni la CUP están dispuestas a participar en ningún acuerdo que incluya a la extrema derecha independentista.

En Junts hay un debate muy tenso al respecto entre los sectores más conservadores del partido y los más socialdemócratas. Las declaraciones del expresident de la Generalitat, Artur Mas, admitiendo que Junts y Aliança deberían llegar a algunos pactos ya supuso un debate interno en Junts, y generó un gran malestar en la dirección que desautorizó a Mas. En definitiva, Vox considera que el crecimiento de Aliança debilita el independentismo y evita que pueda recuperar la mayoría absoluta en el Parlament que Junts, ERC y la CUP han mantenido durante casi una década, desde 2015 hasta 2024.

Muchas coincidencias ideológicas salvo la nación

Por su parte, desde Aliança Catalana son reacios a hablar de Vox. Pero su líder, Silvia Orriols, manifiesta algunas coincidencias con el programa tradicional de la extrema derecha españolista. En temas de migración, la coincidencia con Vox es total respecto a la necesidad de expulsar a los recién llegados y plantear la falsa teoría del reemplazo. Pero también en otros temas hay un punto de acuerdo. Por ejemplo: "Creo que en la escuela debe enseñarse y no adoctrinar, y hace demasiados años que se adoctrina", asegura Orriols en las entrevistas realizadas, enlazando con el llamado pin parental de Vox. O respecto a los acuerdos internacionales para el medio ambiente como el de París, Orriols opina que "lo que hay que hacer es priorizar los intereses de los europeos, porque somos el continente que menos contamina y no sé por qué debemos flagelarnos constantemente".

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Albert Aragonès

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Aunque desde Vox se recuerda que la franja de disputa electoral con Aliança Catalana es menor, algunos miembros del partido reconocen que habrá que afinar más en las propuestas al no tener el monopolio del discurso de extrema derecha. "Nosotros tenemos un voto no independentista y nuestro principal rival es el PP, no Aliança Catalana, pero habrá que analizar "la nueva situación", aseguran fuentes de Vox. 

Por su parte, en Aliança Catalana también se muestran convencidos de que su gran disputa electoral es con Junts y se preparan para una fuerte competición con los de Carles Puigdemont, especialmente en un gran número de municipios de la Catalunya interior, las comarcas de Girona y las Centrales. Aunque una fuente del partido se muestra convencida de que "algunas fuerzas de izquierdas como ERC y la CUP también pueden tener una sorpresa, porque no están leyendo bien el problema que genera la inmigración".

Habrá que esperar si se cumplen los augurios, pero todo apunta -según los sondeos- a un empate técnico en Catalunya entre las dos extremas derechas en el futuro Parlament de Catalunya, que provocará un pulso por el liderazgo en las posiciones ultras, pero también una preocupante pinza de más de 20 diputados, de los 135 que tiene la cámara catalana.