Este artículo se publicó hace 2 años.
El PP acusa Sánchez de "comprar su futuro" con los Presupuestos y pide al Congreso que los tumbe
María Jesús Montero ha puesto al PP frente al espejo al recordarle que otras comunidades gobernadas por los populares han incrementado el gasto mucho más que lo contemplado en las cuentas públicas del Gobierno de coalición.
Madrid-Actualizado a
"Ni son sociales, ni son eficientes. Son simple y llanamente sanchistas". Así se ha referido la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, a los Presupuestos Generales del Estado para 2023 que el Parlamento debate este miércoles. Gamarra ha repetido el discurso que sale de Génova en los últimos días y asegura que las cuentas públicas presentadas por el Gobierno son un "salvavidas" para "comprar el presente y el futuro de Pedro Sánchez".
La número dos de Feijóo pidió que el Gobierno retire el proyecto presupuestario o que la Cámara lo tumbe, algo que no tiene visos de ocurrir porque previsiblemente el Congreso rechazará las siete enmiendas a la totalidad, entre ellas la del PP, en la votación de este jueves. "Cualquier gobierno retiraría ahora mismo unos presupuestos que ni ellos mismos se creen, unos presupuestos que no están a la altura de España", dijo Gamarra desde la tribuna del hemiciclo.
Según la portavoz del PP, que no escatimó en ataques, son unas cuentas "de cartón piedra", que están "invalidados" y que suponen un "juego de trileros". "Estamos a tiempo de cambiar el rumo y por lo mejor es que estos presupuestos el Congreso se lo devuelva al Congreso y traiga algo en condiciones", zanjó la líder popular levantando a los suyos de sus asientos en aplausos.
En su réplica, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, encargada de defender las cuentas públicas entre este miércoles y jueves desde la tribuna, no ha dudado en despejar con datos y comparativas cada uno de los balones que la portavoz popular remató previamente en su intervención. Ante las críticas de los conservadores a los dos escenarios económicos enviados a Bruselas por el Gobierno "en un ejercicio de transparencia", Montero ha explicado que el primero, el entregado al Congreso, "fija una senda estructural del gasto contemplado en los Presupuestos", mientras que el segundo determina la senda del gasto que se va a producir en los próximos meses con las nuevas prórrogas de medidas anticrisis.
También, la titular de Hacienda ha afeado que la derecha pida la devolución de los Presupuestos porque, a su entender, dan "estabilidad política y arman consensos" —"ustedes no se entienden con nadie más que con la ultraderecha—. También, otorgan "estabilidad económica" y demuestran que puede haber un "crecimiento compartido y una salida progresista de la crisis". En este contexto, le ha afeado el "austericidio" emprendido por el primer Gobierno de Mariano Rajoy para paliar los efectos de la crisis de 2008: "Él prefirió cargar la crisis en la clase media y trabajadora, con los recortes y el debilitamiento de los servicios públicos".
Sobre las críticas de "despilfarro" y de "electoralistas", Montero le ha reprochado que el gasto contemplado en las cuentas del próximo curso solo sube un 1,1% (si se excluyen los fondos europeos, un 1,9%), una cifra que "no llega ni al 2%", mientras que la Comunidad de Madrid lo ha elevado al 11% y la Xunta de Galicia al 8% (ambos gobernados por el PP). "¿Eso también es electoralista?", ha espetado en una amplia primera respuesta que se ha prolongado durante una hora.
Las cuentas como vacuna contra la "antipolítica"
El portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, también ha cargado contra las cuentas por ser "esencialmente sanchistas" y "anteponer sus intereses" a los del país. En la línea negacionista de la formación de extrema derecha, el diputado ha vuelto a deslegitimar las políticas de igualdad, limitándolas a una "red de chiringuitos". Y también ha criticado el gasto reservado a Memoria histórica, por "dividir a los españoles", y de acogida a la migración, por "promover el efecto llamada".
En su réplica al dirigente ultra, María Jesús Montero, ha reprochado su lenguaje "guerracivilista" y ha justificado precisamente que el gasto récord es una inyección de recursos para consolidar el Estado de bienestar, proteger a la mayoría social y servir de vacuna contra la "antipolítica".
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