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El PP andaluz juega la carta de la centralidad con el objetivo de convertir Andalucía en su feudo

Vox presiona a Juanma Moreno para que adelante las elecciones en la autonomía más poblada y de mayor presupuesto.

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, en el Parlamento (Fotografía de archivo).
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, en el Parlamento (Fotografía de archivo). María José López - Europa Press

El gran objetivo de Juanma Moreno y del PP andaluz, según las fuentes consultadas por Público, es aprovechar la ventana que se abrió de manera inesperada en diciembre de 2018 y consolidar el proyecto de la derecha en Andalucía, un feudo socialista durante 37 años. Si en otros momentos, esto sonaba extraño, esta vez podría suceder.

Las elecciones se acercan ya, si Vox le da un nuevo presupuesto al Gobierno de coalición de PP y Ciudadanos. Serán el 27 de noviembre de 2022, como ha dicho el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo; y si la ultraderecha opta por forzar la mano y tratar de ocupar cuanto antes, con el viento de cola de las elecciones en Madrid, el lugar de Ciudadanos en la mesa en la que se deciden las cosas, ahí están abiertas las cábalas: una posibilidad de la que habla mucha gente es el final de la primavera de 2022, a lo largo del mes mayo o incluso principios de junio.

Sin embargo, la fecha está en manos de una sola persona, el presidente de la Junta de Andalucía.

En el PP aseguran que no hay prisas, que las encuestas les dan bien, que José Félix Tezanos no es fiable y que el crecimiento de la marca en Andalucía en estos años de Gobierno de Moreno es sostenido. Esta, la de crecer, es una de las claves relevantes que explican la aparente tranquilidad con la que el PP afronta la presión de Vox y que Moreno considere que aún no es el momento idóneo de ir a las urnas.

Al presidente, según afirma una y otra vez, le gustaría llevar la legislatura hasta el final, porque eso, "la estabilidad", le da votos a su partido, y casa con esa imagen que cultiva de garante del sosiego, de hombre moderado y comprensivo, capaz de embridar a Vox, alejado del maridaje de Isabel Díaz Ayuso con la ultraderecha (aunque sus políticas sean las que son).

También hay razones de peso, consideran en el PP, para aprobar un nuevo presupuesto, más allá de apuntalar la imagen de solidez presidencial que Moreno busca en cada intervención y en cada presencia pública: es el momento de la recuperación, tras atisbar el fin de la crisis causada por la pandemia y se lanzaría un mensaje a inversores y mercados de que las políticas de alfombra roja a los empresarios iniciada por el PP y Ciudadanos va a proseguir un año más.

Si Moreno tiene que convocar elecciones porque se quede sin Vox, el socio que lo ha acompañado estos tres años, lo hará en el mejor momento para los intereses del PP. Los conservadores andaluces saben de sobra que para las aspiraciones de Pablo Casado, el resultado andaluz va a resultar clave. Moreno y su mano derecha en el Gobierno, Elías Bendodo, vienen del PP de Málaga, un partido que ha sabido convertir aquella provincia en un feudo conservador.

Lo han hecho con una idea básica, jugar las cartas de la centralidad política y del centro y desde ahí moverse. Por ejemplo, la mayor exhumación de represaliados del franquismo en España se ha hecho en Málaga con financiación, compartida con la Junta y el Gobierno, del Ayuntamiento, donde gobierna el PP desde 1995.

Y esto es lo que intentan en Andalucía. Moreno está convencido de que en el centro es "donde están las mayorías sociales y políticas del país" y así lo ha expresado en alguna ocasión: "Uno tiene a veces que poner un pie un poquito más a la derecha y a veces un poquito más a la izquierda. Lo que no se debe dejar nunca es de tener un pie en el centro, para generar proyectos de mayorías, que se hacen siempre desde posiciones equilibradas y centradas".

Esa es la idea de fondo, lo que impulsa su actividad política: darle la vuelta como un calcetín a la realidad sociológica y política de la Comunidad más poblada y la que tiene el mayor presupuesto de todas. El PP sabe de sobra, después de 37 años perdiendo, que Andalucía es una comunidad con una sensibilidad diferente, más solidaria que otras, y no quiere que Vox los saque del carril. Un pie fuera del centro, sí. Los dos, no.

Ciudadanos y Vox

Al PP andaluz, aun cuando su objetivo natural es gobernar en solitario, no le importaría repetir un pacto con el Ciudadanos que dirige Juan Marín. Es un socio leal y cómodo para Moreno.

Sin embargo, su relación con Vox no es ideal, aun siendo muy buena, no en vano han firmado varios acuerdos de relevancia y la ultraderecha ha apoyado todos los cambios legislativos acometidos vía decreto antes y, sobre todo, durante la pandemia, algunos de ellos, profundos, en educación, igualdad y urbanismo. 

Esta es la gran cuestión para el PP y para Andalucía. ¿Cómo se va a relacionar con Vox nos si Ciudadanos se hunde? ¿Le penalizarán sus acuerdos con la ultraderecha en el feudo tradicional del PSOE? ¿Logrará Moreno repetir por segunda vez una mayoría de derechas? Para saber la respuesta, solo hay que esperar.

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