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Pujol no regularizó su fortuna para no dañar su imagen política: tenía un origen ‘ilegal’

Revela el nombre de su gestor en Andorra. Es el difunto Delfí Mateu, acusado en el 'caso Banca Catalana'. El expresident justifica el origen del dinero a partir de un supuesto manuscrito de su padre, que no aporta al juzgado.

Jordi Pujol abandona el juzgado tras declarar durante más de dos horas sobre el origen de su fortuna

PÚBLICO/ AGENCIAS

Delfí Mateu i Sayos, un alto directivo de Banca Catalana ya fallecido, era su hombre de confianza y de su padre; la persona que multiplicó el dinero con la ayuda de operaciones de divisas mientras él se dedicaba a la política. Realizó operaciones que entonces eran “ilegales”, ha reconocido el expresident Jordi Pujol. Optó por no regularizar su situación ante Hacienda por miedo a la situación política.

El expresident citó este martes ante la juez instructora un supuesto documento manuscrito de su padre en que le expresa la voluntad sobre el legado que dejó a su familia, pero no lo aportó ni presentó ninguna documentación al respecto. El juzgado le ha requerido que aporte dicho manuscrito.

A preguntas de la juez y del fiscal, Pujol reiteró que los fondos ocultos en el extranjero sin regularizar más de 30 años provinieron del legado del padre, Florenci Pujol, como ya había dicho en su carta de confesión pública y después ante el Parlament catalán.

Sin que nadie en la sala le preguntase por ello, Pujol aseguró por propia iniciativa que los fondos ocultados en el extranjero no provienen de la corrupción ni del "erario público" e insistió en que se corresponde con ese legado que el padre dejó a su esposa, Marta Ferrusola, y a sus hijos, pero no a él por miedo de su actividad política.

No consta más documentación que el manuscrito, porque el padre hizo la fortuna en su momento de forma "ilegal" con el cambio de divisas. La persona de su confianza que movió el dinero en estos años en Andorra es Delfí Mateu, ya fallecido.

Mateu fue uno de los 25 altos directivos de Banca Catalana que fueron acusados por la Fiscalía en el año 1984 por una supuesta apropiación indebida de 20.000 millones de pesetas en perjuicio de los accionistas. El caso fue archivado por la Audiencia de Barcelona. Entre los acusados estaba también Jordi Pujol quien, junto a su padre, familiares y amigos transformó en 1958 la pequeña Banca Dorca, de Olot (Gerona), en Banca Catalana.

Siempre según su versión, ese supuesto manuscrito de su padre se dirige a su mujer y expresa la voluntad de Florenci Pujol sobre cómo distribuir el legado entre los hijos del expresidente de la Generalitat; sin embargo, tampoco Marta Ferrusola presentó ningún documento y además se negó a declarar ante la juez.

Esa supuesta herencia de su padre ascendía en 1980 a 140 millones de pesetas, que se multiplicó hasta los 500 millones en la actualidad, según él, gracias a inversiones financieras que la familia ha hecho en Andorra, donde estuvo gestionado por esta tercera persona: tampoco sobre esto presentó documentación ni extractos bancarios sobre esto.


Los hijos del expresidente se enteraron del legado millonario en 1992 y durante unos años se encargó de gestionarlo el primogénito del matrimonio, Jordi Pujol Ferrusola, siempre según la versión que el político ha dado a la juez. Su padre no lo hizo constar en el testamento precisamente por su origen ilícito.

Pujol insistió en que decidieron no regularizar esos fondos durante más de 30 años por el miedo a la situación política, y a este respecto incluso aludió a la época en que el expresidente estuvo en prisión por su oposición a la dictadura franquista.

A preguntas de la titular del Juzgado de Instrucción 31 de Barcelona, Beatriz Balfagón, y del fiscal Alejandro Luzón -se negó a contestar a la acusación popular, ejercida por Manos Limpias- Pujol aseguró que no sabe si su padre tuvo el dinero en otros paraísos fiscales antes de estar en Andorra y ha dicho también que él que no tiene dinero en otros países.

El presidente declaró la mayor parte del tiempo en catalán y con un traductor porque el fiscal es de Madrid, aunque ya al final del interrogatorio se ha pasado al castellano.

También declararon, imputados por presunto fraude fiscal y blanqueo igual que el matrimonio, sus tres hijos Pere, Marta y Mireia, que durante unas dos horas en conjunto han corroborado la versión de su padre sobre el legado millonario.

La exnovia, entre los pasillos

Los hijos del matrimonio salieron de la sala pasadas las 15 horas de la tarde, todos por la misma puerta y se separaron mientras trataban de esquivar a los periodistas agolpados en las puertas del juzgado; sus padres también se negaron a atender a la prensa.

En la Ciudad de la Justicia apreció por sorpresa Maria Victoria Álvarez, expareja de Jordi Pujol Ferrusola, -que no está imputado en esta causa- y ha estado acompañado a las puertas de la sala del secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad.

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