Este artículo se publicó hace 15 años.
Rajoy se erige como garantía dela moderación que exige Catalunya
El PP se presenta como vía de desalojo del «radicalismo» pese a pedir un retroceso con el catalán
Puesta de largo. No faltó nadie. Bien, quizás sólo se echó de menos a Esperanza Aguirre. Pero allí estaban los barones del PP para ungir como candidata en Catalunya, plaza dura de los conservadores, a Alicia Sánchez Camacho. Y la voluntariosa y versátil cabeza de cartel y el presidente del PP Mariano Rajoy se esforzaron por ofrecer, ante unos 1.500 militantes, su alternativa como moderada. Una virtud que, según ellos, reclaman los catalanes para salir del bucle identitario en el que la ha metido un tripartito liderado por el PSC pero condicionado por ERC y la deriva de CiU.
Rajoy contrapuso "moderación" a los "excesos del radicalismo". No se refirió a la consulta soberanista de Arenys de Munt y a las que vendrán (se lo dejó a Sánchez Camacho) pero sí a dos asuntos que han sangrado al PP en Catalunya: el Estatut y la lengua.
La plana mayor arropa a Sánchez Camacho en su puesta de largo
Sobre el último sostuvo que estar "a favor" de las lenguas es estarlo "de la libertad" para elegir si tus hijos deben escolarizarse en catalán. "Tan enemigos de las lenguas son los que la prohiben como los que las imponen", zanjó equiparando la política lingüística de Franco y la de la Generalitat. Camacho afirmó que debe revisarse el modelo educativo del último cuarto de siglo, que tiene el catalán como vehicular y agrada al resto de partidos.
La España plural y el caminoEn el Estatut sí exhibió el PP una posición algo más matizada. La candidata llegó a proclamar que Catalunya tiene "el mejor autogobierno en 30 años dentro de una España rica y plural". Una vez más, la derecha española parece empezar a andar su largo camino para acabar asumiendo como propio algo que no ha votado. Ya le pasó con la Constitución y con el Estatut de 1979.
Rajoy y la candidata apoyan la tarea del TC pero rebajan el tono con el Estatut
En todo caso, Rajoy rechazó las críticas recibidas por llevarlo al Tribunal Constitucional. A la espera de la sentencia aseguró que "respetará" lo que digan los diez jueces que preparan el fallo aunque "no guste".
Y ante los que, en Catalunya, deslegitiman al TC por su politización y sacralizan la voluntad popular expresada en referéndum afirmó que la situación es "legal y legítima", puesto que no se hace nada que no marque una Constitución votada por todos en las Cortes. "Si no somos leales y respetamos las reglas, liquidamos la convivencia", advirtió.
Después de que Camacho se ofreciera al electorado de CiU, "huérfano" por su "rupturismo", Rajoy aseguró que sin el PP "no será posible" el cambio en Catalunya tras seis años de gobiernos de la izquierda.
Presentó, por tanto, a su partido como instrumento eficaz y clave para derribar al tripartito y centrar a CiU. Pasados 15 meses del convulso congreso que eligió a Camacho presidenta regional, el líder del PP pidió a los suyos "unidad" porque, aseguró, todo irá "mejor" de lo que piensan.
Jugando a ser Hugo ChávezEso en lo referido a Catalunya, porque Rajoy no pasó por alto la ocasión para arremeter contra la política económica de un Zapatero que "juega a ser Chávez y a hacer peronismo". Él prometió menos gastos, menos impuestos y apoyo a los emprendedores.
Tras oír actuar a los Navajita Plateá y ver un vídeo dulzón de la candidata, Francisco Camps, Javier Arenas, Dolores de Cospedal o Alberto Núñez Feijóo aplaudían discursos llenos de lamentos por lo difícil que es Catalunya para el PP.
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