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Rajoy sale indemne en su segundo "coñazo" de desfile como presidente

Los abucheos que se hicieron habituales contra Zapatero no se repiten con el presidente del PP. El príncipe, vestido de teniente coronel, presidió solo con Letizia la parada militar más barata. Como heredero y no rey titular, tuvo m

ANDRÉS MUÑIZ

Pese a considerar estos actos un 'coñazo', Mariano Rajoy no parece despetar las iras de los asistentes a desfiles militares como lo hacía su antecesor socialista José Luis Rodríguez Zapatero. En su segunda presencia como presidente del Gobierno en la parada castrense con motivo del Día de la Fiesta Nacional, la llegada de Rajoy a la Plaza de Neptuno --centro del acto-- fue recibida con indiferencia y silencio al ser anunciada por los altavoces, e incluso se escucharon tímidos aplausos procedentes de las tribunas de autoridades.

El desfile fue presidido por primera vez por el príncipe Felipe, por la convalecencia de su padre tras la nueva operación de cadera. El heredero, que sí fue aplaudido, aunque escasos segundos, acudió vestido de teniente coronel del Ejército de Tierra y estuvo acompañado en la primera fila de la tribuna principal sólo por su esposa, Letizia Ortiz, aunque en segunda fila estaban, entre otros, el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno.

El palco real no ha parado de sufrir bajas de miembros de la familia real desde el año 2007, cuando dejó de acudir Jaime de Marichalar al separarse de la infanta Elena. El año pasado, dejaron de estar invitadas al palco la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin, tras la imputación de éste en el 'caso Nóos', y de paso se situó también en otra tribuna a Elena. En esta ocasión, no han estado el rey, por enfermedad, y la reina, por los problemas de protocolo que podía generar su presencia simultánea con su hijo menor presidiendo la ceremonia.

En cuanto a la falta de emoción generada por Rajoy en el público asistente, dado a pitar y abuchear a su predecesor, el actual presidente del Gobierno se ha aprovechado del dispositivo de seguridad que diseñó en 2011 la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, que aisló en la plaza de Neptuno los palcos principales y la tribuna de prensa, colocando al público a cientos de metros de distancia.

Cualquier abucheo o pitada, de producirse, llegaría muy amortiguada a esa zona, como de hecho ocurrió en 2011. Los periodistas están colocados delante de la fuente de Neptuno, que no para de manar agua, lo que hace aún más complicado escuchar efusiones del muy distante público asistente.

Al desfile acudió el Gobierno en pleno salvo Luis de Guindos, que por segundo año consecutivo logró librarse del 'coñazo' de desfile, según la definición que hizo de este acto Mariano Rajoy en una conversación privada con Javier Arenas que fue captada por un micrófono abierto sin que él lo supiese.

Entre los presidentes autonomicos, faltaron a la cita el catalán, Artur Mas, y el vasco, Iñigo Urkullu, junto a otros como el de Valencia, Alberto Fabra, representado por el presidente de las Cortes de esa comunidad, Juan Cotino. Las empresas de este último están siendo investigadas doblemente en la Audiencia Nacional, como donantes del PP según los 'papeles de Bárcenas', y como receptores de créditos sospechosos de Bancaja.

Tampoco faltó a la cita el marido de María Dolores de Cospedal, el empresario Ignacio López del Hierro, también en el ojo de la justicia por el dinero que cobraba de Lieberbank y como donante de los 'papeles de Bárcenas', por lo que IU se ha querellado contra él.

El desfile en sí mismo fue, con 823.000 euros de presupuesto, el más barato de los últimos años debido a los recortes, al no participar ni tanques ni cazabombarderos ni tampoco el paracaidista que se lanzaba al centro del acto portando una bandera de España. Los únicos aviones participantes fueron los de la patrulla acrobática 'Aguila', del Ejército del Aire, que sobrevolaron el desfile dibujando con humo una bandera española en el aire.

Sí desfilaron unidades de la Legión y Regulares, espectulares por su rapidez --las primeras-- y su lentitud --las segundoas--, y la Guardia Civil a caballo, que suelen ser las más aplaudidas. A los primeros les acompañó como mascota un macho cabrío --en esta ocasión no era cabra--, mientras que a la Unidad Militar de Emergencias lo hicieron tres perros especializados en rescates.

El príncipe presidió el acto pero, como hederero y no rey titular, tuvo menos prerrogativas: el himno nacional que se interpretó fue más breve; le dispararon 19 salvas en vez de 21; y los soldados que portaban las banderas de las unidades no inclinaron la cabeza ante él, aunque sí le saludaron con la mano.

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