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Las relaciones bilaterales con Argelia, la asignatura pendiente del ministro Albares

El ministro de Exteriores no ha querido confrontar y sigue alabando las relaciones con los argelinos pese a las declaraciones de sus mandatarios. "Es un socio sólido y fiable con el queremos tener las mejores relaciones", destacan en Moncloa. El embajador argelino fue llamado a consultas hace más de un mes tras el cambio de posición del Gobierno español respecto al Sáhara Occidental.

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El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, durante su intervención en la sesión de control del Senado, este martes en Madrid. — Zipi / EFE

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El pasado 18 de marzo se hizo pública la noticia de una carta enviada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al rey de Marruecos, Mohamed VI. En ella se establecían las bases para un nuevo marco de relaciones bilaterales con el país vecino. Destacaba el reconocimiento de España al plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental como "la base más realista y creíble". Un hecho que levantó un terremoto político entre el resto de fuerzas políticas, con los socios del Ejecutivo de Unidas Podemos a la cabeza. Pero también provocó un malestar en Argelia que dura hasta hoy. Diferentes mandatarios de aquel país así lo han dejado patente en varias ocasiones. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, no ha querido confrontar y sigue alabando las relaciones con los argelinos. 

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Pero en lo concreto hay un hecho innegable: Argelia no cuenta con embajador en nuestro país. Lo llamó a consultas un día después de conocerse la carta de Sánchez al rey marroquí. La nota oficial explicaba que el Ministerio de Exteriores argelino se había visto "muy sorprendido" por el apoyo de España al proyecto de autonomía de Marruecos para el Sáhara, por lo que decidió llamar su embajador en Madrid "para consultas con efecto inmediato".

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Los argelinos son tradicionalmente aliados del Frente Polisario y de la causa saharaui. No en vano, acogen en su territorio a miles de refugiados que se instalaron hace 45 años en los campamentos de Tinduf. A su vez, la tensión y enemistad con Marruecos es histórica. 

Fuentes de Moncloa destacaron en aquellas horas que se había informado previamente de la comunicación con Marruecos al país argelino. Algo que desmintieron poco después desde allí. Públicamente, el Gobierno de Sánchez dejó ya de mantener esa información previa pero seguían señalando que Argelia era un socio estratégico y fiable para nuestro país. 

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"La diplomacia requiere discreción", repiten en Moncloa al ser preguntados sobre cualquier asunto relacionado con las relaciones bilaterales con Argelia. En ese sentido, destacan que hay que ser cuidadosos con las declaraciones públicas. Esa es la línea que mantiene Albares. En este sentido se pronunció esta pasada semana al respecto: "Lo he dicho muchas veces pero lo vuelvo a repetir: Argelia es un socio sólido y fiable con el queremos tener las mejores relaciones". 

Estas últimas declaraciones de Albares llegan tras unos días de cierto revuelo en el país argelino. En primer lugar, el pasado día 24, el presidente argelino, Abdelmayid Tebune, criticaba en televisión a Sánchez. "Lo que ha hecho España es inaceptable, éticamente e históricamente", declaró sobre "su responsabilidad, que perdura en el Sáhara Occidental ante la legalidad internacional".

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El malestar de Argelia con las posiciones de Sánchez ya había quedado patente en otras ocasiones, pero nunca de forma tan rotunda y en boca de su máximo dirigente. El enviado especial de la presidencia argelina para el Sáhara Occidental y los países del Magreb, Amar Belani, había señalado días antes que esperaba "aclaraciones francas" de España. Argelia ha reclamado estas explicaciones "para reconstruir una confianza gravemente dañada" tras la carta de Sánchez a Mohamed VI. 

Para rizar más el rizo, un titular en prensa de unas palabras de Albares desató nuevamente las críticas de Argelia. Desde Argelia interpretaron que el ministro había destacado que la polémica sobre el Sáhara era "estéril" cuando a lo que se refería era a "no alimentar polémica estériles". Belani entonces volvió a criticar al Gobierno español ya que a su juicio las palabras "lamentables e inaceptables" de Albares "seguramente no contribuirán a una rápida normalización de las relaciones bilaterales". 

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El gas y las garantías

En el fondo de la cuestión, más allá de las relaciones diplomáticas propiamente dichas, está el tema del gas. Argelia ha sido hasta el momento uno de los principales surtidores de España. La posición geográfica de nuestro país hace aún más relevante este asunto. Durante los primeros días tras la carta de Sánchez a Mohamed VI, la pregunta sobre la garantía del suministro de gas se convirtió en habitual. 

El presidente de la empresa pública argelina Sonatrach advirtió entonces de la posibilidad de "recalcular" el precio del suministro de gas a España. Pero desde Moncloa apuntaban a que realmente lo que ocurría es que tocaba justo en estas fechas revisar los contratos firmados. Es decir, que esa posible subida se desligaba de las decisiones tomadas por el Gobierno respecto al Sáhara Occidental. 

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En todo caso, como publicó este medio, España prioriza ya el suministro de gas de EEUU ante la crisis con Argelia por el Sáhara y la guerra en Ucrania. Y, en paralelo, países como Italia se mueven para reforzar su cooperación en materia energética con el país argelino. En todo caso, desde Argelia, según señaló en la citada entrevista el presidente Tebune, el gas está garantizado. "Para tranquilizar a nuestros amigos españoles, al pueblo español: Argelia jamás se deshará de sus compromisos en el suministro de gas a España, cualquiera que sean las circunstancias".

Esa garantía es la que ponen en valor desde Moncloa, según manifestó también el propio Albares esta semana. Sin embargo, a finales de esta semana se conoció una nueva polémica en esta materia. El miércoles, el Ministerio de Energía argelino emitía un comunicado en el que advertía de que podría rescindir el contrato de suministro de gas con España si el Gobierno desviaba una parte a Marruecos. La advertencia argelina se producía después de que el Ejecutivo informara a Argel de su intención de reabrir el gasoducto Magreb-Europa para poder transportar por esa vía el gas que Rabat compre en los mercados internacionales.

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Desde el Ministerio de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera se apresuraron en desmentir que fuera a llegar gas argelino a su país vecino. Ribera fue tajante este jueves al decir que "ni una sola molécula del gas" que se envíe a Rabat se podrá "imputar a Argelia". Pero fuentes del mercado energético explicaban a Público esta semana que actualmente existen grandes dificultades para distinguir la procedencia exacta del gas que pueda llegar a Marruecos, pues la red de gas no separa por origen.

En todo caso, la empresa Enagás ya está trabajando en un procedimiento de certificación de origen, bajo las indicaciones del Ministerio para asegurar la transparencia de los envíos. Albares aseguró esta semana que seguía habiendo interlocución con el Gobierno de Argelia. Pero no hay más detalles. "La diplomacia requiere discreción", insisten en Moncloa. 

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