Público
Público

Las responsabilidades políticas El pasado que tumba al Gobierno de Sánchez

Dirigentes del PSOE alegan que los dos ministros dimitidos y los dos cuestionados no lo han sido por su gestión, sino por actuaciones que ahora se censuran cuando, incluso algunos de ellos, ni estaban en política. Sánchez mantiene a Delgado y Duque, pero no bajará el nivel de exigencia en cuanto a comportamientos y conductas si aparecen nuevas revelaciones.

La ministra de Justicia, Dolores Delgado, en el Congreso de los Diputados. / Europa Press

El flamante Gobierno formado por Pedro Sánchez, que causó sorpresa y aplauso generalizado, se ha tornado en el lastre más grave que está teniendo que afrontar el presidente del Ejecutivo desde que llegó a La Moncloa, con polémicas casi diarias que salpican a miembros de su Gabinete.

Lo más llamativo, y es de lo que se queja algún dirigente del PSOE, es que en todos los casos en que se han visto implicados ministros no lo han sido por su gestión al frente de sus respectivos departamentos —tal vez, a excepción de la ministra Dolores Delgado, reprobada por las contradicciones en la defensa judicial del juez Llanera—, sino por cuestiones pasadas y, en algunos casos, cuando ni siquiera estaban en la vida política.

En el caso del ex ministro de Cultura, Màxim Huerta, no hubo tiempo ni de valorar su gestión, ya que al conocerse que fue condenado en los años 2006, 2007 y 2008 por fraude fiscal durante su etapa profesional como periodista y escritor, dimitió en apenas 24 horas tras estallar el escándalo.

Más llamativo es el caso de la ex ministra de Sanidad, Carmen Montón, que estaba siendo la estrella emergente del Gobierno y una de las ministras más activas del Ejecutivo de Sánchez. De hecho, Montón había recuperado la sanidad universal con gran acuerdo, presentó un ambicioso anteproyecto de ley contra la violencia infantil, y quería impulsar distintas iniciativas en torno a la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Sin embargo, cuando se supo de las presuntas irregularidades que rodeaban la obtención de un máster sobre políticas de Igualdad en 2011 y, sobre todo, cuando se supo que había plagiado parte del trabajo final para la obtención del título, su prometedora carrera política tocó a su fin.

También está siendo cuestionada ahora la continuidad de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por unas grabaciones de una comida privada con el comisario José Manuel Villarejo en el año 2009. La ministra, que fue visa con agrado por  parte de la carrera judicial  tras el paso por este ministerio de Rafael Catalá, tenía y todavía tiene en cartera bastantes proyectos novedosos como formar a todos los operadores jurídicos en materia de Igualdad, o reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal con perspectiva de género. Ahora, tras lo conocido en aquella conversación informal y grabada sin su consentimiento, se duda hasta de su compromiso con la igualdad y se le tacha de homófoba por haberse referido al ministro de Justicia, Fernando Grande Marlasca, como "maricón".

Y otro tanto de lo mismo ocurre con el ministro de Ciencia, Pedro Duque, a quien la creación de una sociedad para inscribir sus dos viviendas hecha en 2005, ha borrado de un plumazo su áurea de astronauta y de ministro más valorado.

Es decir, todos los casos han saltado por hechos acontecidos hace casi un década o más, sin que nada tengan que ver con su labor el Gobierno durante los casi cuatro meses que llevan formando parte del Ejecutivo.

Para la oposición e, incluso, para algunos dirigentes del PSOE no hay que pasar ni una. El grado de exigencia de la sociedad en cuanto a la honestidad, transparencia y principios que debe tener la clase política es ahora muy alto, tras años conociéndose tropelías, aunque de mayor gravedad que las ahora mencionadas. Y, además, no paran de recordar que el alto grado de exigencia lo ha ido marcando el propio presidente del Gobierno en su etapa como secretario general del PSOE.

Quienes así piensan ven lógicas las dos dimisiones y quieren que se produzcan las otras dos: "¿O es que son normales en la sociedad las condenas por defraudar más de 200.000 euros, los plagios en los trabajos de fin de máster, las comidas con presuntos delincuentes o crear sociedades para intentar pagar menos impuestos?" se pregunta un veterano dirigente del propio PSOE no muy afín a Pedro Sánchez.

Otras voces, sin embargo, ven un tanto disparatadas las polémicas, sobre todo, si se comparan con los escándalos que se han conocido sobre la financiación del Partido Popular o el caso de los ERE, y discrepan de que cada "cosa fea" que se conozca se tenga que sustanciar con una dimisión y lapidando al afectado.

No obstante, esta opinión parece ser la minoritaria por los acontecimientos vistos. La oposición se muestra implacable y, como dijo el secretario general de Unidos Podemos, no es “nada negativo” que haya dimisiones o ceses cuando se conozcan irregularidades.

Sánchez, de momento, tiene intención de seguir manteniendo en el Gobierno a Dolores Delgado y Pedro Duque. Eso sí, salvo que se conozcan nuevos contenido comprometedores de la comida de la ministra o se desvele una evasión fiscal -como apuntan algunos expertos- en la sociedad creada por el ministro de Ciencia. Entonces, dicen fuentes oficiales, ya se verá. Es decir, que Sánchez está dispuesto a seguir manteniendo el nivel de exigencia en cuanto a los comportamientos y actuaciones de sus ministros si fuese necesario.

Lo cierto es que a día de hoy, parafraseando a Alfonso Guerra, quien tenga algo oscuro en su pasado se cae de la foto.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias