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El rey, dispuesto a hacerse la prueba de paternidad en el caso de la belga Sartiau

'El Mundo' asegura que Juan Carlos prefiere enfrentarse a la polémica que crearía el análisis de ADN que a las consecuencias jurídicas denegarse a él. Está convencido de que la demanda que fue admitida por el Supremo se archivará.

Ingrid Sartiau y Albert Solá demandaron ser reconocidos como hijos de Juan Carlos I.

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MADRID.- Entre lo malo y lo peor, mejor quedarse con lo malo. Esa es la actitud que, al parecer, habría elegido el rey emérito para enfrentarse al caso de la belga Ingrid Sartiau, cuya demanda de paternidad fue admitida por el Tribunal Supremo recientemente. Al parecer, según informa este domingo el diario El Mundo, Juan Carlos estaría dispuesto a someterse a las pruebas de paternidad para no levantar más sospechas en su contra.

Ver al monarca sometiéndose a un análisis de ADN sería sorprendente y polémico y él lo sabe. Pero, de no hacerlo, la crisis judicial y mediática sería mucho mayor. Y es que los tribunales suelen interpretar tal decisión como un indicio en contra del acusado. Por ello, aunque la decisión final no está tomada aún —aclara Carmen Remírez de Ganuza—, las "fuentes solventes" del entorno del rey que cita la periodista confirman su disposición a colaborar y hacerse la prueba.

Y es que Juan Carlos —que siempre ha negado, en privado (en público ya no habla), cualquier acusación a este respecto— está convencido, asegura El Mundo, de que la demanda interpuesta por Sartiau correrá la misma suerte que la del otro presunto hijo del monarca, Albert Solá, y será, finalmente, archivada. 

Y, en el caso de que no sea así, siempre le quedarán los precedentes sembrados por otros monarcas. El Supremo ya celebró, entre 1907 y 1908, un juicio para dictaminar si Alfonso XII era el padre Alfonso y Fernando Sanz, hijos de una famosa cantante de ópera de la época. Y, como era de esperar, el Alto Tribunal desestimó la demanda de paternidad, aunque no porque no fuera cierta, sino porque no se podían comprobar las pruebas con el presunto padre ya fallecido.  

El Mundo afirma, además, que incluso en el caso de que el resultado de la prueba diera positivo, la Casa Real ya tiene preparada su estrategia: hacer como si nada porque no sería parte de la vida de Felipe VI. Ingrid Sartiau formaría parte de la familia, tendría derechos civiles y hereditarios, pero no dinásticos. Es decir, "se trataría sólo de un Borbón más —un familiar, una hermana lejana del monarca, si se quiere—, pero fuera, muy fuera, del círculo de la nueva Familia del Rey", concluye Remírez de Ganuza. 

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