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Sáenz de Santamaría emplaza al PSOE a que “se aplique el cuento” contra la corrupción

El socialista Hernando le reprocha que dos días antes de la detención del delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Serafín Castellano, defendiese en una respuesta parlamentaria su honestidad pese a las sospechas de corrupción que pesaban contra él, antiguo secretario general del PP regional.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, durante su intervención en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Congreso. EFE

JUAN ANTONIO BLAY

MADRID.- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha vuelto a faltar a una sesión de control parlamentario. Y ya van unas cuantas. Pero para eso está la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, un fiel guardaespaldas que según algunas lenguas maledicentes está prestando sus últimos servicios a la causa. Pero en el debate de este miércoles no ha dado la impresión de estar pasando por horas bajas. Es más, se ha mostrado guerrera.

La corrupción ha sido el eje de las preguntas que tanto Rosa Díez, de UPyD, como Antonio Hernando, del PSOE, han dirigido a la mano derecha de Rajoy, ausente para asistir en Bruselas a la cumbre de la UE con los países de la CELAC. Sáenz de Santamaría ha sacado su genio y figura para defenderse en unos momentos en los que muchos ojos están pendientes de sus actuaciones ante la anunciada remodelación del Ejecutivo realizada por el presidente Rajoy.

“¡Aplíquese el cuento!”, le ha respondido en tono displicente la vicepresidenta a Antonio Hernando. Repelía de esta forma la exigencia de responsabilidad política que le planteaba el socialista por el nombramiento del delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Serafín Castellano, tras ser detenido por su implicación en un caso de corrupción política. Hernando le ha reprochado que apenas unos días antes el Ejecutivo hubiese defendido su limpieza en una respuesta parlamentaria por escrito al diputado valenciano Ximo Puig.

Y es que la vicepresidenta ha recurrido al “y tú más” como argumento dialéctico al recordar que en la bancada socialista figuran como parlamentarios ejercientes Chaves y Zarrías, ambos investigados por el Tribunal Supremo por el caso de los ERE de Andalucía. “El Gobierno destituyó al delegado del Gobierno en la misma mañana de su detención. ¡Aplíquese usted el cuento!”, ha recalcado Sáenz de Santamaría como colofón al rifi-rafe.

 

En cualquier caso, la vicepresidenta del Gobierno no se ha encontrado muy cómoda. De esa sensación da muestra el hecho de que le haya sobrado ni más ni menos que casi un minuto - de los dos y medio de los que dispone – en su debate con el portavoz socialista. O se ha quedado sin gasolina argumental – cosa difícil de creer en una persona como ella que suele prepararse concienzudamente este tipo de intervenciones – o lo más probable es que quería acabar como antes un trance incómodo. Tanto por el
contenido como por el envoltorio temporal.

Previamente, la vicepresidenta ha tenido un encontronazo con Rosa Díez en su particular rifi-rafe –hoy ha hecho doblete ante la ausencia de Rajoy– con la portavoz de la formación magenta. Díez le ha interpelado sobre si  consideraba satisfactoria la aplicación de la ley de Transparencia. Según esta diputada los resultados son contrarios a los pretendidos: un exceso de protección que provoca que el acceso a los datos públicos sea imposible o extremadamente difícil. “El infierno está lleno de buenos propósitos”, le ha
espetado.

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Sáenz de Santamaría, a su salida de la sesión de control. EFE

Sáenz de Santamaría ha sacado pecho para relatar que el conjunto de medidas para luchar contra la corrupción han sido obra del Gobierno. “La ley de Transparencia, como otras medidas, fueron votadas en contra por usted y su grupo”, le ha recriminado la vicepresidenta que, además, ha rematado su intervención con un ataque a su coherencia: “Hoy se votará una iniciativa contra el transfuguismo; no me dirá que viniendo de usted no tiene mérito”, ha concluido Soraya Sáenz de Santamaría.

Acabado su doblete ha abandonado el hemiciclo y apenas se ha parado con los periodistas en los pasillos de la Cámara baja. Otra evidencia de que tenía prisa por regresar a sus dependencias oficiales en el Palacio de La Moncloa a la espera de noticias sobre la remodelación gubernamental. Igual estaban los ocho ministros que durante la mañana han tenido que contestar preguntas de la oposición en ausencia de si jefe de filas.

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