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Joan Tardà: "Sería casi una traición
a la ciudadanía que Junts pel Sí y la
CUP no se pongan de acuerdo"

“El éxito de Junts pel Sí no reside en el número de votos, sino en que por primera vez la pequeña y la mediana burguesía catalana y los poderes económicos no oligárquicos optan por un escenario político que provoca que la oligarquía los abandone”, defiende el político catalán en una entrevista con 'Público'.

El diputado de ERC en el Congreso de los Diputados, Joan Tardà.

MARC FONT

CORNELLÁ DE LLOBREGAT.- Diputado en el Congreso desde 2004, Joan Tardà (1953) recibe a Público en su ciudad, Cornellà de Llobregat, dos días después de que el Consejo Nacional de ERC lo eligiera como candidato de la formación para las elecciones generales del 20 de diciembre. Con sus respuestas deja claro que en esta ocasión el partido republicano no repetirá la fórmula de Junts pel Sí y no concurrirá a los comicios en alianza con CDC. Está convencido que el escenario resultante del 20-D no permitirá ir hacia una vía de solución del conflicto político y apuesta por una acumulación de fuerzas independentistas para avanzar hacia la República catalana.

El sábado le eligieron para ser el primer candidato de ERC en las generales. ¿Se ha descartado repetir la fórmula de Junts pel Sí y hacer una candidatura conjunta con Convergència aunque pacten puntos en común en los programas?

No tiene ningún sentido repetir Junts pel Sí, porque ya hemos hecho el plebiscito y los resultados son los que son. Y esto no sólo lo decimos nosotros, también lo dijo ayer [por el domingo] la vicepresidenta de la Generalitat [la convergente Neus Munté]. Pero claro que compartiremos puntos. Si compartimos gobierno, como haremos dentro de pocas semanas para implementar una hoja de ruta, es lógico que en Madrid tengamos que defender a ultranza al gobierno de Catalunya. Partimos de la base que ahora mismo todo depende de lo que hagamos en Catalunya.

Si para avanzar en el proceso independentista todo depende de lo que pase en Catalunya, ¿con qué objetivo se presentarán a las generales?

La premisa es que cualquier cambio en el Estado español pasa por el PP y el PSOE. Seguramente reforzados por Ciudadanos, que tal vez formará mayoría parlamentaria con unos o con otros. Y se consolidará todavía más la negativa del sistema político español mayoritario a ir hacia un escenario de referéndum [para Catalunya]. Proclamar la República catalana no será un camino de rosas, no será nada fácil, pero es más fácil que cambiar la Monarquía española. Porque ahora sólo depende de nosotros, cuando en otros momentos era justo lo contrario. Como cuando apoyamos a Zapatero en 2004 y al menos una parte del independentismo apostaba por avanzar conjuntamente con la izquierda española hacia una etapa federal, para después continuar hacia la estación final de la independencia. Pero este escenario estratégico está abandonado desde hace años.

¿La opción de no concurrir a las generales ha estado encima de la mesa?

“Tras las generales, se consolidará todavía más la negativa del sistema político español mayoritario a ir hacia un escenario de referéndum”

Para nosotros no porque consideramos que si abandonas una trinchera la ocupa el adversario. Los ejércitos abandonan las trincheras cuando están en retirada y ahora estamos justo en un momento contrario, a punto de llegar a un escenario de victoria. Además, ERC también tenemos que defender cuestiones territoriales de las Baleares y el País Valencià. Yo mismo he llevado un montón de reclamaciones de estos territorios a Madrid. Y nosotros también combatimos todas las políticas reaccionarias de los partidos españoles que han gobernado y hemos hecho oposición tanto al PSOE como al PP.

Más allá de que se traten de unos comicios distintos, ¿el hecho de no repetir la fórmula de Junts pel Sí se debe a qué no funciono como esperaban, en el sentido de que no sumó más votos de los que obtuvieron en 2012 CiU y ERC por separado?

Lo que nosotros planteamos ahora es una candidatura de carácter cívico, transversal y progresista. Esta es nuestra prioridad, pero no renegamos de la experiencia de Junts pel Sí porque sirvió para lo que tenía que servir. Por primera vez el conjunto del catalanismo plantó cara al sistema político español, porque antes CiU nunca lo había hecho. Al revés, el sistema político español había sido el resultado de una dialéctica muy bien engrasada de los partidos españoles y las burguesías catalana y basca. El éxito de Junts pel Sí no reside en el número de votos, sino en que por primera vez la pequeña y la mediana burguesía catalana y los poderes económicos catalanes no oligárquicos optan por un escenario político que provoca que hasta la oligarquía los abandone. Es evidente que La Caixa, Banc Sabadell o el grupo Planeta ya han abandonado Convergència. Y hacer posible este escenario de ruptura es el gran éxito de Junts pel Sí. Descrito de forma caricaturesca, es el aliento de Junqueras instalado en el cogote del president Mas para llevar a CiU hacia un escenario de ruptura democrática, aunque finalmente sólo lo hemos conseguido con CDC. Y los resultados permiten una correlación de fuerzas suficiente para iniciar un proceso constituyente.

¿Barcelona en Comú ha planteado en algún momento una candidatura conjunta con ERC para las generales?

No me consta y lo sabría.

Pero sí parece probable que a corto plazo ERC pasará a formar parte del gobierno del Ayuntamiento de Barcelona.

Confieso que lo desearía y creo que seria bueno para el conjunto de la izquierda y para ir trabajando en un escenario de hegemonía de las izquierdas, que es muy importante y necesario. Estoy convencido que sólo será posible un proceso constituyente de verdad en el Estado español si previamente hay una ruptura en Catalunya que desmonta el candado del 78.

Los escándalos de supuesta corrupción de CDC, y especialmente las operaciones por el caso del 3%, ¿no les hacen repensar su alianza?

La izquierda abertzale dice que en Euskal Herria no será posible la independencia sin el PNV. Y es evidente que nosotros no podemos llegar a un escenario de ruptura democrática y de proceso constituyente sin tener la fuerza electoral de todo aquello que representa todavía hoy CDC. Por la falta de ruptura de la Transición, el Estado español es una sociedad de valores democráticos muy frágiles en la que todos los partidos políticos que además de tener cultura de gobierno han tenido una cultura de poder han acabado siendo corruptos. Y hablo del PP, del PSOE y de CiU. Esto es algo consubstancial a esta democracia low cost que es la española y que queremos enterrar. El objetivo no es cambiar de bandera, sino hacer un país distinto. Dicho esto, me subleva un poco el purismo de ciertos sectores que acaban convirtiendo su izquierdismo en un corsé intelectual. En este sentido, recuerdo dos hechos históricos. Primero, las masas obreras recibieron con entusiasmo a Niceto Alcalá Zamora en abril de 1931 como primer presidente de la II República, cuando había sido ministro de la monarquía, de un gobierno que había reprimido al pueblo y encarcelado a republicanos. Y segundo, Santiago Carrillo pactó con los franquistas. Para parir la democracia burguesa resulta que era legítimo hacerlo. ¿Carrillo pactó con Fraga y resulta que los republicanos no podemos pactar con Mas, que es de derechas pero que es un demócrata? Los comunistas decían que con su táctica perseguían obtener un bien superior. Pues nuestro bien superior es conseguir la República catalana.

¿Pero en el proceso constituyente que quieren poner en marcha, ERC se desmarcará de CDC para articular una hegemonía alternativa?

“El éxito de Junts pel Sí no reside en el número de votos, sino en que por primera vez la pequeña y la mediana burguesía catalana y los poderes económicos no oligárquicos optan por un escenario político que provoca que la oligarquía los abandone”

Ahora no estamos en el proceso constituyente, sino en el proceso preconstituyente. Cuando habrá que ganar la batalla de la hegemonía es en la fase constituyente, que llegará en el próximo parlamento. La Constitución [catalana] se podrá redactar en tinta azul o en tinta roja y esto dependerá de la correlación de fuerzas. Es evidente que el proceso constituyente será un camino que no sólo haremos los independentistas, sino también aquellas fuerzas políticas que no se declaran independentistas pero que tampoco están en contra de una hipotética República catalana. Y estoy convencido que en el proceso constituyente todas las izquierdas intentaremos que se constitucionalice la renta garantida de ciudadanía como paso previo a una renta básica universal e intentaremos no tener un ejército convencional. Nosotros tenemos claro que de las banderas no se come y que la liberación social y la nacional son dos caras de la misma moneda. Nos movemos por dos hitos fundamentales: una democracia de cualidad que no esté sometida a los poderes financieros y conseguir los instrumentos necesarios para poder socializar la riqueza.

En cualquier caso, parece evidente que si el proceso de ruptura avanza habrá reacciones.

Habrá elementos distorsionadores, como la respuesta del sistema político español. Lo que hará probablemente será agudizar las contradicciones y tensionar el escenario político. Es hipotético lo que diré, pero nos podemos encontrar con un gobierno catalán inhabilitado, inculpado y con un Parlament asumiendo funciones excepcionales. Nos podemos encontrar en un escenario en el que Ada Colau encabece una manifestación pidiendo la libertad del president Mas, si finalmente termina siendo presidente. Los escenarios pueden ser muy diversos, pero esto no lo controlamos nosotros. Lo que depende de nosotros es que ahora estamos en la fase de acumulación de fuerzas, fase preconstituyente y dentro de 18 meses tiene que haber unas nuevas elecciones, de las que tendría que salir un Parlament con una hegemonía de las izquierdas plurales, a fin de que la nueva Constitución sea lo más progresista posible.

¿ERC está dispuesta a apoyar a un candidato alternativo a Mas como presidente de la Generalitat?

“¿Carrillo pactó con Fraga y resulta que los republicanos no podemos pactar con Mas, que es de derechas pero que es un demócrata?”

Ahora no es el momento ni tan solo de diseñar ningún cargo. Lo importante es que habrá acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP, fundamentalmente por dos razones. La primera, es que la no existencia de acuerdo ofrecería un escenario de victoria a la oligarquía catalana, al PSOE y al PP. La segunda, es que comportaría que las direcciones de CDC, ERC y CUP tendrían que irse. La ciudadanía no perdonaría que no fueran capaces de ponerse de acuerdo cuando todo depende de ellas. Si no se ponen de acuerdo en esto, ¿como nos quieren llevar a la independencia cuando se tendrán que superar contradicciones mucho más difíciles? Sería casi una traición a la ciudadanía.

¿Si hay acuerdo, será antes de las elecciones generales?

Sería muy bueno que fuera así y trabajo en esta hipótesis.

Habla de acumulación de fuerzas del independentismo, pero el 27-S se quedó en el 48% de los votantes. ¿Qué plantea para aumentarlo?

Sobre todo hacer un intenso proceso de alfabetización popular constituyente. Primero, se trata de que el gobierno haga todo lo que tiene que hacer e implemente un plan de choque de carácter social. Y, segundo, se tiene que hacer un gran debate de abajo hacia arriba que permita concretar como tiene que ser el nuevo país. Deben participar en él los movimientos sociales, el mundo académico, el mundo cultural, los sindicatos de clase, las patronales...En estos 18 meses tenemos que implicar a las clases populares en el debate. Y el proceso tiene que ser paralelo a la movilización que tendremos que afrontar ante la reacción española.

¿Que reacción prevé?

Lo primero que harán es impugnar la declaración que habrá dentro de una semana [de inicio del proceso de creación de un Estado catalán independiente]. Si hay impugnación, habrá una actuación de la Fiscalía. Y en pocos meses nos podemos encontrar con una gran movilización en defensa del gobierno de Catalunya. La administración española ha preparado toda la batería argumental para encarar lo que llaman el desafío catalán. Tiene bien jerarquizada todas las herramientas. Desde el artículo 155 de la Constitución, hasta la ley de seguridad nacional aprobada hace pocos meses y que permite al gobierno central recuperar competencias sin derogar la autonomía ni pasar por el Congreso y el Senado. Hay preparada toda una batería de herramientas para poder actuar en distintos grados de intensidad. El escenario de los próximos meses será de choque fuerte entre la legitimidad catalana, en la medida que hay un mandato democrático, contra un tren muy poderoso que es la legalidad española.

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