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Observatorio continuo de keY data

Sondeos: ERC superaría a JxC y los tres partidos independentistas sumarían más votos que los constitucionalistas

En las elecciones autonómicas que ha prometido convocar el president Torra tras la aprobación de los Presupuestos de Catalunya, Esquerra arrebataría la presidencia de la Generalitat a sus socios post-convergentes, se reforzaría la mayoría secesionista tanto en votos como en escaños, Ciudadanos perdería más de la mitad de sus escaños y sus votantes, y sería posible hasta un tripartito de republicanos, socialistas y comunes, que reunirían entre ellos dos diputados más que la mayoría absoluta

Estimaciones de Key Data para unas autonómicas adelantadas en Catalunya, comparados con los resultados de 2017.
Estimaciones de Key Data para unas autonómicas en Catalunya, comparados con los resultados de 2017.

Un doble sorpasso independentista bajo el espectro de un nuevo tripartito catalán. Esa es la perspectiva que plantean las encuestas pocos días después de que el president de la Generalitat, Quim Torra, anunciase un adelanto electoral en diferido y sin plazo definido, pero que podría abrir las urnas en Catalunya a partir de mayo.

Al menos, éstas son las estimaciones del gabinete demoscópico Key Data –en su Observatorio Continuo para Público–, tras elaborar un desk rearch ponderado de los más recientes sondeos publicados, incluido el del CEO de la Generalitat.

El número de votos 'indepes' superaría por primera vez a los "constitucionalistas", desde Vox a los 'comunes' pasando por PP, PSC y Cs

Como este método de evaluación demoscópica permite predecir no sólo porcentajes y escaños, sino también el número de votos que obtendría cada formación política, las nuevas tablas de Key Data muestran dos históricos adelantamientos electorales o sorpassos: el del número de votantes independentistas, que por primera vez superaría la suma de todos los votos a los partidos llamados "constitucionalistas" –tanto de izquierdas como de derechas–; y el de los escaños y electores de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que por vez primera sobrepasarían los del espacio postconvergente –JxCat y PDeCAT, como quiera que se reconfiguren–, arrebatándole la presidencia de la Generalitat.

Tal como se puede comprobar estudiando las cifras de la siguiente tabla completa de estimaciones de Key Data, comparadas con los resultados de las autonómicas de 2017, se produciría un vuelco histórico del espacio electoral catalanista, al crecer ERC en votos un 10% –hasta superar el millón de electores– al tiempo que JxCat perdería al 12,5% de sus votantes, quedando con 200.000 sufragios menos que los republicanos.

Tabla de las estimaciones de Key Data para unas elecciones autonómicas catalanas en 2020, comparadas con los resultados de 2017.
Tabla de las estimaciones de Key Data para unas elecciones autonómicas catalanas en 2020, comparadas con los resultados de 2017.

La secesión tendría el 49,8% de votos, y el referéndum, un 60%

De estos datos también se puede comprobar que los partidos secesionistas sumarían el 49,8% de los votos válidos (2,3 puntos más que en 2017) y superarían en más de dos puntos a los votantes por formaciones opuestas a la independencia (47,6%), que en las anteriores autonómicas ascendían a más de la mitad de los que acudieron a las urnas (50,9%). Igualmente, los partidos indepes (ERC+JxC+CUP) ganarían 4 escaños (hasta los 74) mientras las formaciones llamadas unionistas (Cs+PSC+CatenComú+PP+Vox) perderían ese mismo número de parlamentarios (descendiendo hasta los 61).

Hace sólo dos años (y un mes) los unionistas superaban a los indepes en casi tres puntos y medio, y ahora perderían por 2,2 puntos. Además, el número de votos secesionistas pasaría ampliamente de los dos millones (2.163.653), más de 100.000 por encima de los "síes" a la independencia anunciados en el "escrutinio oficial" de la consulta del 1-O, por cuya organización han sido condenados a prisión los líderes políticos soberanistas catalanes.

Pero este vuelco electoral soberanista es, además, claramente mayoritario entre el electorado en cuanto a la celebración de un referéndum de autodeterminación –que también apoya CeC/Podem–, ya que los sufragios favorables a esa consulta subirían desde el 55% al 60% de los votos válidos, acercándose ya a la mayoría cualificada de dos tercios de los votantes.

Mano dura y judicialización han reforzado el independentismo

En definitiva, este análisis demoscópico demuestra que la táctica de mano dura policial, judicialización e intervención ejecutiva del Govern autonómico no ha hecho más que reforzar el sentimiento independentista del electorado catalán.

Esto último queda también patente por el auge de la CUP, que pasaría de menos de 200.000 a más de 300.000 votos (un aumento de sus votantes del 56%) y alcanzaría los 9 escaños, una representación parlamentaria que casi duplicaría la del PP, pese a que este último ganaría un diputado más que hace dos años.

Entre los partidos de ámbito estatal, sería muy notable la caída de Ciudadanos, que perdería más de la mitad de sus votos y escaños, mientras que el PSC y los comunes (Unidas Podemos en Catalunya) experimentarían un gran crecimiento. El PP subiría ligeramente (+7,8% en votos) y Vox entraría en el Parlament con cuatro escaños, al recibir el apoyo de casi 175.000 votantes.

Volvería a ser posible, aunque no probable, un tripartito porque ERC+PSC+Comuns sumarían el 50,8% de los votos válidos

Ahora bien, otro fenómeno notable detectado por los sondeos es el reforzamiento de las formaciones que apuestan por vías de diálogo político para hacer frente a la crisis catalana: de nuevo sería posible –aunque no probable– un tripartito progresista, ya que la suma de ERC, el PSC y Catalunya en Comú superaría en dos escaños la mayoría absoluta del Parlament y también gozaría del apoyo de más de la mitad de los votantes, con el 50,8% de los votos válidos. Algo que ya no parece del todo imposible si prospera en el ámbito estatal el acuerdo de PSOE+Podemos con ERC que ha propiciado el primer Gobierno de coalición de la democracia posfranquista.

Y ello a pesar de que en el estudio de las transferencias de votos se detecta una creciente polarización del electorado: entre los indepes, 50.000 votantes se pasarían de JxC a ERC, y casi 60.000 saltarían de ERC hasta la CUP; entre los unionistas, 30.000 votantes socialistas se irían a las filas de ERC, otros 55.000 huirían de Cs hacia el PP, y de las filas derechistas y abstencionistas surgirían 175.000 votos ultras para Vox.

La debacle de Cs sería histórica: 150.000 se le irían al PSC; otros 120.000 a Vox; 55.000 al PP, y más de 90.000 ni siquiera votarían

Por su parte, la debacle que sufriría Ciudadanos sería histórica: la formación naranja se desangraría hacia uno y otro lados del espectro político y –además de los que huirían al PP–, 150.000 votantes de Rivera desengañados regresarían a las filas del PSC, 25.000 escogerían a los comunes, casi 120.000 se irían a Vox o a formaciones extraparlamentarias, y más de 90.000 engrosarían la masa de abstencionistas. El partido que se autoproclamaba como el más transversal, ni de derechas ni de izquierdas, quedaría literalmente hecho trizas.

Territorialmente, la entrada en tromba de Vox se centraría en Barcelona (tres escaños) y Tarragona (el cuarto diputado ultra), pero no incidiría en Girona ni en Lleida, como se puede observar en este gráfico por provincias interactivo (pasando el cursor sobre las barras aparecen los datos completos):

Tampoco obtendría el PP representación ninguna en Girona ni en Lleida, donde perdería el único diputado al Parlament que aún tiene allí. Y es muy revelador que el hundimiento más doloroso para Ciudadanos sería precisamente en Barcelona (13 diputados menos) y Tarragona (-4), donde radicaría el surgimiento de Vox y en las que incluso el PP ganaría un escaño más en cada una.

Es bajo ese derrumbe de Ciudadanos en Barcelona y Tarragona donde aparecerían escaños huérfanos en el reparto de la Ley d'Hondt que irían alimentando las ganancias del resto de los partidos, puesto que todos los demás crecerían salvo JxC, cuyas pérdidas se trasvasarían a Esquerra y la CUP.

En definitiva, serían unas elecciones anticipadas que reforzarían a los enemigos de las derechas que tanto las reclaman y que debilitarían, hasta apartarlo de la Presidencia, al partido que ahora no tiene más remedio que convocarlas.

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