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Susana Díaz quiere desactivar la candidatura de Pedro Sánchez

La presidenta andaluza conmina a los portavoces de su Gobierno y de su partido, así como a los cuadros medios, a no entrar en el cuerpo a cuerpo con el exlíder socialista. Díaz no quiere prestarse a aparecer como la candidata del aparato frente a un Sánchez que habla por la militancia.

Susana y Pedro en un desayuno informativo días antes de las elecciones del 26-J. / REUTERS

DANIEL CELA

SEVILLA.- Susana Díaz quiere desactivar la candidatura de Pedro Sánchez mucho antes de que se celebren las primarias para elegir al nuevo secretario general del PSOE, no antes de la primavera de 2017, según sus cálculos. La presidenta andaluza cree que lo que fortalece las opciones de Sánchez es precisamente presentarse como alternativa necesaria al aparato, esto es, rival directo de la propia Susana Díaz, que es quien controla la gestora que ahora dirige el PSOE y quien ostenta el mayor cargo institucional del partido.

“Sánchez quiere retar a Díaz de igual a igual, pero ya no están en el mismo plano de igualdad, él está por debajo, y la presidenta no se va a prestar a ser el archienemigo del autoproclamado héroe de la militancia socialista. Ese relato lo va a escribir él solo si quiere”, dice una persona cercana al círculo de la presidenta de Andalucía. Díaz ha pedido a los portavoces de su Gobierno, de su partido y a los cuadros medios que no entren en el cuerpo a cuerpo con Sánchez, que no repliquen sus críticas ni entren a valorar ahora las primarias. La andaluza pretende que el exlíder del PSOE se desgaste en el silencio, “lanzando ganchos al vacío”, mientras ella se resguarda en la gestión de la Junta, el discurso institucional y en la estrategia para reconstruir el PSOE.

“Pedro Sánchez ya sólo es un problema para Pedro Sánchez”. Con estas gráficas palabras describe un miembro de la Ejecutiva del PSOE andaluz la estrategia que va a adoptar Susana Díaz para desactivar el órdago que le ha lanzado el exsecretario general del partido. Pedro Sánchez ya no se mide con Susana Díaz, nunca lo hizo públicamente mientras ostentó el máximo cargo dentro del PSOE, y sólo tras dimitir como diputado del Congreso retó abiertamente a la andaluza a salir a campo descubierto. El problema es que Díaz tampoco quiso medirse nunca públicamente con Sánchez -más allá de cuestionar su estrategia “en el marco de la lealtad orgánica entre compañeros”, según sus palabras-. No lo hizo mientras él fue el líder y no lo hará ahora que es militante raso. “Pedro va a buscar el cuerpo a cuerpo con Susana porque lo necesita para volver a la primera fila política, pero ella no tiene ninguna necesidad”, abundan estas fuentes.

El primer ejemplo del desdén con el que la presidenta de Andalucía sorteó la volcánica ofensiva de Pedro Sánchez durante la entrevista en Salvados -donde acusó a Díaz de deslealtad y de tener al PSOE rehén de su agenda personal- lo dio este miércoles, en su primera aparición pública tras la polémica entrevista. La presidenta de la Junta esquivó todas las preguntas sobre si plantará cara a Pedro Sánchez en las primarias para liderar el partido, con la clara intención de “no dar por hecho que Sánchez llegará a las primarias”.

Díaz no se resistió a lanzarle dardos a su rival, asegurando que no es el momento de proyectos “personalistas”, sino de “reconstruir el PSOE, autónomo de la derecha y autónomo de Podemos”. El partido morado, de Madrid hasta Andalucía, identifica a Susana Díaz como la dirigente “más de derechas del PSOE”, la que se jacta a diario de haber frenado el sorpasso y de tener a Podemos arrinconado en la oposición como “tortolitos del PP”. No es extraño que carguen las tintas contra la sevillana. Díaz hace la oposición más férrea al partido de Pablo Iglesias, siempre lo ha calificado como un partido “populista y radical”, siempre ha sido reacia a buscar o aceptar acuerdos con ellos. Siempre que ha podido, ha tumbado sus propuestas en el Parlamento, por muy similares que fueran a las del PSOE.

La baronesa andaluza, al contrario que sus homólogos en Aragón, Extremadura, Castilla La Mancha y Comunidad Valenciana, no se siente presa de las directrices de Iglesias, y puede denostar a diario a la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, de quien le separa una cómoda ventaja de 32 escaños.

“Sólo si el PSOE lidera una mayoría de izquierdas, deja de gobernar la derecha en este país", señaló Susana Díaz

Durante la entrevista en el programa Salvados, Pedro Sánchez cambió drásticamente de registro, pasando de la crítica dura a Podemos a las alabanzas y la complicidad. Algunos lo entendieron como una enmienda a la totalidad de su propio discurso, el que había defendido en público y dentro de su propio partido, desde hacía meses. La federación socialista de Andalucía lo entendió, en cambio, como el primer ataque frontal a Susana Díaz, la dirigente del PSOE que más se ha posicionado abiertamente en contra del partido de Iglesias.

La sevillana no quiere entenderse con Podemos, porque está convencida de que el único objetivo de este partido es “destruir al PSOE”. Tal es así, que desde el principio, desde la derrota electoral del 20 de diciembre, su federación ha defendido que debían permanecer en la oposición antes que explorar cualquier fórmula de negociación con Podemos. Los socialistas andaluces lo dijeron desde el principio, antes incluso de considerar que esa opción les llevaba a abstenerse en la investidura para facilitar el Gobierno a Mariano Rajoy. El coste era alto, la presidenta andaluza lo sabía, pero la alternativa era reconocer a Podemos autoridad y compartir de igual a igual el espacio de la izquierda.

Díaz quiere barrer al partido morado del mapa político, o al menos de los márgenes de la izquierda, que reivindica mayoritariamente para su formación. “Sólo si el PSOE lidera una mayoría de izquierdas, deja de gobernar la derecha en este país. Hay que redefinir un partido socialista de amplias mayorías”, dijo el miércoles. Mucho antes de que Pedro Sánchez ensalzara a Podemos, reconociéndole un trato de igual a igual con el PSOE, la presidenta de Andalucía había cuestionado interna y públicamente el discurso y la estrategia del entonces líder socialista que parecía querer “podemizar” al PSOE, emulando “estilos, propuestas, pero sobre todo postureo”, llegó a decir.

Díaz reprocha a Sánchez que haya “desdibujado” un partido con 137 años de historia, que haya “confundido” a los militantes, simpatizantes y electores “tratando de ser lo que no somos”, sólo “porque la forma de hacer política de Podemos está de moda”. La sevillana quiere volver “a las esencias del PSOE”, a sus referentes históricos, y se propone “reconstruir un proyecto reconocible”.

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