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Un testigo del 1-O, en el juicio al 'procés': "Me acuerdo del ruido de las porras cuando abrían las cabezas"

Los testigos de las defensas relatan en la 38 sesión de juicio cómo fueron las actuaciones policiales para impedir el referéndum del 1 de Octubre de 2017. Describen con detalle la virulencia de las cargas: "A un señor lo sacaron dándole puñetazos en la espalda y arrastrándole de los pelos". Los responsables políticos del operativo policial en el Gobierno de entonces, incluido Mariano Rajoy, se han desentendido de estos hechos en sus comparecencias ante el Supremo.

Un hombre ofrece un clavel a un agente de la Guardia Civil en el centro de votación de Sant Julià de Ramis (Girona) donde inicialmente tenía previsto votar el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en el referéndum independentista del 1-O./ EFE

"Me acuerdo del ruido de las porras cuando abrían cabezas". Después de la descripción de cerca de 190 agentes de Policía y Nacional y Guardia Civil sobre lo vivido en su actuación del 1 de Octubre de 2017, para frustrar el referéndum soberanista catalán, el juicio a la cúpula del procés acoge por fin a testigos y  víctimas de las cargas policiales de esa jornada. Su testimonio es casi antitético, y viene a poner el foco en la violencia ejercida por los agentes, para dibujar a una ciudadanía cívica y pacífica que sólo quería participar en la consulta.

"Entraron a sacarnos de malas maneras, nos empujaban". "Pegaban en la barriga, las partes bajas y según caían de dolor les abrían la cabeza"

Joan Pau S.F., que fue a votar en el pabellón de Sant Carles de la Rapita (Tarragona), describía este martes ante el Tribunal Supremo el ambiente de "emoción" previo a la votación, hasta que llegaron los guardias civiles, que empezaron a golpearles "sin aviso": "Entraron a sacarnos de malas maneras, nos empujaban". "Pegaban en la barriga, las partes bajas y según caían de dolor les abrían la cabeza", relataba.

Los testigos de la 38 sesión de juicio han sido prácticamente unánimes: no presenciaron agresiones de otros ciudadanos a agentes policiales, sí a la inversa. Únicamente estaban ejercitando su derecho a voto, sin incurrir en ningún delito -el referéndum había sido suspendido por el Tribunal Constitucional- y la jornada transcurría en un ambiente de normalidad, pero emotivo, hasta la intervención policial.  "Para mí era el voto más importante de mi vida", resumía Joan Pau S.F.

El testigo admitía que hubo algunos insultos a los agentes, pero incidía en que fue después de que estos empezaran a golpear a los concentrados: "Cuando empezaron a abrir las cabezas de la gente que se manifestaba pacíficamente, en un momento de shock emocional, un grupo de gente les llamó 'asesinos'". "En un momento donde ves vulnerar tus derechos, puede que alguien, o incluso yo mismo, se me escapara algún insulto", relataba Julià F.O., ataviado con una insignia amarilla.

"A un señor lo sacaron dándole puñetazos en la espalda y arrastrándole de los pelos. A mí me dieron un golpe en la mejilla izquierda", relataba este testigo. "Me sacan entre cuatro y luego me dan patadas en la espalda, mi chaqueta y mi bolso se rompieron". "A muchos se les golpeaba, se les arrastraba como si fueran maletas", apostillaba. 

"A un señor lo sacaron dándole puñetazos en la espalda y arrastrándole de los pelos. A mí me dieron un golpe en la mejilla izquierda"

Según su relato, pedían a los agentes que se fueran, les decían que sólo querían votar y les imploraban que no les pegaran, pero nada de esto sirvió. Y nadie, en contra del relato de los agentes, les mostró el auto judicial que facultaba a los cuerpos de seguridad para impedir el referéndum. Por su parte, los policías y guardias civiles que han testificado ante la sala insistieron en que sí solían llevar copias de la parte dispositiva de este auto para poder enseñarlas en los colegios.

De una manera u otra, -a veces, aportando algún dato que no favorece a las defensas- los testigos reconocían haber obstaculizado la entrada de los agentes, y reivindicaban su labor de resistencia pacífica. Todos los agentes que han declarado hasta la fecha han defendido el uso proporcional y legítimo de la fuerza, un relato que choca frontalmente con el de estos testigos. 

En cualquier caso, nadie asumió responsabilidades en el Ejecutivo de Mariano Rajoy por estas escenas de violencia, algunas de ellas investigadas por distintos juzgados en Catalunya. Los Mossos d'Esquadra, por su parte, se ven investigados por su supuesta inacción, que ellos niegan, y lo único claro hasta la fecha son las imágenes que documentan la virulencia de las cargas.

Pese a ello, en su comparecencia como testigo, el entonces ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, siguió la estela de Rajoy y de la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para sacudirse toda responsabilidad, pese a que era el ministro ante el que respondían los cuerpos policiales: "Yo no di la orden de qué tenían que hacer, ni cómo lo tenían que hacer". Por no saber, Zoido ni siquiera sabía quién dio estas órdenes.

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