Ana López-Suevos, jueza: "La Justicia vive de espaldas a la situación de bilingüismo de Galicia"
La magistrada del Juzgado de Instrucción Número 1 de Santiago es una de las pocas juezas de Galicia que emplea el idioma cooficial, en el que se desarrollan menos del 1% de los procesos judiciales de la comunidad.

A Coruña--Actualizado a
Ana López-Suevos, magistrada del Juzgado de Instrucción Número 1 de Santiago, es una de las pocas juezas de Galicia, no pasan de una docena, que utilizan el gallego como herramienta de trabajo. De hecho, es la única que lo hace en todo el edificio en el que está su juzgado, donde hay otros tres de instrucción, el de guardia, seis de instancia, dos de lo penal, el decanato, una sala de la Audiencia Provincial, la sede de la Fiscalía, la Oficina de la Víctima y la delegación del Instituto de Medicina Legal. Según el último informe del Consejo de Europa sobre las lenguas minorizadas, y al contrario de lo que ocurre en Catalunya y en Euskadi, la lengua cooficial de Galicia padece en la Administración de Justicia una severa situación de discriminación. Menos del 1% de los procedimientos judiciales se desarrollan en gallego, a pesar de ser la lengua madre de cientos de miles de usuarios del sistema.
López-Suevos, que asegura que hace casi 30 años decidió hacerse jueza por la capacidad que intuyó en esa profesión para incidir positivamente en la transformación de la sociedad, asegura que disfruta de "la adrenalina" de un juzgado de instrucción, y admite que elegir el gallego multiplica su trabajo, ya de por sí abrumador, y la expone al rechazo de algunos compañeros juristas. Pero sigue adelante, porque cree que los jueces son servidores públicos y sabe, aunque no lo diga expresamente, que redactar una sentencia en gallego y normalizar el uso de esa lengua en uno de los ámbitos que más la excluyen también es una herramienta poderosa para transformar a mejor la sociedad.
El motivo de pedirle esta entrevista es que es noticia que haya una jueza que utiliza el gallego como lengua de trabajo.
Hay algún compañero más, pero somos muy pocos. La Administración de Justicia vive de espaldas a la situación de bilingüismo de Galicia. No tanto en lo que se refiere al uso del gallego de forma oral, pues se utiliza bastante, sobre todo en el partido judicial de Santiago, donde está muy presente en la sociedad. Pero de forma escrita, su uso es excepcional, tanto por parte de los jueces como de los fiscales y abogados o abogadas.
Usted utiliza el gallego en sus autos y sentencias, ¿también en la toma de declaraciones, en la vista oral?
Sí, siempre, salvo que alguien me diga que no lo entiende. Entonces, cambio de idioma.
¿Alguna vez le han pedido que hable en español por un posicionamiento político, no porque no la entiendan?
He tenido alguna situación desagradable con abogados o abogadas de fuera, que, aunque yo no puedo saber de dónde vienen, han tenido alguna intervención poco respetuosa, en plan: "¡Exijo que me hable español!". Incluso uno me dijo una vez que yo hablaba un dialecto parecido al quechua.
¿Parecido al quechua? Pero ¿de dónde venía ese abogado, o abogada?
De Madrid. He sufrido algunas faltas de respeto en ese sentido. Y yo no puedo saber por su cara de dónde viene un abogado. Si me lo pide, cambio de idioma inmediatamente. No suele pasar nunca con los administrados, porque, cuando de verdad no te entienden, te lo dicen correctamente, y yo cambio de idioma y ya está. Aunque a veces sucede al revés: cuando ven que les hablo en gallego, enseguida se cambian ellos a su lengua.
¿Alguna vez le han pedido un intérprete?
No, no hace falta. Yo presto un servicio público y quiero que la gente esté lo más cómoda posible, dentro de un contexto de un juzgado de instrucción que nunca es cómodo. Si una persona me dice que no me entiende, cambio inmediatamente, no hay problema. Soy bilingüe.
En estos juzgados toda la cartelería y los indicadores están en gallego, el guardia civil que está en la puerta me ha saludado en ese idioma y he podido oír a los funcionarios expresarse entre ellos y con el público en gallego y en castellano, sin problemas. ¿Por qué los organismos judiciales son tan reacios a comunicarse también gallego?
El problema fundamental es que no tenemos un sistema informático bilngüe. Las otras comunidades autónomas del Estado español que tienen idiomas oficiales, Catalunya y Euskadi, sí lo tienen. Aquí no. Se lo pedí al Gobierno autonómico en el año 1997 o 1998, y luego al bipartito [el Ejecutivo de coalición de PSOE y BNG que gobernó entre 2005 y 2009]. Les pedí expresamente un sistema informático bilingüe.
"Sé a lo que me expongo por elegir la opción de trabajar en gallego"
¿Se trata de un una competencia de la Xunta y no del Gobierno central?
Sí. Pero no hubo forma. Y los juzgados ya estamos colapsados, tramitamos a toda velocidad. Los funcionarios no pueden ponerse a traducir todos los modelos [de documentos] informáticos. Yo hago en gallego todas las resoluciones que son de mi autoría directa, pero todo lo demás, que es mucho, todos los demás trámites, van en castellano porque no tenemos otra opción. Esa es la gran deficiencia. Y es una cuestión exclusivamente presupuestaria, porque esas otras comunidades sí tienen ese sistema bilingüe. Es una inversión que sólo se tiene que hacer una vez y su coste no debe ser muy elevado.
El Diario Oficial de Galicia publicó ayer [por el pasado martes] una orden que contempla ayudas de 350.000 euros para las entidades locales para que promuevan la prestación de servicios en gallego. ¿Podría hacerse algo parecido con los juzgados?
Es una cuestión de falta de voluntad. Porque hay ciudadanos que nos piden ejercer su derecho a que se les tramite en gallego y no sólo es que no podamos atenderlos, es que acaban produciendo un rechazo tremendo. Se convierten en ciudadanos problemáticos porque nos obligan a traducirlo todo. Es una petición que no resulta bien acogida porque estamos colapsados. Ese es el principal problema: la falta de un sistema informático en gallego.
¿Ustedes externalizan el trabajo de traducción, contratan intérpretes o traductores?
No. Tenemos una traductora de la Xunta, pero ella no puede traducir el sistema informático. E insisto en que eso no sucede en las otras dos comunidades. A mí me llegan requerimientos de Euskadi y están escritos en euskera y en castellano, en las dos lenguas.
¿Sus sentencias se traducen al castellano?
Sólo cuando lo pide una de las partes.
¿Y eso cuánto tarda? ¿Se le comunica a las dos partes en las dos lenguas al mismo tiempo?
La traductora suele ir bastante rápido, porque ahora mismo somos el único juzgado de todo este edificio que usa el gallego. No sueles causarle un problema al administrado porque no tarda más de un día. Y el plazo para los recursos empieza a computar desde que se la comunicamos en castellano.
El Consejo de Europa alertó en su informe sobre las lenguas minorizadas de 2008 que algunos abogados recomendaban a sus clientes que no reclamaran su derecho a comunicarse en gallego con los juzgados, porque los procedimientos en esa lengua se alargan mucho más y porque además eso causa rechazo entre muchos jueces y fiscales. ¿Se sigue dando esa situación de indefensión?
Es que si quieres ser eficiente y rápido, al no tener el sistema informático en gallego... Vas a provocar una demora. Tendríamos que ir traduciendo todas las fases. Y no lo hace nadie. La gente que lo pide no recibe respuesta en gallego, o sólo de manera muy excepcional, porque no podemos pararnos con eso, estamos totalmente colapsados de trabajo. Puedo entender que sus abogados les disuadan de pedirlo, porque saben que eso retrasa el proceso. Es verdad.
"El principal problema del gallego en la Administración de Justicia es la falta de un sistema informático bilingüe"
¿Qué importancia tiene en una instrucción penal que un denunciante, un acusado o un testigo puedan expresarse en gallego si ésta es su lengua madre? Lo digo por la espontaneidad en una respuesta, por el uso de términos que sea difícil traducir...
Por lo general, a una persona que entra en un juzgado hablando gallego, los compañeros no le piden que cambien de idioma. Pero todos sabemos que el gallego arrastra históricamente esa situación de diglosia, de complejo de inferioridad. Y hay personas que se cambian al castellano cuando advierten que es el idioma del juez, que es la figura de la que dependen sus intereses. Incluso a veces se considera como una cuestión de educación, algo que yo no comparto porque nadie es un maleducado por dirigirse a ti en un juzgado en una lengua oficial. Alguien que vive en Galicia y que habla gallego no es maleducado por hablarle a otra persona en gallego, o no más ni menos maleducado que su interlocutor cuando éste le responde en castellano.
¿Se pierden detalles en un testimonio si un gallegoparlante se ve obligado a declarar en castellano y a traducir mentalmente lo que quiere decir? ¿Eso no puede afectar a una instrucción, o causar indefensión en quien declara?
Sí, se pierde riqueza, naturalidad, matices... Claro que se pierden. Hay traducciones que pueden ser equívocas: de insultos, de amenazas que no significan lo mismo, de objetos... No es lo mismo un "marco" que un "mojón", alguien dice "guadaña" cuando se quiere referir a otro apero... Otra cosa que suelen hacer los juzgados es que a alguien que declara en gallego se le transcribe su declaración en castellano. Los funcionarios de mi juzgado tienen la instrucción de transcribirla en gallego, y, por lo mismo, de hacerlo en castellano cuando alguien habla esa lengua. Es verdad que a los funcionarios les resulta más fácil transcribir todo en castellano porque todos tenemos una formación muy deficitaria en lengua gallega... Pero a mí me parece que eso vulnera los derechos del administrado. Y repito que nunca hago lo contrario: nunca traduzco al gallego a alguien que utiliza el castellano. Nunca. Respeto su idioma en su declaración, precisamente para que no pierda riqueza, matices...
En el caso de que se cambie la lengua original de una declaración, ¿eso no debería hacerla un traductor jurado?
¡Claro! Es una trapallada [en gallego, algo mal hecho, descuidado] de andar por casa. Pero insisto en que somos una Administración colapsada de trabajo. Colapsada completamente, en una precariedad extrema. Vamos todos como a sobrevivir, y entrar en los matices de si vulneras un derecho lingüístico o no, francamente... Los funcionarios están superados por el trabajo. Me parece una aberración que se haga así, pero es que no damos abasto.
Cuando llegan recursos o apelaciones a otras instancias, ¿hay animadversión de esos otros órganos judiciales ante una sentencia en gallego?
No, nunca. Al contrario, siempre son muy respetuosos. Por ejemplo, cuando la Audiencia Provincial de A Coruña transcribe los hechos probados de mis resoluciones, lo hace en gallego
¿Su lengua madre es el gallego?
Sí.
¿Y qué opinión le merece la situación actual de ese idioma?
Es muy preocupante. Se están perdiendo miles de hablantes y el gallego no está llegando al nivel de uso culto, científico... Si los idiomas no tienen ese registro, si su único uso es la conversación coloquial, si no se ponen en valor... Se van perdiendo. Mi apuesta por trabajar en gallego es para darle ese prestigio que nunca ha tenido, por esa historia negra de nuestra lengua. Entre que se pierden hablantes y que el gallego no llega a esos ámbitos que se consideran socialmente como de mayor prestigio... No sé si acabará desapareciendo, no sé si yo lo veré, pero si seguimos así...
"Nunca traduzco al gallego a alguien que utiliza el castellano. Nunca. Respeto su idioma en su declaración, precisamente para que no pierda riqueza, matices...".
En esos ámbitos más cultos se incluye la Administración de Justicia. Quiero decir, no sólo funcionarios y jueces, sino letrados y letradas de los juzgados, abogadas, fiscales, procuradores... ¿Hay posibilidad de que se pasen al gallego?
Hay compañeros míos, jueces y juezas, que pasan como alumnos en prácticas y que después deciden trabajar en gallego. Pero insisto en que no es tanto una cuestión de rechazo sino de buscar la mayor facilidad en una situación de colapso. Yo he decidido trabajar en gallego y para eso tengo que traducir todos los textos que empleo. Le pongo otro ejemplo: si llega un atestado de la Policía Nacional y está en castellano, podría cortar y pegar párrafos en la resolución en la que lo cito. Pero yo tengo que traducirlo. Eso multiplica el trabajo, y la verdad es que hay que estar muy convencida para hacerlo.
También tiene que traducir todas las citas jurisprudenciales y doctrinales que aparecen en los fundamentos de sus sentencias.
Claro. Podría entrecomillarlas en castellano, pero no es lo mismo. A veces me digo: "¡Madre mía, tengo que cambiarme de idioma de trabajo por que me va a dar algo!".
¿De verdad se plantea volver al castellano?
No, pero a veces me puede... No sé, a veces es desalentador. Es mucho trabajo, nosotros tenemos que ir muy rápido y ves que pasan los años, que nada cambia, que no te dan el sistema informático, que no parece que a nadie le importe esto... Pienso: "¿Será una guerra mía? ¿Estou tola [chalada, en gallego]?
¿Y encuentra refugio en otros compañeros? Porque me dice que en este edificio sólo usted usa el gallego como herramienta de trabajo.
Tengo algunos compañeros, ya le digo, somos pocos pero...
"Mi apuesta por trabajar en gallego es para contribuir a darle prestigio que nunca tuvo esa lengua"
Usted fue jueza de lo Social. En ese ámbito, ¿ha notado rechazo por parte de las empresas a usar el gallego en los procedimientos judiciales?
Hace unos años tuve una queja por una resolución en gallego que motivó que el Consejo General del Poder Judicial me abriera un expediente.
¿Cuándo fue eso?
Hace tiempo, no lo recuerdo bien, antes del 2008, que fue cuando llegué a Instrucción. Fue un abogado que en ningún momento pidió que se hicieran los trámites en castellano. El juicio se celebró en gallego, la trabajadora declaró en gallego y la sentencia la redacté en gallego... Y como el abogado perdió el caso, me puso una queja diciendo que me había negado a usar el castellano. Me abrieron expediente y tuve que probar que era falso. Pensemos en lo siguiente: Estado español, comunidad bilingüe, y yo me libro de la sanción porque acredito que nadie me pidió que trabajara en castellano. Si no lo hubiera podido acreditar, habría tenido un problema serio. Es para pensárselo, ¿no? El caso se archivó y tuve una reacción de respaldo de los compañeros de Euskadi y Catalunya, de apoyo total, presentaron escritos en el Consejo... Lo peor fue que aquel abogado lo hizo porque perdió el juicio. Utilizó el argumento de la lengua empleada en la sentencia, que fue confirmada por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia en un caso duro, muy duro, para atacarme. Pero sé que eso es a lo que me expongo por elegir esta opción.
¿Por qué decidió hacerse jueza?
Fue hace muchos años, era casi una niña. Me pareció que es un trabajo desde el que puedes incidir de forma positiva en la transformación de la sociedad, y no quería ser política, que es otro de los ámbitos desde los que puedes hacerlo. Pienso que los jueces prestamos un servicio público fundamental, y eso es lo que me mantiene, entre tanta presión y tanta carencia de medios. Me gusta mucho.
En un juzgado de instrucción se investiga, se hacen pesquisas, desde fuera parece mucho más divertido, no sé si se puede decir así, que un juzgado de lo contencioso o de lo civil...
Eso va mucho con la personalidad de cada uno. Los juristas más reposados, reflexivos, suelen preferir lo social, lo civil o lo contencioso... Aquí tienes que tener mucha energía, mucha adrenalina, pasan muchas cosas, tienes que hacerlo muy rápido... Ese ritmo tiene que gustarte, y a mí me gusta.
Su juzgado lleva la denuncia por acoso contra varios directivos de la Corporación de Radio e Televisión de Galicia. Tengo que preguntarle por eso: ¿cuándo cree que acabará la instrucción? ¿Derivará en el señalamiento de juicio oral?
No tengo ni idea de cuándo terminará la instrucción, hay cosas pendientes a las que no puedo ponerles plazo yo. Y con respecto a lo segundo, entenderá que no puedo responderle.




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