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El entendimiento entre PSOE y Podemos se estanca y bloquea la alternativa de un Gobierno de izquierdas

Enzarzados en una guerra de propuestas y lejos de la unidad de acción anunciada, compiten todas las semanas por ser los primeros. Los socialistas dan largas a la reunión sobre la reforma electoral, y la interlocución entre sus líderes es casi nula

Iglesias y Sánchez, en la primera reunión formal entre los equipos de trabajo de Podemos y PSOE en el Congreso. / EFE

La unidad de acción parlamentaria anunciada en septiembre al máximo nivel por los líderes de PSOE y Unidos Podemos ha quedado en una entelequia seis meses después, y se ha convertido en una competición -para algunos dirigentes “absurda”-, por ver quién llega primero al registro del Congreso, con acusaciones mutuas de electoralismo y oportunismo políticos, denuncias de copiarse propuestas unos a otros y disputas sobre qué grupo presenta más iniciativas.

Este martes mismo, el propio secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, colgó en Twitter un gráfico sobre las iniciativas presentadas en esta legislatura sobre pensiones, para aclarar que el Grupo Socialista es, como mucha diferencia, quien ha liderado este asunto.

El PSOE también se cuelga la medalla de estar llevando la iniciativa contra la brecha salarial y, aunque apoyó la propuesta llevada por Unidos Podemos a la Cámara Baja hace una semana, le faltó tiempo para decir que la registrada por ellos era más completa y suponía una actuación integral contra esta desigualdad.

Las acusaciones del PSOE abarcan más asuntos en los que coincide con Podemos, y a finales de año también hubo un rifirrafe entre ambas formaciones, ya que el PSOE acusó al partido de Iglesias de oportunista, al llevar al Senado una propuesta sobre las llamadas “devoluciones en caliente”, que ya fue aprobada en el Congreso a iniciativa de los socialistas.

En otras propuestas en que ambas formaciones coinciden en sus líneas generales, lejos de llegar a un acuerdo y presentarlas conjuntamente -como la Ley de Eutanasia, la Memoria Histórica, la renta mínima vital u otros proyectos-, el PSOE actúa unilateralmente y lo justifica diciendo que son propuestas de su programa electoral y que no las tiene que consultar con nadie.

A todo esto se le une que el PSOE lleva ya más de una semana ninguneando a Unidos Podemos en la reunión que se le ha pedido para abordar la reforma electoral. Los socialistas se prestaron rápidamente al encuentro con Ciudadanos y, pese a decir que el Grupo Socialista estaba dispuesto a reunirse con quien se lo pidiera, este martes todavía no había ni siquiera fijada una fecha para el encuentro, cuando ya habían transcurrido dos semanas de la reunión con el partido de Albert Rivera.

También son prácticamente nulas las relaciones entre los máximos líderes de ambos partidos. Y, como mucho, se comunican esporádicamente a través de mensajes de móvil.

Por su parte, desde el grupo parlamentario confederal Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea están en la misma actitud y también han expresado su malestar con el Partido Socialista en numerosas ocasiones en las últimas semanas.

El martes pasado, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Portavoces del Congreso de los Diputados, Irene Montero criticaba que el PSOE hubiese "calcado" la Proposición de Ley del grupo confederal para reducir la brecha salarial; los socialistas no sólo presentaron su iniciativa un día antes de que la PL de Podemos llegara a Pleno, sino que además la registraron formalmente el martes, horas antes de respaldar la admisión a trámite de la iniciativa del grupo de Pablo Iglesias.

"No siempre es necesario competir", afirmó entonces la portavoz del grupo confederal, convirtiendo esta idea -de nuevo- en consigna política.

Unidos Podemos y PSOE han peleado en varias ocasiones por la antorcha de la agenda social, y en este nuevo periodo de sesiones han revivido esta disputa, y baste un ejemplo: en el grupo confederal sentó mal que Sánchez mentara el impuesto a la banca que todavía hoy no ha detallado, y que ha sido una constante en el programa de Podemos.

Hoy llevan la pelea al terreno de las pensiones, con el reproche de Adriana Lastra a Unidos Podemos como música de fondo: "Hemos estado muy solos meses atrás", espetaba la portavoz adjunta del PSOE.

Todo, tras un par de meses en los que sus diferencias sobre Catalunya y el rechazo del PSOE a la reforma electoral que Unidos Podemos negocia con Ciudadanos han contribuido a agrandar la brecha entre ambos actores políticos; teóricamente ambos se dirigen hacia el mismo sitio, pero parece que sus caminos cada vez están más separados.

La mesa de colaboración parlamentaria, el estatus de "socio preferente" que los socialistas concedieron al grupo confederal, para después retirárselo, se antojan muy lejanos con respecto al escenario actual.

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