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Valls Ciudadanos Manuel Valls: la apuesta fuerte de Rivera en Barcelona que se ha vuelto en su contra

"Es un exprimer ministro francés, de origen catalán, barcelonés de pro, valiente, firme, brillante y claro, amigo de España y de Europa", aseguraba Rivera tras conocerse el fichaje de su formación. Una apuesta que ha desafiado a la cúpula de Cs.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y el exprimer ministro francés, Manuel Valls, en un acto en Barcelona. EFE

El fichaje de Manuel Valls fue recibido en Ciudadanos como una "candidatura ganadora". El partido 'naranja' había sido primera fuerza en las elecciones en Catalunya en diciembre de 2017 —apenas cuatro meses antes del anuncio— y las encuestas apuntaban a un 'sorpasso' de Cs a nivel nacional al PP, en horas bajas por la corrupción y la gestión del 1-0. Los dirigentes de Cs aupaban a Valls como "golpe de efecto" contra Ada Colau —y las fuerzas independentistas— en Barcelona. Se soñaba con una nueva victoria: esta vez en la capital catalana.

Precisamente en la campaña electoral de 2017 Valls —que no apoyó públicamente a ningún candidato— participó en un acto con Inés Arrimadas, Albert Rivera y Mario Vargas Llosa sobre el futuro de Europa, aunque el mismo día también asistió a un acto electoral del PP. Tiempo después, en marzo de 2018, la plataforma Societat Civil Catalana invitó a Valls a una manifestación bajo el lema "Ahora más que nunca, 'seny'" para denunciar la situación de bloqueo de la política catalana. Allí se volvió a encontrar con Rivera.

Para Rivera, la "Operación Valls" era éxito asegurado

Durante esos meses el catalán había tomado la iniciativa y tanteado al exdirigente galo. Su nombre ya sonaba entre algunos círculos como candidato de 'consenso' entre fuerzas "constitucionalistas" para desplazar a Ada Colau de la alcaldía de Barcelona. El presidente de Ciudadanos pensó que, con el francés de su lado, se cerraba el círculo: afianzaba el resultado autonómico —lo cual le ayudaba en el plano nacional—, arañaba votos del PP y el PSC y lanzaba un mensaje a Europa. La "Operación Valls" era éxito asegurado.

La decisión de presentarse a las elecciones a la Alcaldía de Barcelona la dejó caer Valls en una entrevista en Los Desayunos de TVE en abril de 2018, donde ya apuntó el que sería el eje central de su campaña: una candidatura contra el independentismo. Un día después, en el primer encuentro nacional de Ciudadanos, Rivera aseguró ante la prensa: "Es un exprimer ministro francés, de origen catalán, barcelonés de pro, valiente, firme, brillante y claro, amigo de España y de Europa (...) Imaginaos a Ciudadanos o a Valls frente al separatismo".

Sin embargo, Rivera comprobó rápidamente que su candidato, desde el primer momento, iba por libre. Se negó a adoptar las siglas de Cs —un caso similar al de Manuela Carmena con Podemos en el Ayuntamiento de Madrid—  y creó su propia lista, Barcelona pel Canvi, en la que intentó aglutinar suficientes sensibilidades opuestas al independentismo y a los 'comunes', con el apoyo de los de Rivera. 

Valls se presentaba como un "candidato independiente al frente de una plataforma transversal", a pesar de que su negociación con Cs y el papel de esta formación ha sido clave.Todo ello, con un coste para los 'naranjas': apartar a la que fuera jefa de filas en el consistorio de Barcelona durante la anterior legislatura, Carina Mejías, y a todo el grupo municipal naranja en la capital catalana. El exdirigente francés quería que su candidatura fuera una "operación de Estado", en la que todas las fuerzas constitucionalistas estuviesen representadas. 

La tensión entre Rivera y Valls comenzó cuando el candidato a la alcaldía hizo un llamamiento a lo que denominó su "familia política": Pedro Sánchez, PSOE y PSC. "Tienen que unirse a mi plataforma. Puedo ganar", fue la petición del exprimer ministro de Francia en una entrevista en RNE. Declaraciones que no fueron bien recibidas en Ciudadanos, cuyo principal objetivo era vetar al presidente del gobierno, estrategia que posteriormente ratificaron en el Comité Ejecutivo.

"Valls se va a desencantar pronto y va a ver que Iceta y Sánchez no son recuperables para el constitucionalismo", respondió el secretario general de Cs, José Manuel Villegas, en una entrevista en esRadio, en respuesta al ofrecimiento. Pero hubo otra cuestión que marcó el distanciamiento entre la cúpula de Cs y Valls: la relación de los 'naranjas' con Vox. Valls —en pleno apogeo de los de Abascal, poco después del mitin en Vistalegre— expuso la necesidad de crear un "cordón sanitario" contra Vox: "Esto es la extrema derecha, es el mismo discurso, en Europa o en el mundo", alegaba el candidato barcelonés. Una posición de la Ciudadanos se distanciaba, que nunca tildó a la formación ultraderechista como tal.

El pacto en Andalucía y la posterior foto de Colón

En plenas negociaciones para formar Gobierno en Andalucía, Valls destacó la necesidad de rechazar el apoyo del partido de extrema derecha. El pacto entre PP, Ciudadanos y Vox en la Junta no gustó al exprimer ministro galo, que mostraba la misma actitud hacia la extrema derecha que el grupo liberal europeo y el socialista en la Eurocámara: "No puede haber ningún pacto con Vox", inquirió Valls al líder de Cs. La misma receta que Valls proponía para Catalunya: "Cualquier coalición es legítima salvo con fuerzas que vulneran la Constitución".

Lo que desencadenó la ahora ruptura fue la manifestación que las tres derechas —PP, Cs y Vox— convocaron en febrero en la plaza Colón de Madrid. Dos días antes de la marcha, el equipo de Valls aseguró a este diario que el candidato no tenía previsto asistir. Sin embargo, pocas horas antes del evento —y ante las presiones de Ciudadaos— Valls decidió acudir al encuentro. La concentración se convocó para pedir la dimisión del Gobierno de Pedro Sánchez por plantear la figura de un relator para las negociaciones en Catalunya. Tras la lectura del comunicado conjunto, el candidato de Barcelona Pel Canvi rechazó subir al escenario para hacerse la foto de familia de los dirigentes 'populares' y de los de Vox.

El presidente de VOX, Santiago Abascal (2i), el líder del PP, Pablo Casado (4i), y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera (d), han posado junto a otras personalidades asistentes a la concentración convocada por su partido, Ciudadanos y el PP este domingo

El presidente de VOX, Santiago Abascal (2i), el líder del PP, Pablo Casado (4i), y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera (d), han posado junto a otras personalidades asistentes a la concentración convocada por su partido, Ciudadanos y el PP este domingo en la plaza de Colón de Madrid, en protesta por el diálogo de Pedro Sánchez con los independentistas catalanes y en demanda de elecciones generales. EFE/Fernando Villar

Sánchez utilizó la fotografía —en la que aparecen Rivera, Casado y Abascal— para advertir, durante la campaña, de los peligros esta alianza. Un discurso que, a la vista está, le funcionó: el mandato del 28 de abril fue claro, el PSOE fue la primera fuerza con 123 escaños doblando en número al PP, con 66. Este miércoles Valls admitía que "la foto de Colón fue un error" para Ciudadanos.

El ofrecimiento a Colau y la ruptura definitiva con Cs

El resultado de las elecciones municipales del 26 de mayo en Barcelona no fue el deseado ni para Ciudadanos ni para Valls, que mejoró el resultado de 2015 pero quedó en cuarto lugar, con 6 ediles, muy por detrás de Ernest Maragall y Ada Colau con 10 y Jaume Collboni con 8. En total, Barcelona pel Canvi recibió 99.500 votos, el 13,2% del conjunto.

Tras conocerse el resultado la noche electoral, Valls admitió el "fracaso" de su candidatura, asegurando que había estado "muy lejos" de sus expectativas: "No estoy contento con los resultados, pero continúo", aseguró. También aprovechó para advertir a Cs de su postura en contra de un pacto con la extrema derecha para gobernar Madrid: "Toda alianza con Vox sería para mí un motivo para romper con el partido". 

Pero, finalmente, fue Ciudadanos quien rompió con él. Ante el empate técnico entre ERC y BComú, Valls no dudó y ofreció un pacto "sin condiciones" al equipo de Colau y el PSC, lo que generó el inmediato rechazo de Ciudadanos, que solo ratificaban un pacto con Collboni en el gobierno de la ciudad condal. Valls hizo caso omniso de la postura de los 'naranjas' y los dos concejales independientes de su candidatura: Celestino Corbacho y Eva Parera, votaron, junto a él, a Colau el pasado sábado.

El lunes Inés Arrimadas, muy próxima al exdirigente francés durante la campaña —a diferencia de Rivera, con el que no participó en ningún acto— anunció que su formación cortaba todo tipo de relación con Valls tras haber aupado a Colau en el Ayuntamiento. Una decisión ratificada por el Comité Ejecutivo. La respuesta del que fuera su candidato ha llegado este miércoles, tras unos días de silencio.

Valls ha acusado Cs de "irresponsable" por preferir que gobierne la lista de Ernest Maragall a la Colau: "La estrategia del 'cuanto peor mejor' es una estrategia equivocada que ha dejado huérfanas a todas las personas que el 21D de 2017 otorgaron su confianza al mensaje de coraje de Inés Arrimadas. No. Cuanto peor, peor", ha defenido Valls, que también ha criticado la "deriva grave" de Ciudadanos al pactar "con una formación reaccionaria y antieuropea", refiriéndose a Vox.

Tras la respuesta oficial del partido a esta critica de Valls por medio Arrimadas, en la que la portavoz del Congreso ha asegurado que Ciudadanos no piensa tolerar "lecciones de defensa del constitucionalismo de nadie", los 'naranjas' tratan de hacer borrón y cuenta nueva del que fuera su fichaje estrella hace apenas un año. Desde la dirección de Ciudadanos alegan que la de Valls fue "una apuesta" y que "a veces se gana y otras no". El exdirigente francés ha frustrado todas las esperanzas de Rivera, generado tensiones internas en un partido poco acostumbrado a lidiar con las críticas.


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