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El viaje del emérito a Sanxenxo eclipsa la agenda oficial de Felipe VI en Ronda

La llegada de Juan Carlos de Borbón a Galicia acapara el seguimiento mediático y opaca el acto del rey en la ciudad malagueña, en el que reclamó ante 2.500 escolares "modelos y referencias éticas" para la sociedad española.

19/4/23 Juan Carlos de Borbón, con Pedro Campos conduciendo el Mercedes en el que se trasladó desde el aeropuerto de Vigo a Sanxenxo.
Juan Carlos de Borbón, con Pedro Campos conduciendo el Mercedes en el que se trasladó desde el aeropuerto de Vigo a Sanxenxo. Brais Lorenzo / EFE

Entre Ronda (Málaga) y Sanxenxo (Pontevedra) hay 900 kilómetros de distancia por carretera y una monarquía bicéfala a efectos mediáticos que, paradójicamente, se aleja más y más de la atónita ciudadanía cuando el rey se acerca demasiado al rey. El jefe del Estado y el exjefe del Estado, padre e hijo, Borbón y Borbón... Parecería que no se hablan, que se evitan y hasta que se contraprograman.

El aterrizaje de Juan Carlos de Borbón en Vigo el miércoles a mediodía en un lujoso avión privado y su llegada en todoterreno con asientos de cuero al chalé donde se aloja en la veraniega localidad gallega, eclipsó por completo la visita que su hijo, Felipe VI, y su nuera Letizia Ortiz, habían programado en la villa andaluza. El rey titular y su Casa no dejan de hacer méritos con la agenda oficial para aparentar cercanía con los súbditos, pero sus esfuerzos se diluyen por el empeño de su emérito progenitor en protagonizar tertulias y titulares de diarios y telediarios.

Calificado molestamente por el Gobierno como "privado" y disfrazado de supuesta discreción, aplaudido por el PP en Galicia y fuera de ella y denostado por la izquierda a la izquierda del PSOE, esa que está incluso dentro del PSOE, el segundo viaje del anterior monarca a España desde que se refugió moral y fiscalmente en Emiratos Árabes Unidos ha vuelto a poner al borde del ridículo a su familia real. Real en los dos sentidos.

19/4/23 Felipe VI, el miércoles en Ronda (Málaga).
Felipe VI, el miércoles en Ronda (Málaga). Jorge Zapata / EFE

Felipe VI renunció hace tres años públicamente a su herencia, porque la considera probable fruto de las corruptelas de su díscolo progenitor, y cuando se supo que parte de ella estaba en cuentas offshore, le retiró la golosa asignación que tenía a cuenta de los presupuestos generales del Estado. Este miércoles apareció a mediodía a pie en la plaza de toros de la Real Maestranza de Ronda, para asistir a un espectáculo ecuestre. A puerta gayola, caminando sobre la arena como un Borbón torero, fue saludando al público que le aclamaba desde los tendidos, la mayoría escolares, unos 2.500, ansiosos por palmear su mano y encantados de ver a la monarquía de cerca pero desde la barrera.

Casi al mismo tiempo, más de medio centenar de periodistas aguardaban en Peinador, el aeropuerto de Vigo, para filmar en directo y desde lejos al exjefe del Estado descendiendo del Bombardier Global 500 de la compañía Royal Jet Group, con sede en Abu Dabi. El precio medio por una hora de vuelo en ese tipo de compañías ronda los 7.000 euros.

Juan Carlos venía de Londres, a donde llegó el lunes desde la capital de Emiratos, también en jet privado. En la capital del Reino Unido cenó el lunes con amigos en el restaurante de un club de élite y asistió el martes por la noche al partido de Liga de Campeones entre el Chelsea y el Real Madrid. Finalmente, sin embargo, no fue recibido por el monarca británico, Carlos III, quizá temeroso éste de que la foto de un encuentro con el emérito español diera pie a la prensa británica a criticarle y a dañar aún más su imagen pública a las puertas de su coronación el próximo 6 de mayo.

Regata el sábado

Desde Peinador, Juan Carlos emprendió viaje hacia Sanxenxo conducido por Pedro Campos, su amigo regatista y presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo, que organiza la competición de vela que empieza el sábado y en la que pretende participar.

Podrá hacerlo a sus 85 años gracias a las adaptaciones que se han hecho en su barco, el Bribón, el velero cuyo nombre parece destinado a acompañar al suyo en los libros de historia siguiendo esa costumbre de definir con una palabra a los reyes y reinas de España: Isabel, la católica; Felipe II, el prudente; Felipe III, el piadoso; Carlos II, el hechizado… Juan Carlos I, ¿el bribón?

19/4/23 Interior de un avión del mismo modelo y de la misma compañía en la que Juan Carlos de Borbón viajó desde Londres a Vigo.
Interior de un avión del mismo modelo y de la misma compañía en la que Juan Carlos de Borbón viajó desde Londres a Vigo. Royal Jet

A su llegada al chalé de Campos, y al contrario que en su última visita, el anterior monarca ni siquiera bajo la ventanilla para hablar con los periodistas y curiosos que se arremolinaban en el exterior. Sólo saludó sonriente desde el coche, con su campechanía de siempre pero sin más explicaciones.

No estaba previsto que saliera hoy a navegar, aunque podría hacerlo mañana. Según fuentes del Ayuntamiento de Sanxenxo, no habrá recepción oficial ni contacto con el público ni con la prensa, como sucedió hace un año. El Náutico también ha advertido de que, al contrario que entonces, no dispondrá sala de prensa ni facilidades ni acreditará a ningún medio cuya intención no sea otra que cubrir las regatas.

Al cierre de este artículo, el emérito seguía en la casa de Campos mientras las tertulias vespertinas de radio y televisión especulaban con rancia curiosidad sobre la composición exacta de la mariscada que su anfitrión le regalará esta noche, y con la posibilidad de que salga a navegar este jueves e incluso a cenar en algún restaurante de Sanxenxo.

Ni una palabra sobre el discurso que horas antes, frente a los 2.500 niños y niñas con los que compartió el espectáculo ecuestre, dio su hijo Felipe en la plaza de toros de Ronda, y en el que instó a la sociedad española a abrazar la "modernidad" y a dotarse de "modelos y referencias éticas".

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