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Villarejo quiere desvelar audios sobre el 11-M de varios mandos policiales tras 15 años 

El comisario jubilado ha enviado un comunicado desde prisión donde avisa que hará públicos "con nombres y apellidos" la información que presuntamente guarda desde hace tres lustros, sobre el mayor atentado de la historia de España y en el que murieron 193 personas. De esta forma desvelará quién ocultó el 11-M, justo la semana en que su 'socio' el comisario Enrique García Castaño se enfrenta a la petición de entrada en prisión que ya solicitó la Fiscalía y que el juez aplazó.  

El comisario Villarejo y el ex DAO Eugenio Pino, en la única foto donde aparecen juntos.

Empezó siendo la Operación Tándem, pero va a acabar por ser la Operación Maraña. O ese parece el claro objetivo del comisario José Manuel Villarejo con los comunicados que emite alertando de sus oscuras intenciones. En el último, vuelve a avisar de lo que ya anunció en Navidades y de lo que lleva difundiendo a través de sus acólitos desde hace un mes: que sacará a la luz audios de altos mandos policiales que pondrán patas arriba la investigación y el juicio de los atentados del 11-M, al BBVA, al CNI, a la inteligencia internacional y a todo el que se cruce en su camino de salir de prisión. 

Los candidatos a salir en los audios son tres comisarios José Luis Olivera, Juan Antonio González - a quienes puede considerarse 'amigos' de Villarejo- y Eloy Quirós - a quien ya ha intentado meter en algún otro lío al acusarle de eliminar eurórdenes previo pago-, según ha podido saber Público de diferentes fuentes, todos con competencias en unidades de la Comisaría General de Policía Judicial o incluso destinados fuera de Madrid durante los atentados e incluso tiempo después. 

Por eso las fuentes consultadas señalan que "en realidad la 'víctima' de los audios de Villarejo será Jesús de la Morena, comisario general de Información cuando ocurrieron los atentados y la persona que se opuso a la tesis de ETA, porque la tarjeta del móvil que se recuperó en una de las mochilas conducía a la vía yihadista que finalmente fue juzgada". 

Salvar a García Castaño y atacar al CNI

Precisamente este comunicado y la amenaza de tirar de una manta guardada desde hace tres lustros, coincide con la declaración ante el juzgado de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional de Enrique García Castaño, a quien la fiscalía acusa de ser uno de los socios de ese Tándem -que en realidad sería un 'trío' si sumamos al comisario Carlos Salamanca, detenido en noviembre de 2017-, y que el miércoles se juega el ingreso en prisión. Algunas fuentes señalan este como el motivo de que su compañero haya enviado una misiva desde la cárcel.

Enrique García Castaño, 'El Gordo', en una imagen de archivo. / PL.

Enrique García Castaño, 'El Gordo', en una imagen de archivo. / PL.

El comisario García Castaño, que estuvo destinado en la Comisaría General de Información hasta que Público desveló que era conocedor del chantaje que Villarejo y sus infiltrados Eduardo Inda y Manuel Cerdán estaba haciendo al Centro Nacional de Inteligencia y a la casa Real- es un pieza clave en la investigación de los atentados en los que murieron 193 personas. El mismo se autoproclamó como el hombre que había investigado el atentado a la salida de la Audiencia Nacional la primera vez que Villarejo sacó este tema ante el juez, vinculándolo, como hace en esta misiva, con el asalto de Sacyr al BBVA. Sin embargo, no existe ninguna diligencia firmada por él en el sumario y lo mismo pasa con Villarejo. 

Quién sí tuvo que ir a declarar al juicio de los atentados fue el ex comisario general Jesús de la Morena, que desechó la tesis de ETA frente a las presiones del gobierno de José María Aznar después de que en la mochila que no explotó en los atentados y que apareció en Vallecas, se encontrase un teléfono móvil con unas tarjetas prepago que llevaron hasta el locutorio de Lavapiés donde comenzaron las detenciones a los pocos días del 11-M. 

Presuntamente esta información sobre los teléfonos móviles se la suministró García Castaño a De la Morena, trabajando codo con codo durante todos esos días, sin dormir incluso o al menos así lo han comentado en algunas ocasiones ambos policías, como pudo comprobar este medio de primera mano. Sin embargo, según una de las conversaciones del año 2005 que aparecen en la causa Tándem, al comisario también conocido como Blasillo por su relación con Fuerza Nueva -y al que defiende el despacho de Baltasar Garzón- no le sentó bien que su superior abandonara la Policía para irse de director de seguridad a Iberia. 

Villarejo y Castaño bautizaron al ex comisario general de Información como "Jesulín" y Blasillo -también conocido como el Gordo- le contó a Villarejo como queja que "está entregado al CNI". 

Por eso sospechan las fuentes consultadas por Público, "que Villarejo esté intentando presionar a la fiscalía y al juez instructor para echarle un cable a su compañero García Castaño y volver a reconducir una relación que algunos señalan como deteriorada, pero que se pueden reconciliar sin problema como ha pasado en muchas otras ocasiones".

Meter miedo a los comisarios del IBEX

Villarejo pide en su comunicado -también deberá hacerlo por vía judicial, aún sabiendo que será denegada porque su deseo va en contra de la ley que rige a los servicios secretos-, que el juez "pueda solicitar al CNI y a la Dirección General de Policía que se remitan todos los oficios, informes, notas de servicios, gastos y otra, en cualquier soporte, elaborados por mi y otros funcionarios policiales y/o agentes o colaboradores del CNI que guarden relación directa o indirecta con el intento de control del banco que encabezó la mercantil Sacyr y el Sr. Del Rivero, las investigaciones realizadas sobre el tráfico de llamadas e interceptaciones telefónicas que se investigan en este caso y quien las obtuvo y quien luego me las facilitó actas de las reuniones que mantuve con miembros del CNI sobre el atentado del 11-M y sobre el intento de control del BBVA".

Según Villarejo, podría destapar incluso "qué Estado diseñó el protocolo de actuación del atentado del 11 de marzo de 2004, produciendo una ejecución a través de una muy bien estudiada operación de inteligencia cuyo fin último era
condicionar -como así ocurrió- las maleables actitudes y el volátil comportamiento del votante español". Algo que, según él mismo, ni PP ni PSOE quisieron investigar en realidad. 

El testigo sería un narcotráficante que estuvo encausado por el juez Baltasar Garzón en el año 2002 dentro de la causa contra el BBVA Privanza

En la carta asegura además que: "Puedo probar que los servicios de información dejaron de seguir pistas fundamentales para poder descubrir quiénes planearon el mayor atentado de nuestra historia reciente y que cambió para siempre el curso de los acontecimientos políticos en España. No hubo voluntad política de que se conociera la autoría intelectual de aquella infame atrocidad. Lamentablemente, nadie quiso adentrarse en toda la documentación que conseguí obtener, y que sin duda, a mayor abundamiento, estará en el Ministerio de Interior y con toda seguridad, en los archivos secretos del CNI".

En esta línea, apuntan algunas fuentes consultadas, Villarejo retomaría una antigua línea de investigación que ya surgió durante la instrucción y que estaría relacionada con una información que llegó al Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (UDYCO), en la que se encontraba el comisario Eloy Quirós, y que dependía de la Comisaría General de Policía Judicial. Este mismo testigo también entró en contacto con la Unidad Central de Información Exterior, dependiente de la Comisaría General de Información. 

El testigo sería un narcotráficante que estuvo encausado por el juez Baltasar Garzón en el año 2002 dentro de la causa contra el BBVA Privanza y que días después del atentado se puso en contacto un amigo del ex juez, policía de estupefacientes que pasó a ser director de seguridad de Renfe, Manuel Luis Rodríguez Simmons. 

Sin duda, Villarejo, los comisarios ya imputados como García Castaño o el ex número dos de la Policía, Eugenio Pino -encargado del dispositivo que debía guardar las pertenencias de las víctimas del accidente y donde apareció la mochila de los teléfono- y la legión de ilustres bufetes personados en Tándem, como el del ex juez Baltasar Garzón, o el letrado y ex juez Javier Gómez Bermúdez -que dictó la sentencia del 11M- harán mucho porque lo que lleva 15 años presuntamente oculto salga a la luz. 

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