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Violencia machista Condenan a 25 años de prisión al hombre que mató a su exnovia y ocultó su cuerpo durante un año

Ha sido sentenciado por los delitos de asesinato con agravante de género y profanación de cadáver después de que el tribunal del jurado que siguió la vista oral del caso le consideró por unanimidad culpable.

Una concentración en la capital navarra ha denunciado este viernes la agresión mortal sufrida el miércoles por una vecina de Murchante.
Una concentración en la capital navarra ha denunciado este viernes la agresión mortal sufrida el miércoles por una vecina de Murchante. Jesús Diges / EFE

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Manuel M.A. como autor de la muerte a puñaladas en 2017 de su exnovia, de 22 años, cuyo cadáver troceó y lo mantuvo oculto más de un año en un arcón congelador en una vivienda del municipio madrileño de Alcalá de Henares.

Según informa el Tribunal Superior de Justicia de Madrid el acusado ha sido condenado por los delitos de asesinato con la agravante de género, y profanación de cadáver a 25 años, después de que el tribunal del jurado que siguió la vista oral del caso le consideró por unanimidad culpable.

La sentencia detalla que Manuel, con la intención de acabar con la vida de Daría, una joven de 22 años de origen ruso y, en el transcurso de una discusión el 6 de octubre de 2017 mordió a la víctima, le golpeó y le fracturó la mandíbula para, a continuación, clavarle en la espalda un cuchillo de casi treinta centímetros de longitud. La puñalada le atravesó el pulmón y el corazón, sin posibilidad de otro destino que el fallecimiento inmediato.

Para evitar levantar sospechas por la repentina ausencia de Daría –dice la sentencia-, el condenado se hizo pasar por la fallecida en redes sociales para trasladar a familiares, amigos y conocidos de la mujer la mentira de que había decidido dar un giro a su vida laboral y personal y que no debían preocuparse si en adelante nada sabían de ella.

Sin embargo, en el transcurso de las 48 horas posteriores al apuñalamiento mortal, el condenado descuartizó en siete partes el cuerpo de Daría y los restos mortales los introdujo en un arcón frigorífico, que conectó a la corriente, donde mantuvo a la fallecida durante un año hasta su detención, en febrero de 2019.

El magistrado recoge en la sentencia la extrema violencia del crimen y recuerdan que es la alevosía "lo que convierte en asesinato el delito de homicidio".

En este caso, explica que el "núcleo" del concepto de alevosía se halla en la conducta del condenado, que tuvo como cometido la eliminación de la posibilidad de defensa de la víctima, no en el primer ataque, sino en el segundo, cuando esgrimió el cuchillo con el que la mató tras los mordiscos y golpes previos, lo que la jurisprudencia llama "alevosía sobrevenida".

Daría no tenía por dónde escapar al encontrarse en un espacio muy reducido repleto de muebles y con la puerta de salida cerrada, estaba conmocionada y muy dolorida -recordemos que tenía la mandíbula fracturada-, y su agresor llevaba en las manos un cuchillo de grandes dimensiones.

Además, la resolución recuerda que debe aplicarse también en este caso "la agravante de género al quedar acreditado que el autor ha cometido los hechos contra la víctima mujer por el mero hecho de serlo y con intención de dejar patente su sentimiento de superioridad frente a la misma", así como la agravante de parentesco.

La versión del condenado, muy cuestionada

Durante el juicio celebrado el pasado mes el procesado reconoció que apuñaló a Daría pero en defensa propia, porque ella iba a clavarle el cuchillo, y que entró en shock y siguió bebiendo y tomando drogas varios días hasta que decidió meter el cadáver en un congelador para que no le descubriesen, ya que era incapaz de entregarse o suicidarse.

Una versión que en la vista fue muy cuestionada por testigos y, sobre todo, por los médicos forenses, que señalaron que las heridas de la víctima se produjeron con ambos frente a frente y que fue "imposible" que ella tuviese el cuchillo en la mano, desmintiendo así la versión del procesado.

Dos peritos psiquiatras también declararon que el acusado se encontraba "lúcido" y "sabía lo que hacía" cuando ocurrieron los hechos. Según dictaminaron, Manuel se caracterizaba por su "falta de empatía" y una personalidad "narcisista", además de tener un "trastorno disfuncional de la personalidad".

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