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Visita del rey a Barcelona El constante rechazo de la sociedad catalana a las visitas de Felipe VI

Territorio marcado por un fuerte republicanismo, desde que el monarca español pronunció el discurso del 3 de octubre de 2017, en el que avaló la represión al independentismo, Catalunya se ha movilizado siempre contra la presencia del Borbón. Los CDR y otros colectivos han convocado nuevas protestas para este domingo.

Felipe VI, Pedro Sánchez y Quim torra en la inauguración de los Juegos Mediterráneos de 2018, en Tarragona. AFP

El rey Felipe VI llega este domingo a Barcelona, para asistir el lunes a la entrega de los premios de la Fundación Princesa de Girona, en una gala que se celebrará en el Palacio de Congresos de la ciudad. El monarca, que pasará la noche en el Hotel Rey Juan Carlos –ubicado a sólo cientos de metros del Palacio de Congresos–, volverá a comprobar que su presencia genera un fuerte rechazo en una parte importante de la ciudadanía catalana. Hace décadas, siendo estrictos más de un siglo, que el republicanismo cuenta con un apoyo social muy importante en Catalunya, pero el rechazo hacia el monarca se disparó después del durísimo discurso que pronunció el 3 de octubre de 2017, en el que de facto avaló la represión contra el independentismo. Desde entonces, se han acabado las visitas apacibles a Catalunya del jefe de la casa real española.

En esta ocasión, colectivos como los CDR, la ANC o Picnic per la República han anunciado movilizaciones contra Felipe VI. Unas 2.000 personas han participado este domingo en una cacerolada alrededor del hotel donde se alojará el Borbón, a la que también se ha sumado Picnic per la República, mientras que la ANC llama a demostrar que "Catalunya no tiene rey", si bien no ha concretado qué tipo de acción llevará a cabo. La previsión de protestas ha llevado al Ministerio del Interior a activar un dispositivo de seguridad, con el envío de nuevas unidades antidisturbios de la Policía Nacional, para blindar el espacio. Actuarán en coordinación con los Mossos. Es la primera vez que los premios Princesa de Girona se entregan en Barcelona.

Las de este domingo son el último ejemplo de las movilizaciones de rechazo que provoca la presencia de Felipe VI. En febrero, coincidiendo con la cena oficial del Mobile World Congress (MWC), cientos de personas convocadas por los CDR protagonizaron cortes de calles –la Gran Vía a la altura de la plaza España y la avenida Rius de Taulet–, además de quemar fotos del rey y gritar consignas contra él.

Si miramos más atrás, en septiembre del año pasado Felipe VI asistió a la inauguración de la feria Gastech, en la que no hubo ningún representante del Gobierno de la Generalitat, como muestra de rechazo. La inauguración del MWC de 2018 fue la primera ocasión que el Borbón visitaba Catalunya después de su polémico discurso del 3 de octubre. El malestar se hizo visible alrededor del Palau de la Música, donde se hizo el recibimiento oficial a los asistentes al certamen. Más allá de no ser recibido por ningún representante de las instituciones catalanas, miles de personas se movilizaron por el barrio Gótico, siguiendo la convocatoria de los CDR, para enviarle a Felipe VI el mensaje que era no bienvenido en Catalunya después de todo lo que había pasado sucedido aquel otoño.

Protesta social y política

Un par de meses más tarde, el rey volvió a Barcelona, para presidir la entrega de despachos a la nueva promoción de jueces. El acto se celebró en el Auditori y nuevamente provocó la convocatoria de una protesta de los CDR que reunió a cientos de personas en rechazo al Borbón. Uno de los asistentes a la entrega de despachos fue Pablo Llarena, el juez del Tribunal Supremo que instruyó la macrocausa contra el independentismo, origen del juicio que ha terminado con condenas a prisión a nueve dirigentes.

Tuvieron que pasar dos meses más para que Felipe VI visitara de nuevo Catalunya, pero en sólo una semana vino dos veces y, en esta ocasión, sin pasar por Barcelona. Felipe de Borbón presidió la esperpéntica ceremonia inaugural de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona, una jornada recordada –más allá de las chapuzas organizativas– por la presencia de un público claramente promonárquico en el Nou Estadi de la ciudad, pero también por las protestas que durante todo el día protagonizaron los CDR en el exterior.

Unos días después, el rey español visitó Girona para participar en el acto de entrega de los premios de la Fundación Princesa de Girona. El evento siempre se había hecho en la capital de la demarcación, pero en esta ocasión se desplazó a Vilablareix (Girona). La razón es que el Ayuntamiento de Girona, encabezado por la también diputada de JxCat Marta Madrenas, decidió no ceder las instalaciones del Auditorio-Palacio de Congresos de la ciudad, donde siempre se había hecho la ceremonia. Finalmente, la Casa Real, organizadora del acto, optó por hacerlo en el Mas Marroch, el centro de eventos del Celler de Can Roca, ubicado en Vilablareix. A pesar del fuerte despliegue de seguridad, ese día los CDR también se movilizaron contra el monarca, si bien quedaron separados más de un kilómetro del Mas Marroch. En octubre de 2017, del Ayuntamiento de Girona declaró al rey persona non grata, una iniciativa que han seguido decenas de municipios catalanes.

Posteriormente, el 17 de agosto el rey volvió a Barcelona, en este caso a los actos de homenaje a las víctimas del atentado del año anterior. Aquella jornada hubo una concentración de apoyo al rey, que apenas reunió a unas decenas de personas, y los CDR también convocaron un homenaje a las víctimas con el mensaje claro que "Catalunya no tiene rey", si bien decidieron no hacer una marcha de protesta en el acto institucional.

Parece evidente que la relación con la monarquía española ha cambiado para siempre en Catalunya y que la Fundación Princesa de Girona, nacida en 2009, es uno de los pocos reductos de los monárquicos catalanes, como también puede serlo La Vanguardia.

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