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"Que voten verracos": cómo una campaña en medios torció un plebiscito en Colombia

Inna Afinogenova en La Base
Inna Afinogenova en La Base.

"Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia era dejar de explicar los acuerdos. No joda más con los acuerdos. La parte publicitaria es la indignación". "Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca". "En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad y en la reforma tributaria. En las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En la costa dijimos que nos íbamos a convertir en Venezuela. Y el 'no' ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda por radio centrada en víctimas". "El 'no' fue la campaña más barata y efectiva en mucho tiempo". 

Lo que les acabo de leer son citas exactas que se le escaparon al gerente de la campaña por el 'no' a los acuerdos de paz en Colombia, excandidato a la alcaldía de Medellín, Juan Carlos Vélez Uribe. Todo esto lo dijo en una entrevista al medio La República poco después de que el 50,24% de los colombianos respondieran con un 'no' a la pregunta sobre si apoya el acuerdo final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera.

La existencia de los diálogos de paz del gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla se hizo pública en 2012. Cuatro años después del inicio de esas conversaciones, Juan Manuel Santos, en representación del Estado colombiano y Rodrigo Londoño, jefe de las FARC, firmaron el Acuerdo de Paz para acabar con los 52 años de actividad de esa guerrilla.

La campaña electoral sobre el mismo se inició a finales de agosto para terminar con la celebración del referéndum el 2 de octubre. Esas semanas estuvieron acompañadas de un constante bombardeo mediático que polarizó aún más la sociedad colombiana, ya de por sí polarizada en los años anteriores.

Aquellos que seguimos la cobertura mediática colombiana en aquel momento ya teníamos la sensación de que los principales medios de información tenían un evidente sesgo en contra de esos acuerdos. Se construyó un ambiente de escepticismo y miedo, se hicieron verdaderos esfuerzos para que la gente asumiera una actitud más beligerante con la guerrilla, rememorando su maldad, sus múltiples delitos, e instalando en la opinión pública la idea de que ni se arrepienten de lo que hicieron, ni son merecedores del perdón.

Hoy ya sabemos que en las últimas tres décadas, el 45% de los homicidios, desapariciones y secuestros, fue responsabilidad de los grupos paramilitares, que surgieron y actuaron bajo el amparo oficial. Eso lo confirmó el año pasado la Comisión de la Verdad en su informe final. No obstante, antes del plebiscito, para la aplastante mayoría de los grandes medios colombianos, parecía que las FARC no solo tuvieron el 100% de la responsabilidad, sino que además ni se lamentaban de ello.

Una estrategia que se centró en apelar a los sentimientos y, como reconoció posteriormente el jefe de la campaña por el 'no', a la indignación, fue determinante para el resultado final. El 'sincericidio' del gerente de la campaña vino tan solo unos días después del conteo de votos. Evidentemente, Juan Carlos Vélez Uribe, cercano al mismísimo Álvaro Uribe Vélez, no pudo contener la alegría y lo soltó todo sin demasiados rodeos.

En ningún momento iban a explicar en qué consistían los acuerdos de paz, sino que apelarían a la indignación de las madres y de las víctimas. Que a los ricos les asustarían con que se les subirían los impuestos y a los pobres, con que no habría más subsidios. Todo aderezado con un clásico universal imperecedero: Colombia se convertiría en Venezuela de ganar el 'sí'.

Además de explicar toda esta estrategia que, como dije, ya la percibimos en aquel momento, aunque nunca viene mal una confirmación de primera mano, Vélez reveló en aquella entrevista a La República el coste de la campaña, así como sus principales patrocinadores. "Fue la campaña más barata y efectiva en mucho tiempo", dijo. Según Vélez, el partido de Álvaro Uribe, Centro Democrático, logró recaudar 1.300 millones de pesos (medio millón de dólares, aproximadamente) de 30 personas físicas y 30 empresas. Entre esas empresas estaban la Organización Ardila Lulle, el Grupo Bolívar, el Grupo Uribe, Codiscos y Corbeta.

El propio grupo negó haber aportado a la campaña, aunque la directora de RCN Noticias, Claudia Gurisatti, fue una de las principales críticas de esos acuerdos, tanto en sus redes personales, como en sus noticieros. El sesgo exagerado de RCN, acordado o sincero, fue muy, muy llamativo. RCN no fue el único. Canales de televisión, como NTN24, radios, como RCN radio o radio Caracol, diarios, como El Colombiano o El Tiempo. El trabajo se hizo casi al unísono y el mensaje caló lo suficiente como para determinar el voto.

Esto no es sarcasmo, miren lo que escribió en El Tiempo a finales de agosto de 2016 el expresidente Álvaro Uribe: El Gobierno disimula su indiferencia frente a los anhelos populares con un acuerdo con demagogia agrarista que busca la colectivización del campo y la destrucción del agro productivo. Así empezaron Castro y Chávez, dejaron a sus pueblos sin comida, después destruyeron la industria, la economía toda, ahuyentaron a los empresarios. Los ciudadanos honestos del campo rechazan la expropiación de sus tierras, reclaman condiciones para hacerlas producir.

Colectivización, expropiación de tierras, Castro y Chávez. Los que aportaron a la campaña por el 'no' liderada por Uribe, probablemente, lo tenían mucho más claro que aquellos colombianos a los que manipularon con su estrategia publicitaria de indignación.

Las revelaciones que hizo Vélez al diario La República cayeron un poco mal a Álvaro Uribe. Tanto que se refirió a ellas en su Twitter (donde me tiene bloqueada) de la siguiente manera: "Hacen daño los compañeros que no cuidan las comunicaciones".

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