Apenas había empezado a estudiar José Blanco la composición de la gestora que debía asumir provisionalmente la dirección del partido en Madrid tras la dimisión de Rafael Simancas, cuando Zapatero ya pronunció el nombre del sucesor: Tomás Gómez, el alcalde más votado de España, en la ciudad de Parla.

Con ese claro apoyo, el 27 de julio de 2007 fue elegido secretario general con un apabullante 91,18%, que aplastó literalmente las alternativas de José Cepeda y Manuel García Hierro.

Un año después, su gestión es cuestionada internamente, especialmente por otros alcaldes, que no le han reconocido como primus inter pares, y cuenta también con importantes detractores en la dirección federal.

Pero nadie duda de que será reelegido en el congreso convocado para la primera semana de septiembre. Gómez cuenta con el paraguas de Zapatero y la creciente dispersión del sector que aglutinaba José Acosta -ahora en el Consejo de Telemadrid- y que ha heredado Cepeda.

A Gómez, que se define como un 'corredor de fondo', no le inquietan esas disidencias ni las críticas por su insuficiente proyección pública. 'La situación interna es de máxima cohesión y un nuevo proyecto no se hace de la noche a la mañana', alega.

El líder del PSM se declara convencido de estar en el buen camino para conseguir que en 2011 fructifiquen electoralmente los dos cambios que destaca: la desaparición interna de las familias y la trasposición a Madrid de la 'oposición tranquila y de alternativas' que hizo Zapatero.

El congreso traerá, seguramente, cambios para reforzar su equipo en la Ejecutiva.