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Así utilizan la estrategia de la triangulación para manipularte

Tendemos a creer que somos inmunes a las diferentes estrategias y tácticas de manipulación. “Eso nunca me pasará a mí”, pensamos. Pero algunas de esas estrategias son mucho más sutiles de lo que parecen y solo nos damos cuenta de que hemos sido engañados o manipulados cuando es demasiado tarde.  

La triangulación es una de las estrategias de manipulación más habituales, ejercida por una persona, el manipulador, sobre otra, la víctima, con la ayuda de una tercera persona, la colaboradora. Si no quieres caer en la trampa de la triangulación, sigue leyendo: te explicamos cómo responder a esta estrategia de maltrato psicológico. 

Triangulación narcisista, una manipulación indirecta 

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Una mano sujeta una figura articulada – Fuente: Unsplash

Diego te llama por teléfono muy enfadado. Dice que tiene algo que contarte sobre Pablo, un amigo común. Os citáis en un café y Diego empieza a desgranar todas las acciones que él considera inaceptables por parte de Pablo.  

Tú escuchas atento, pero con una sensación extraña, como si nada de eso fuera contigo. Pero, por deferencia a Diego, finalmente le das la razón y empiezas a pensar que Pablo no está actuando correctamente y que tal vez haya que “hacer” algo. Sin darte cuenta has caído en la trampa de la triangulación: Diego te ha manipulado para ponerte en contra de Pablo, sin que tú tengas ningún problema con él.  

Como hemos visto en este ejemplo, la triangulación es un mecanismo psicológico tóxico en el que se produce una manipulación indirecta ya que el manipulado, generalmente, forma parte de tal mecanismo de forma inconsciente, sin percibir que esté haciendo nada malo y sin darse cuenta de que está siendo engañado para perjudicar a una tercera persona. 

Se trata de una estrategia de manipulación habitual en el tipo de personalidad narcisista o psicópata, perfiles caracterizados por su falta de empatía y su tendencia a la manipulación o maltrato psicológico de otras personas para afianzar su dominio sobre las mismas y apuntalar su ego

Tres piezas para un juego tóxico 

Tal y como hemos visto en el ejemplo, para ejecutar este mecanismo de manipulación se precisan tres piezas: el manipulador, el colaborador y la víctima. 

El manipulador 

El manipulador se enfrenta a una persona apelando o reclutando a un tercero para hacer frente común y ganar la “guerra“. Para aplicar con éxito esta estrategia de manipulación se vale de diferentes tácticas como pueden ser la comparación, el reclutamiento o la difamación. 

En el primero de los casos, simplemente compara a su enemigo con una tercera persona o apela a una conversación o una valoración —real o inventada— de esa tercera persona, siempre con el objetivo de minimizar a su víctima.  

En el segundo caso, recluta a uno o varios aliados para aislar a la víctima, mientras que en el tercero de los casos hace uso del engaño más o menos tosco para perjudicar a la víctima, exagerando o directamente mintiendo sobre los hechos que le sirven de base para minimizar o humillar a la víctima. 

Conviene aclarar, no obstante, que buena parte de los manipuladores que utilizan la estrategia de triangulación lo hacen de forma inconsciente, sin elaborar un plan muy organizado, siguiendo simplemente el impulso de usar todos los mecanismos que tenga a su disposición para perjudican a otra persona.  

Es decir, pese a que se trata de un recurso propio de las personalidades narcisista o psicópata, cualquier de nosotros puede caer en la tentación de minimizar o atacar a una persona apelando a un tercero para que nos ayude en nuestro objetivo. Piénsalo


El colaborador 

Es una figura equívoca dentro de este triangulo tóxico. A menudo, colabora también de forma más o menos inconsciente, dejándose llevar por la vehemencia del manipulador al criticar a la víctima. De alguna manera, el colaborador se sitúa ante un dilema: implicarse o no en un problema que, en realidad, no le atañe.  

Pero dados los argumentos en contra de la víctima que expone el manipulador, muchas personas terminan dando a este lo que busca: su conformidad y aquiescencia, de forma que el manipulador logra su objetivo, ponerte de su lado para tener más armas para atacar a la víctima. 

No hay que olvidar que, en todo este proceso, el colaborador no considera a las otras personas como “manipulador” o “víctima”. Al contrario, el manipulador busca que el colaborador le considere víctima de unos hechos que se supone son responsabilidad de la otra persona… aunque no lo sean. 

La víctima 

La persona considerada víctima en esta estrategia de manipulación puede ser culpable o no de los hechos que le acusa el manipulador. Pero siempre es una víctima de la manipulación, puesto que se convierte en el blanco de esta estrategia de maltrato psicológico. El manipulador usa todos los recursos disponibles para minimizar o aislar la víctima, apoyándose especialmente en la figura del colaborador. 

¿En qué situaciones se aplica la triangulación?

Como vimos en el ejemplo, la estrategia de triangulación se aplica asiduamente en las relaciones interpersonales, tanto de amistad como sentimentales. Por ejemplo, puede suceder cuando tu pareja te compara con su ex o cuando apela a una opinión de un amigo para criticarte: “pues Sergio también piensa como yo”.  

También es muy común que aparezca en las relaciones familiares. Pueden ser sutiles manipulaciones sin mayor trascendencia —tu hijo apela al padre de un amigo para conseguir un objetivo: “es que el padre de Marcos sí le deja salir hasta tarde”— o manipulaciones más serias que pueden conducir a graves conflictos familiares: cuando un familiar atrae hacia sí a otros miembros para hacer frente común para aislar a un tercero

Así mismo, la triangulación también es habitual en el ámbito laboral, creándose pequeños grupos de presión generalmente con un líder fuerte —el manipulador— que seduce a varios compañeros —los colaboradores— para aislar a un tercero al que se considera negativo para el desempeño o el ambiente de un trabajo, aunque las acusaciones sean falsas.  


En este y otros casos, los colaboradores se caracterizan por su cobardía al preferir estar en el grupo “fuerte” y “ganador” antes que reflexionar por sí mismos sobre la situación, quedándose al margen o incluso defendiendo a la víctima, por miedo a terminar siendo ellos la víctima de un nuevo proceso de triangulación. 

Cómo responder a la triangulación 

Para responder adecuadamente a la triangulación y evitar su toxicidad debemos, en primer lugar, detectar este proceso. A menudo, visto desde fuera o explicado desde un punto de vista teórico como hemos hecho hasta ahora, es muy sencillo de reconocer, pero en el fragor de un conflicto es muy común que perdamos la capacidad de reflexionar actuando por impulso o inercia.

Si consideras que una persona está reclutando a otras para atacarte, aislarte o minimizarte, reflexiona en primer término sobre la raíz del problema y hasta qué punto son ciertas las acusaciones que estás recibiendo y qué objetivos ocultos puede haber detrás de ellas: celos, envidia, venganza, inquina, etc.

Aunque seas realmente culpable de uno o varios hechos que se te imputan —por ejemplo, haber engañado a tu amigo— tampoco te mereces entrar en este juego puesto que no deja de ser un asunto entre dos personas, no entre tres ni cuatro.  

Si no eres culpable de lo que se te acusa y están difamándote, con más razón debes mantener la calma y no caer en el juego tóxico de la triangulación. Habla en privado con las personas implicadas y expone los hechos tal y como tú los ves.  

Si, con todo, el juego tóxico del manipulador se mantiene, deberás ignorarlo, no entrar en la pelea y continuar con tu vida. En algunos ámbitos como los anteriormente descritos es difícil manejar una situación tóxica como esta, pero recuerda que lo que busca el manipulador es justamente perjudicarte. No le des esa satisfacción

Si tú eres el colaborador, debes percibir la importancia de tu presencia en esta estrategia. Sin ti, el manipulador no puede ejercer presión en la víctima; sin ti, no hay juego: debes ser consciente de la trascendencia de tus silencios o aquiescencias.  

Debes ser valiente y no implicarte en un asunto que no es tuyo porque tu cobardía puede hacer mucho daño a una tercera persona, y tú también tendrás tu parte de culpa por haber colaborado. Al fin y al cabo, el colaborador tiene la potestad de resolver este juego tóxico con una simple postura: “lo siento, pero es un problema que lo debéis tratar directamente entre vosotros dos”. 

Finalmente, si eres el manipulador es más que probable que no te sientas así y te sea complicado dar marcha atrás en tu estrategia. Pero tú también debes ser valiente. Si realmente crees que tienes razón y que la otra persona no ha actuado correctamente, házselo saber de forma directa y no te escudes en terceras personas. Debes pensar que, en el fondo, no tienes razón y por eso buscas apoyos para tu causa, porque no te ves capaz de defenderla tú solo. 

Por último, conviene matizar que la estrategia de triangulación admite diferentes variantes que la complican ya que los actores de la misma no siempre tienen roles tan claros en un conflicto interpersonal.

Como decíamos más arriba, la víctima también puede ser culpable y atraer hacia sí a otras personas para hacer frente común al manipulador que, de esta forma, también se puede convertir en víctima. Por su parte, los colaboradores pueden llegar tomarse su papel tan en serio que caigan ellos mismos en la manipulación. 

Así las cosas, la mejor manera de evitar este juego tóxico que implica a terceras personas es ser valiente y directo y discutir los problemas de tú a tú. Sin más. 



1 Comment

  1. Si fuera así, este mismo informe sería también una triangulación, porque cita y se basa en la experiencia de otros (terceros) para argumentar y convencerte de que esta estrategia existe y es manipuladora. Lo mismo puede decirse de mi comentario pero también de cualquier comentario a favor o en contra… es algo que para mi es una conducta humana normal: justificar mediante ejemplos. No tiene sentido decir que es un acto manipulativo. No todo argumento es manipulación.

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