Sabemos que cada vez que lees sobre un nuevo fenómeno psicológico con su denominación en inglés frunces el ceño. Pero más allá del inevitable gancho mediático que supone su denominación anglosajona, el análisis de buena parte de estos conceptos arroja la misma conclusión: una nueva denominación —o denominación importada— para algo que no es nada nuevo.
Es el caso del llamado cookie jarring que explica un comportamiento habitual en las relaciones interpersonales: flirtear a pesar de tener un compromiso de exclusividad emocional con tu pareja. La psicóloga y sexóloga Sonia García nos explica las diferentes dimensiones del cookie jarring y hasta qué punto puede afectar, no solo a tu relación de pareja, sino también a tu salud mental.
‘Cookie jarring’, el monstruo (sentimental) de las galletas

Se trata de una metáfora más tomada del inglés que se vincula a las galletas (cookies) que tenemos en el tarro para picar de vez en cuando por si nos entra (más) hambre… a pesar de que ya estamos “comiendo una galleta”.
Se dice que el término comenzó a usarse habitualmente en Internet hace menos de cinco años como respuesta a la creciente tendencia a flirtear con otras personas a pesar de tener pareja, generalmente usando las redes sociales para mantener “calientes” ciertas relaciones de amistad que se interpretan como alternativas a la pareja.
En la mayor parte de los casos, el cookie jarring no va más allá de un flirteo virtual, pero cuando esta conducta se repite y se produce a espaldas de la pareja puede tener consecuencias negativas para todos los que participan en esta suerte de triángulo sentimental, incluyendo también a la tercera (cuarta o quinta) persona, la cual, en ocasiones, tampoco recibe información veraz sobre la situación sentimental del “monstruo de las galletas”.
¿’Cookie jarring’ como sinónimo de infidelidad?

“Depende de la definición de fidelidad que haga cada persona y de los acuerdos que tenga la pareja”, señala Sonia García. “Cuanto más explícitos y claros queden los límites y acuerdos, menos malentendidos se darán”.
En este sentido, ya hemos visto como la relación monógama tradicional caracterizada por la exclusividad emocional y sexual lleva tiempo siendo complementada con otras alternativas como la no monogamia consensuada. En una relación abierta, por tanto, el cookie jarring no sería considerada infidelidad si así ha sido acordado por ambos miembros de la pareja.
El problema se manifiesta cuando se trata de una relación monógama tradicional en la que existe la exclusividad emocional y sexual. En este caso, ¿un flirteo puede ser considerado infidelidad: “Hay personas que consideran infidelidad un like en redes sociales y para otras solo hay cuernos si ha habido sexo”.
Así pues, deberás valorar cuál es el acuerdo que tienes con tu pareja para saber hasta dónde puedes llegar para no romper el compromiso que mantienes con la misma. Porque cayendo en el flirteo, aunque este no lleve a más, “se puede lastimar la confianza de la pareja acarreando problemas en la relación”.
En la práctica, son temas que a menudo no se hablan, pero si conoces a tu pareja, sabrás hasta dónde puedes llegar, o cual es la línea roja que no debes cruzar. Tampoco está de más pensar, en este sentido, en cómo te sentirías tú si tu pareja hiciese lo que tú estás haciendo. ¿Te molestaría que tu novia mantuviese conversaciones con su ex ocultándole que está en una relación contigo? Casi seguro, ¿no?
¿Por qué esta necesidad de seguir gustando?

Así como es inevitable sentir atracción hacia otra persona aun estando en pareja, aunque el acuerdo recoja exclusividad emocional, tampoco es evitable esta necesidad de seguir gustando. “Pero cuando la autoestima de una persona está floja”, matiza Sonia García “se tiende a buscar el refuerzo externo como necesidad para poder seguir sintiéndose una persona válida, atractiva, valiosa, deseada”.
Así pues, este comportamiento de flirteo más allá de la pareja puede suponer algo más que una inocente validación esporádica. Las personas que practican el cookie jarring con asiduidad pueden presentar, no solo problemas de ego y narcisismo, sino también una probable incapacidad para establecer vínculos afectivos sólidos en los que la confianza sea el elemento vertebral de una relación.
“Algunas personas realizan estas prácticas porque no saben tolerar la soledad y se sienten inseguras ante verse sin ningún vínculo”, señala García, advirtiendo que el cookie jarring también puede ser síntoma del temor a la soledad.
Las redes sociales y las apps de citas son las herramientas de las que se sirven estos “alérgicos” a la soledad, pese a tener pareja y pese a que las redes sociales, a menudo, no aportan más que ruido, muy lejos de una verdadera relación de amistad basada en la confianza.
‘Cookie jarring’ y ‘benching’, dos tendencias complementarias

Como si no tuviéramos suficiente con el cookie jarring, también debemos estar atentos al benching, que es un comportamiento muy vinculado a las infidelidades y los engaños en las parejas. Procede de bench (banquillo en inglés) y se asociaría a esa estrategia que usan algunas personas de mantener una cierta vinculación con amigos y conocidos que pueden ser potenciales ligues o parejas.
Así, tendríamos la pareja que sería la amante titular, mientras que las amantes reserva estarían en el banquillo esperando su oportunidad. Sonia García señala que tanto el cookie jarring como el benching podría indicar que la persona que lo practica “viene a decir que le gustas, pero no lo suficiente como para comprometerse contigo en una relación: mientras encuentran a esa persona que sí les llene por completo siguen relacionándose con la de reserva, la del «por si acaso»”.
En conclusión, el fenómeno cookie jarring no es una nueva tendencia tóxica en las relaciones interpersonales, pero sí se ha visto amplificado por las facilidades que ofrecen las redes sociales para mantener contacto “ligero” con muchas personas a la vez.
Pero tal y como ha indicado la psicóloga Sonia García, este fenómeno no deja de ser una alerta temprana de que algo no funciona bien, no solo en la relación, sino en la propia autoestima del que lo ejecuta. Así que, si siempre estás con un ojo en el tarro que contiene las “otras” galletas, tal vez debas revisar tu dieta.
El tarro de las galletas dejarlo,revisar dieta y comerte solo una galleta .Sentar en el banquillo pues no me gusta.Solo una clase de galletas no todo el tarro que es una indigestión.