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¿Es el momento de tomarte un año sabático?

¿Crees que ha llegado el momento de desconectar, de dar un cambio a tu vida? Tal vez necesites un año sabático. A continuación explicamos cuándo es la mejor época para tomarse un año sabático, cuáles son sus beneficios, cómo planificarlo y cómo volver tras un prolongado periodo de descanso.

‘Sábatico’ del hebreo shabbath que significa ‘descanso’. Su origen se relaciona con el barbecho de las cosechas el séptimo año tras seis de cultivo y también con el séptimo día de descanso bíblico. A nivel simbólico supone la necesidad de descansar durante una temporada tras un esfuerzo continuado.  

¿Te sientes en esta situación? ¿Crees que ha llegado el momento de desconectar, de tomar distancia? Tal vez necesites un año sabático. A continuación, explicamos cuándo es la mejor época para tomarse un año sabático, cuáles son sus beneficios, cómo planificarlo y cómo volver tras un prolongado periodo de descanso.  

Año sabático: ¿cuándo es el momento? 

Año sabático
Fuente: Unsplash

El mejor momento para un año sabático es cuando sientes que es el momento, aunque suene tautológico. En primera instancia no tiene por qué surgir de una decisión racional. Se podría comparar al flechazo en el amor: es como un pálpito, una necesidad de catarsis, algo que sientes que debes hacer

Ahora bien, una vez que eres flechado, hay que dar paso a la razón y valorar las opciones que dispones de tomarte un descanso prolongado, especialmente a nivel económico, familiar, laboral, etc. Pese a que no existe una etapa específica para tomarse un año sabático, es cierto que determinadas situaciones favorecen esta decisión

  • Tras terminar los estudios. Ese periodo de transición entre dos etapas estudiantiles o antes de iniciarnos en el mercado laboral pueden ser momentos ideales para un año sabático.  
  • Tras un despido. Un año sabático tras un revés laboral puede ser la forma perfecta de reconducir tu carrera. 
  • Una crisis sentimental. Si has terminado con una relación, un año sabático puede ayudarte a pasar página.  
  • Una vida rutinaria. No hay mejor forma de espolear una vida aburrida en la que todo se ha convertido en una gris rutina que un año sabático.  
  • Un problema de salud. En ocasiones la enfermedad nos obliga a descansar. Tras un periodo convaleciente apetece más que nunca salir ahí fuera y romper con la rutina.

Las ventajas de tomarse un año sabático 

Año sabático
Fuente: Unsplash

Desde luego que tomarse un año sabático no es algo que haya que decidir a la ligera y si tienes dudas es normal ya que no existen muchas oportunidades en la vida para tomar un descanso prolongado. Pero si echas un vistazo a estas ventajas, seguro que te terminas por animar. 

Viajar 

Para muchos, un año sabático es sinónimo de viaje. Y el viaje es sinónimo de descubrir, de aprender. No hay mejor forma de tomar distancia y redescubrirnos a nosotros mismos que estando de viaje. Y si lo que quieres es pasar página por un hecho más o menos traumático, el viaje te permitirá hacerlo con más rapidez ya que no tendrás tiempo a darle demasiadas vueltas al asunto. Bastante tendrás con vivir el viaje

Mejorar tu formación  

Un año sabático no tiene por qué suponer dar la espalda a la formación. Al contrario, no hay mejor forma de aprender un idioma que pasando una temporada en el extranjero. Alternar los estudios con el viaje es una de las mejores formas de rentabilizar un año fuera de casa.  

Tomar distancia 

Un año sabático nos permite visualizar nuestra vida desde otro punto de vista, menos vertiginoso que nuestra rutina habitual. Descubrirás cosas de ti mismo que no conocías, inmerso como estabamos en todo ese círculo vicioso de responsabilidades y monotonías. Una temporada de descanso puede refundar una vida dirigiéndonos hacia el camino que realmente queremos recorrer. O no, nunca se sabe. Pero, al menos, lo habrás intentado. 

Conocer y ayudar a los demás 

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Al tener más tiempo libre podrás disfrutar de los demás, tanto de tus amigos y familiares como de otras personas nuevas. Y no olvides que una de las mejores maneras de pasar un año sabático es participando en una actividad de voluntariado. Para la mayoría es una experiencia que recuerdan toda la vida. 

Vivir experiencias inolvidables 

Y hablando de experiencias, el año sabático supone meses inolvidables plagados de experiencia insólitas. Porque coger el metro día tras día para ir a trabajar a la oficina no se puede decir que suponga una experiencia inolvidable, por mucho que te guste tu trabajo. El solo hecho de cambiar la rutina y embarcarse en un año sabático ya es toda una experiencia para recordar. 

Tomar el control de tu vida 

En última instancia, un año sabático nos ofrece la posibilidad de retomar el control de nuestras vidas, a menudo delegadas en otras personas que tienen una influencia decisiva en nuestro día a día: padres, parejas, jefes, etc. Un año sabático te pone frente a ti mismo, de nuevo con el control total de tu destino. Acertar con los pasos a dar dependerá solo de ti.  

¿Cómo planificar un año sabático? 

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A pesar de sus diversas ventajas, tomarse un año sabático tiene sus innegables riesgos, especialmente a nivel económico. Por lo tanto, y tal y como decíamos, a esa catarsis inicial de determinar nuestro año sabático le deben seguir unas jornadas de reflexión y una cierta preparación.


Para empezar, hay que recordar que un año sabático puede de ser de unos meses, adaptando su extensión a nuestras circunstancias. Digamos que hay años sabáticos para ‘todos los bolsillos’ por lo que conviene que adaptes tus actividades a tu presupuesto durante ese tiempo de descanso activo. 

Aunque no se trata de cambiar una rutina por otra y que uno de los innegables encantos del año sabático es la sorpresa, una mínima planificación de lo que vamos a hacer es imprescindible para aprovechar el tiempo. Y, por último, recuerda que tú tienes el control y que, si te cansas del año sabático, nada te impide volver a tu rutina antes de tiempo: un año sabático nunca debe convertirse en otra ‘obligación’ más.  

Y después del año sabático, ¿qué? 

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Junto con los primeros días en los que te asaltará la duda de si no es una locura y no estarás tirando un año de tu vida —no te preocupes, nos pasa a todos—, lo peor del año sabático suele ser la reentrada en la rutina, salvo que quieras seguir de año sabático toda la vida, que también es una opción.  

Tal y como les sucede a los músicos cuando salen de gira, la vuelta a casa puede ser la antesala de un periodo triste y melancólico, incluso cercano a la depresión. Pero no te preocupes, es una sensación lógica tras un periodo muy intenso.

Poco a poco, todas esas experiencias vividas durante los meses pasados reforzarán los cimientos de tu nueva vida y sentirás que estás preparado para cualquier cosa… incluso para tomarte otro año sabático cuando vuelvas a sentir el pálpito. 



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