Lo hablábamos hace un tiempo, existen muchas razones por las que nos gusta disfrazarnos, desde liberar tensiones, a desinhibirse, pasando por la exploración de un alter ego a sentirse sexy. Pero, en última instancia, si nos disfrazamos es para pasarlo bien. Los furries llevan la fiesta del disfraz a un nuevo nivel.
De los fursuits a las fursonas, te contamos todo lo que debes saber para entender a los furries, un singular movimiento social que también despierta el interés de los psicólogos hasta el punto de inspirar publicaciones especializadas.
¿Qué es un furry? Buf…
“Si le pides a diez furries que definan qué es un furry acabarás con once respuestas diferentes”. Pues empezamos mal, Courtney “Nuka” Plante, psicólogo social y principal impulsor de este ambicioso estudio sobre el movimiento. Pero algo ya hemos aprendido con esta “definición”, hay mucho sentido del humor y cachondeo en el furry fandom.
Pero Plante siguió intentando encontrar una definición hasta que decidió que mejor que diez, había que preguntar a 1.000 furries para empezar a generar una estadística un poco más “seria”.
Se recopilaron todas las respuestas, se codificaron y se extrajeron las facetas más reseñadas por los encuestados llegando a la conclusión de que, efectivamente, y como sospechábamos, “los furries individuales tienden a tener una comprensión multifacética y compleja de lo que significa ser un furry”:
- Es una comunidad, un fandom
- Los furries tienen interés por los animales antropomórficos
- Es una forma de inspirarse y una forma de expresión
- Es una forma de arte
- Se vincula al consumo de contenido
- Un espacio de aceptación LGBTQ+
- Un pasatiempo, una forma de ocio
En la lista también hay lugar para la búsqueda de la identidad, para el escapismo, para el propio interés por los fursuits, y para el sexo o la perversión. Pero, teniendo en cuenta las facetas más repetidas, una definición más aproximada sería la siguiente: una comunidad de personas que busca conectar entre sí y expresarse a través de su interés común por los animales antropomórficos.
En este sentido, entre las muchas definiciones que cita Plante, llama la atención esta: “una comunidad de Internet a la que acuden las personas cuando no pueden socializar de otra manera“, o esta: “ser parte de una comunidad de personas en las que realmente tengo interés y con las que puedo disfrutar socializando, no solo socializando porque compartimos trabajo: tener intereses comunes genuinos en lugar de meras experiencias o antecedentes comunes”.
Buscando encajar bajo un traje peludo
Así pues, ser furry es compartir aficiones con personas afines más allá de todos esos lugares comunes en los que compartes cosas porque no tienes alternativa, como el propio trabajo o esperando para recoger al niño en el cole. ¿No te apetece disfrazarte de algo después de una de esas conversaciones intrascendentes que tienen lugar en los parques infantiles, en el ascensor o incluso en una reunión familiar?
De frustraciones y convencionalismos sociales como estos surge la necesidad de “escapismo” de “expresión” y de “ocio” de los furries, con una importante particularidad, por supuesto: el disfraz, el fursuit en el que se meten los miembros del furry fandom.
Estos disfraces van de una simple cola y unas orejas sin que se oculte el rostro, a los disfraces de cuerpo completo que son los más famosos (pero no los únicos) del furry fandom. En los casos más elaborados estamos ante trajes diseñados por los propios furries y elaborados a medida que pueden costar varios cientos de euros y muchas horas de trabajo.
La fursona, la identidad del furry
Ya te podrás imaginar que el bueno de Plante también tuvo que hacer una encuesta para definir este concepto clave en el movimiento furry. Pero, tratando de concretar, se puede decir que la fursona es el nombre, la imagen y el personaje ideado por el furry que suele tener características similares a las de los animales representados.
Así, el 50% de los encuestados definió la fursona como su representación y expresión, mientras que, en menor medida, se trataría de un avatar que se usa online, así como una versión idealizada de uno mismo: en definitiva, de nuevo, una forma de interactuar y conectar con el resto del fandom.
Así mismo, es interesante que un pequeño pero significativo porcentaje de furries encuestados señalaran que la fursona es tanto un alter ego, como un medio de afrontamiento o superación personal o un medio para “ser algo que no puedo… o no debo ser“.
Y esta frase tiene mucha carga de profundidad y nos pone ante el lado menos divertido del furry fandom: cuando algunos de sus miembros se avergüenzan (y/o les avergüenzan) de ser lo que son y buscan reafirmar ese lado “oscuro” a nivel social (que, en realidad, puede ser luminoso a nivel personal) que se ven obligados a esconder.
“Me permite expresar todo lo que tengo en la cabeza y que no me resultaría cómodo decir directamente”; “mi fursona es la sombra de mi alma, cada parte de mi personalidad que suelo mantener oculta para ser socialmente aceptable para los normies“; “mi fursona me permite proyectar mi identidad de género (como hombre) con más libertad, así como mi personalidad genuina que no se considera deseable en la sociedad dominante”; “una forma de dejar salir a mi niña interior, olvidarme de actuar como el mundo espera que lo haga y simplemente ser estúpida, impulsiva y simplemente divertirme“.
Y nos quedamos, de nuevo, con este último, con la diversión, más allá de otras facetas que definen el movimiento furry: en última instancia, se trata de pasar un rato divertido con personas afines en un ambiente singular que permite ser uno mismo… o elegir qué fursona queremos ser para, tal vez, algún día, dejar trajes (y máscaras) en el armario porque ya no sea necesario ocultar ningún lado “oscuro”…