Aunque nunca te hayas interesado por la cultura oriental o no tengas ni la más remota idea de qué es el Mindfulness, seguro que has oído hablar en un sinfín de ocasiones de la meditación y de sus bondades. Es posible que no tengas claro qué es meditar, dado que este término engloba una extensa diversidad de técnicas, creencias, metodologías y procedimientos.
No hay una sola forma de meditar, ni todos los que se entregan a ella persiguen los mismos objetivos, aunque estos a veces se parezcan. No consiste simplemente en mantenerse inmóvil, ni en guardar silencio, ni en explorar el pasado, ni en abstraerse del entorno exterior, ni tan siquiera en cavilar con concentración y profundidad. Es algo más complejo y podría reportar algunos beneficios para la salud.
Qué es meditar
Si acudimos al diccionario de la RAE (Real Academia Española), encontramos que meditar es ‘pensar atenta y detenidamente sobre algo’, ya se trate de una decisión, un problema, una persona o un tema, cualquiera que este sea. Pero tampoco estamos hablando de esto, sino de algo más específico y que a veces tiene sus raíces en rituales religiosos, místicos o trascendentes. Por ello, no es posible identificar una única definición que arroje luz sobre este amplio conjunto de prácticas en las que con frecuencia la fe cuenta con un papel protagonista. ¿Sabes cuáles son los tipos de meditación más practicados?
Meditación budista
En la actualidad existan muchas variantes de ella y es la práctica más relevante del budismo y un referente para sus seguidores. Busca lograr la armonía física y mental mediante la consecución de un estado de tranquilidad y relajación que posibilite el desarrollo del conocimiento y de la intuición. Supone la atención plena en el ahora, en el instante presente, evitando distracciones que puedan proceder de momentos pasados o futuros.
En su contexto religioso o filosófico, la meditación budista es concebida como una práctica de transformación, de evolución de las personas y de su medio social. No en balde, desde hace más de medio siglo se ha convertido en un estilo de vida para millones de personas de occidente, más allá de los credos religiosos. En contra de los tópicos al uso, su propósito no es apartarse de la realidad exterior, sino llegar a alcanzar el equilibrio con ella, en un estado de plena consciencia y serenidad. La postura del cuerpo, la respiración, la actitud, la atención y el pensamiento son los aspectos críticos que forman parte de estas técnicas ancestrales de meditación.
Meditación Mindfulness
Puede decirse que es la adaptación occidental, contemporánea y laica de los procedimientos de la meditación del budismo. No obstante, sus connotaciones místicas o espirituales se dejan notar. Su fin es conseguir un estado de conciencia y atención focalizado en lo que sucede en nuestro ‘interior’ en cada instante, dejando a un lado ideas o preocupaciones que puedan llevarnos a la distracción o al malestar.
En algún modo, su práctica intenta liberarnos de prejuicios que nos apartan de la capacidad y la serenidad para perseguir metas y gozar el bienestar. Utiliza procedimientos en gran parte similares a los del ritual budista, con implicación de la postura corporal, la respiración, la relajación muscular, la atención plena al ‘ahora’ y la percepción de los propios pensamientos.
Meditación Zen
Tiene su origen en el budismo Zen y está bastante extendida en Asia, aunque también cuenta con numerosos adeptos o simpatizantes en el mundo occidental. Se diferencia de la variante más tradicional en su afán de prescindir o eliminar todo aquello que sea superfluo o innecesario para alcanzar el deseado estado de ‘equilibrio’. Desde su óptica, lo que no es imprescindible representa un obstáculo para la atención y la plena consciencia en el ahora. Pone especial atención en el control y en el bienestar del cuerpo para llegar a sus metas.
Meditación trascendental
Tiene su origen en la denominada meditación del sonido primordial, que se basa en la utilización de mantras o ‘palabras sagradas’ que se asocian a estados de bienestar. La pronunciación de los citados mantras, a modo de susurro, puede convertirse con el hábito en un impulso o desencadenante para promover estados de consciencia plena, según sus seguidores. Para ello resulta necesario vincular las mencionadas palabras a ejercicios de respiración, reflexión y adopción de determinadas posturas corporales. Sitúa sus antecedentes en el hinduismo.
Beneficios de la meditación
Las diferentes formas o técnicas para meditar son incontables y su ejercicio se extiende a los más insospechados confines y culturas. Casi todas las confesiones religiosas más enraizadas tienen entre sus rituales o preceptos alguna forma de meditación, ya sea incluso como oración o diálogo trascendente con la deidad. No obstante, son muchas las personas que las incluyen entre sus actividades cotidianas sin compartir fe alguna, bien como parte de una filosofía o de un conjunto de creencias no estrictamente religiosas, amparándose también en los beneficios para la salud que pueden reportarles.
Algunos estudios científicos inciden en que la práctica habitual de la meditación podría mejorar el rendimiento de la memoria, reducir el estrés, mejorar la capacidad de concentración o incluso ayudar a controlar el dolor físico, entre otras bondades. En todo caso, no se le confiere poder terapéutico por sí misma, pero sí como técnica para complementar determinados tratamientos o incluso ayudar en la prevención de alteraciones de la salud.