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¿Por qué nos pone de mal humor el calor?

Muchas cosas nos ponen del mal humor, sobre todo a los más irritables o susceptibles, pero hasta las personas más serenas y de ánimo más apacible, aquellas que no pierden la calma en medio de la tormenta, son capaces de soltar un tímido exabrupto cuando las temperaturas no descienden de 35 grados… durante semanas

Y es que el calor excesivo afecta al ser humano, independientemente de su carácter, porque nuestro cerebro no está preparado para soportar las altas temperaturas que vivimos en numerosos lugares del planeta durante varias semanas al año.  

Cómo el calor excesivo afecta a nuestro humor 

¿Por qué en verano no queremos trabajar?
Cansancio – Fuente: Unsplash

No hace falta recordar que el Sol, con su luz y su calor, es la fuente principal de la vida en la Tierra. Sin él, no habría nada que pudiese vivir. Pero el Sol también puede tener efectos devastadores, cuando el calor que desprende es desmesurado, como los 465 grados que puede alcanzar la superficie de Venus. 

Por suerte, aún estamos lejos de convertirnos en un nuevo Venus, pero las olas de calor que estamos viviendo no dejan de ser achicharrantes en buena parte del mundo, con consecuencias de todo tipo, afectando también a la faceta psicológica del ser humano. ¿Por qué? 

Al cerebro no le gusta el calor excesivo 

Calor - Fuente: Pexels
Calor – Fuente: Pexels

En 2016, un estudio de varios investigadores de la Universidad de Harvard analizó la función cognitiva durante una ola de calor en varios estudiantes comparando aquellos que dormían en habitaciones refrigeradas a 21 grados de media y aquellos que dormían sin aire acondicionado en habitaciones con temperaturas superiores a los 26 grados.  

Cada mañana, los estudiantes realizaban pruebas desde sus móviles, incluyendo ejercicios matemáticos y una prueba Stroop que combina colores y palabras. Las personas que durmieron en las habitaciones más calurosas obtuvieron resultados notablemente peores en las pruebas, hasta un 10% de aumento en el tiempo de respuesta además de una peor precisión. 

Las conclusiones del estudio fueron evidentes: los déficits de la función cognitiva resultantes de las condiciones térmicas interiores durante las olas de calor se extienden más allá de las poblaciones vulnerables, por los que los autores reclamaban “soluciones de adaptación sostenibles para fomentar una cognición adecuada durante eventos de calor extremo”. 

Es decir, durante las olas de calor, nuestros cerebros no trabajan con la misma eficacia, resultando más difícil concentrarse y memorizar. Y si no podemos pensar con claridad y eficiencia, todo se vuelve más complicado.  

El calor impide dormir bien 

La principal razón que explica la reducción el rendimiento cognitivo de los estudiantes del análisis referido es la interrupción del sueño. Si no dormimos bien (y seguido) el cerebro no “descansa” y si esta situación se convierte en la tónica habitual durante varios días o semanas, los efectos pueden perjudicar a largo plazo la salud mental del individuo. 

Como dice Robin Cooper, profesora clínica asociada de la Universidad de California en San Francisco y presidente de la Alianza de Psiquiatría Climática en este artículo de la revista Time, “el sueño es una función profundamente compleja y la falta de un sueño reparador tiene muchas ramificaciones diferentes para la salud mental”.  

Irritantes (y peligrosas) olas de calor 

Ola de calor - Fuente: Pexels
Ola de calor – Fuente: Pexels

Si no podemos pensar con claridad, nuestro rendimiento cognitivo disminuye y no descansamos lo suficiente, es más fácil entender que el calor excesivo nos ponga de mal humor. Pero, ¿hasta dónde puede llegar este mal humor? Depende de lo que dure el calor excesivo y/o nuestra falta de adaptación al mismo. 

Y es que a medida que sube la temperatura por encima de 25 grados, el rendimiento cognitivo se reduce, disminuyendo la actividad del sistema parasimpático, el sistema antiestrés que puede ayudarnos a mantener la calma y la relajación. Y esta es la antesala de “algo más” que un humor irritado. 


Ya lo decía un estudio sobre los homicidios en Sudáfrica de forma muy gráfica: por cada grado que sube el termómetro, aumenta un 1,5% el número de asesinatos. Otro estudio similar de la Universidad de Stanford publicado en Nature señalaba que un aumento de un grado en la temperatura promedio de Estados Unidos y México se correlacionaba con un aumento del 0,7% al 2% en los suicidios. Y los picos de suicidios y los eventos vinculados al trastorno de estrés postraumático tienden a ocurrir a finales de la primavera y a principios del verano.  

Aunque Joshua Wortzel de la Universidad de Brown de Rhode Island en Estados Unidos puntualiza en el artículo de Time que no son necesariamente los días más calurosos del año los que se asocian con el mayor número de suicidios e intentos de suicidio, “sino cuando la temperatura cambia drásticamente”.  

¿Cambio climático como crisis de salud mental? 

Cómo afecta el calor a nuestro estado de ánimo
Calor – Fuente: Unsplash

Eso es lo que se pregunta Robin Cooper, señalando los retos a los que se enfrenta el ser humano en las próximas décadas. 

Si las olas de calor dejan de alternarse en verano con periodos de temperaturas más moderadas, ¿terminaríamos por acostumbrarnos a estas temperaturas más altas y sostenidas con el tiempo y evitaríamos los devastadores efectos psicológicos y físicos referidos por los expertos que son provocados por los cambios drásticos de temperaturas? ¿O bien las altas temperaturas sostenidas supondrían una crisis de salud mental de gran calado al no poder ofrecer al individuo un entorno adecuado para soportarlas? 

Cooper señala que está establecido, tal y como hemos visto, que el calor afecta a la función cerebral pero los mecanismos exactos no se conocen bien: “una multitud de factores psicológicos, sociales y biológicos interrelacionados que van desde la interrupción del sueño hasta la función alterada por el calor de neurotransmisores y hormonas vitales”. 

Por eso, los expertos urgen a aumentar las investigaciones acerca de los efectos de las olas de calor, no solo desde un punto de vista psicológico, sino también ambiental tal y como señalaban los investigadores del estudio de Harvard referido anteriormente: los edificios pueden aumentar la exposición a la temperatura durante las olas de calor al mantener altas temperaturas interiores durante la noche, incluso cuando las altas temperaturas ambientales se han atenuado.  

Toda ayuda es bienvenida si tenemos que adaptarnos al calor excesivo y evitar que este afecte a nuestro cerebro, a nuestra salud mental y a nuestro humor.



1 Comment

  1. Es un excelente articulo como todos los vuestros. La cuestión de si los cuadros psicológicos muestran estacionalidad tiene también dificultades.El que un determinado proceso psicopatologico aumente significativamente durante una época del año piede indicar que está sustentado en algún mecanismo fisiológico o psicológico afectado directamente por una variable climática, y por lo tanto con oscilación anual siguiendola sucesión de las estaciones.Pero también podría tratarse de la expresión de un biorritmo autónomo del organismo alterado,de una cronopatologia circanual en relación mucho más indirecta con los factores externos.Esto explica porque nos ponemos de mal humor cuando las temperaturas aumentan en verano, irritación, gotas de sudor ,pocas ganas de hacer cosas, se sufre a veces, como una pesadilla de la que no sabemos salir.

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