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¿Por qué son importantes las vacaciones después de unas vacaciones?

La primera noche cena con los abuelos maternos, al día siguiente día con los paternos, luego el cumpleaños del sobrino, la merienda con los tíos, la visita al acuario, la quedada veraniega con los colegas y a las seis de la mañana en el tren a casa que hay un ofertón… y ya dormiré por el camino. 

¿Son esas unas vacaciones? ¿Voy a desconectar de algo? ¿O voy a volver más cansado (e hiperconectado) de lo que me fui? Por eso voy a necesitar unas vacaciones de las vacaciones, una de las muchas y disparatadas paradojas de nuestra desquiciante relación entre trabajo y vacaciones, entre ocupación y descanso. Porque si tanto ansiamos unas vacaciones (incluso unas vacaciones de las vacaciones) es que algo no funciona en nuestro trabajo… y en nuestra vida. 

Las vacaciones tras las vacaciones: un respiro tras el agotamiento y los compromisos 

Agotamiento tras vacaciones - Depositphotos
Agotamiento tras vacaciones – Depositphotos

La RAE nos dice que “vacación” es el “descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios”, siendo, en este sentido, un derecho legal que tienen todos los trabajadores. Pero hoy no hablaremos aquí de derechos, sino de deberes con respecto a nuestra salud mental y física. 

Porque ya lo dijo, al parecer, el sabio Quilón de Esparta, “hay tres cosas difíciles en la vida: guardar un secreto, soportar un agravio y emplear bien el ocio”. Y si los resultados de unas vacaciones son más agotamiento, es que no hemos empleado muy bien el ocio. 

Por supuesto, estás en tu derecho de plantear las vacaciones como un intenso programa de actividades porque es lo que te gusta, disfrutar de tu tiempo de ocio sin un segundo para pensar… o descansar.  

En otras ocasiones (la mayoría de ellas, de hecho) no somos nosotros los que elaboramos el plan, sino que nos lo elaboran las circunstancias, los compromisos, la condescendencia, el quedabienismo, etc. Antes siquiera de que podamos incluir un momento de no hacer nada concreto en nuestro planning vacacional, ya no hay hueco: tal vez para el año que viene puedas pasear por el parque del pueblo media horita. 

Por lo tanto, ya seamos nosotros quienes deliberadamente busquemos unas vacaciones sin respiro o nos veamos envueltos en un fragor vacacional casi sin quererlo, el resultado es el mismo: agotamiento. Y por eso vamos a necesitar unas vacaciones de las vacaciones. 

¿Cómo descansar tras las vacaciones? 

Cansancio en aeropuerto - Depositphotos
Cansancio en aeropuerto – Depositphotos

Lo primero, no te culpes, déjalo para cuando tengas un hueco para pensar. Lo segundo, descansa mente y cuerpo (esta vez sí) antes de volver a trabajar. Y decimos “antes” porque si estás esperando a volver a trabajar para descansar de las vacaciones, la paradoja puede volverse un irresoluble círculo vicioso. 

  • Toma uno o dos días (sin trabajo) para “aterrizar”. Ni se te ocurra empalmar vacaciones intensas con trabajo, el síndrome posvacacional puede ser catastrófico, además de que el impacto en tu salud mental y física puede ser muy serio. No te lo tomes a broma. Descansa (en serio) antes de trabajar. 
  • Olvídate de planear el ocio. Haz la exigente prueba que plantea Blaise Pascal y que citamos aquí cada verano: quédate en tu habitación unas horas sin hacer nada y soluciona el mundo, empezando por el tuyo propio. 
  • Duerme y come lo que necesites. No más. La rutina del sueño es fundamental para descansar de las vacaciones. Lo mismo se puede decir de la alimentación. Acaba con los atracones veraniegos lo antes posible. 
  • Olvídate de los compromisos. Esto incluye desde tu hijo hasta tu marido, pasando por el Real Madrid o la peluquería. Necesitas estar un par de días sin agenda y sin presiones externas sobre lo que es urgente. Porque no hay nada más urgente ni imprescindible que el verdadero descanso de tu cerebro. 
  • Ejercicio físico moderado. Recupera tus rutinas físicas habituales, con calma, tampoco sin atracones. Tu cuerpo te agradecerá recuperar el ritmo y en unos días volverás a sentirte pletórico… o lo pletórico que te sentías cuando hiciste la maleta para agotarte en vacaciones. 

El trabajo sin prisa, las mejores ‘vacaciones’ para el organismo 

Una mujer canta en el trabajo - Fuente: Pexels
Una mujer canta en el trabajo – Fuente: Pexels

Esta idea proviene de aquella frase atribuida a Gregorio Marañón “el trabajo sin prisa es el mayor descanso para el organismo”, la cual resume lo mal que lo hacemos casi todos cuando se trata de trabajar y descansar, un verdadero drama que arrasa con la salud mental de millones de personas en el mundo.

Dejando al margen los casos más extremos que incluyen condiciones laborales precarias, explotación laboral y falta de respeto por la salud de los trabajadores, es evidente que el propio trabajador también tiene su responsabilidad a la hora de organizar su trabajo… y su descanso.  

Puede que no llegues nunca a alcanzar la (preciosa) solución de Mark Twain, hacer de tu vocación tus vacaciones, pero al menos debemos conformarnos con la de Gregorio Marañón: trabajar de tal modo que las vacaciones no sean una imperiosa necesidad física ni mental, sino un periodo del año que llega de forma natural en el que la rutina laboral cambia para disfrutar de otras actividades con más tiempo. 

Así pues, para no agotarse en vacaciones, debemos empezar por replantear nuestra forma de trabajar (hasta donde las leyes nos lo permitan), lo que no quiere decir, por definición, que haya que trabajar menos (horas), sino mejor, con menos prisas, dejando el eufemismo de la productividad para los manuales neocapitalistas: un trabajador que se siente a gusto en su trabajo, trabaja al ritmo que considera que debe trabajar, tiene una mínima vocación y consigue una mínima autorrealización dedicándose a esa labor, no necesita pensar en la productividad porque es la consecuencia natural de este escenario marcado por la responsabilidad, la libertad y el (auto) cuidado físico y mental

Y solo así lograremos no correr tras las vacaciones como los niños cuando salen del colegio: nos adentraremos en ellas, con tranquilidad y naturalidad, para seguir disfrutando de la vida, no para empezar a disfrutar de la vida. Empieza a disfrutar del trabajo (si te dejan y te dejas) y entonces empezarás a disfrutar de verdad de las vacaciones… porque ya no las “necesitarás”.



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