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Por qué tienes tus mejores ideas en la ducha

Estás bajo el agua caliente de la ducha, con los ojos cerrados, tarareando relajado, en paz y con la mente en blanco. Y, sin previo aviso, se te ocurre algo: “Eso es, esa es la idea”. Después de estar dando vueltas a un problema durante todo el día, en el trabajo, en el coche, mientras te hacías la cena, la solución llega cuando no la buscabas y donde menos te lo esperas: bajo la ducha

La creatividad es una facultad humana que aún despierta controversias y debates entre los neurocientíficos. Pero sus hallazgos parecen tener un punto en común: la relajación mental y la producción de hormonas como la dopamina son fundamentales para el impulso creativo, para la generación de ideas y soluciones. Y la ducha es el escenario perfecto para ello

Cerebro relajado, cerebro creativo 

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Una mujer en la ducha – Fuente: Depositphotos

El psicólogo cognitivo y escritor Scott Barry Kaufman lo tiene claro: “el ambiente relajado, solitario y sin prejuicios de la ducha” es el escenario ideal para que fluya el pensamiento creativo, porque “permite que la mente divague libremente, estando más abierta al fluir natural de la conciencia y el pensamiento”. 

Bien es cierto que el estudio del profesor de la Universidad de Columbia y director del Centro para el Potencial Humano estaba encargado por la multinacional Hansgrohe “especializada en duchas y grifos para el baño y la cocina”, pero sus conclusiones parecen encauzar con un hábito compartido por millones de personas: “el 72% han experimentado nuevas ideas en la ducha y un 14% de ellas se ducha con el único propósito de facilitar el pensamiento creativo”. Suponemos que el “propósito” de estar limpios de ese 14% ya está implícito.

En una cumbre online organizada por el psicólogo Ron Friedman autor del libro El mejor lugar para trabajar, Kaufman incidía en la importancia de reservar un tiempo para el fluir relajado del pensamiento, para “soñar despierto”: “Debéis aseguraros de tener tiempo y espacio en soledad, como un paseo diario, (…) descubrir nuevas formas de estimulación sensorial como el mindfulness que permita entrar en contacto contigo mismo y entender tu cuerpo, tus sentimientos y tus pensamientos”. 

El ‘efecto ducha’ y la incubación de ideas 

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Una mujer sale de la ducha – Fuente: Unsplash

Esta hipótesis lanzada por Kaufman acerca de que “somos más creativos en la ducha que en el trabajo” ha sido ampliada por un estudio reciente de varios investigadores de la Universidad de Virginia publicado este 2022 en la revista Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts.  

Titulado elocuentemente El efecto ducha, la mente que divaga facilita la incubación creativa durante actividades moderadamente atractivas, este análisis completa las investigaciones de Kaufman al concluir que la generación de ideas y el impulso de creatividad requiere un equilibrio entre pensamiento lineal centrado —que limita la originalidad— y las asociaciones aleatorias e ilimitadas del fluir del pensamiento, de la mente más dispersa y relajada. 

Considerando que los estudios precedentes sobre la creatividad no habían abordado el acto de divagar, cuando el pensamiento fluye de forma libre y no dirigido, los investigadores hicieron un experimento con el visionado de varios videos mientras se pedía a los individuos que idearan soluciones creativas a diferentes problemas. 

El experimento concluyó que las personas generan ideas mientras hacen o participan en actividades aburridas porque “brindan tiempo para enfocar la mente a hacia la resolución de problemas”, pero este tipo de soluciones no suelen ser especialmente creativas. Por su parte, los videos que requerían mucha atención por ser altamente atractivos o entretenidos tampoco fomentaban la creatividad porque requerían demasiada atención cognitiva.  

Eran los videos moderadamente atractivos que involucraban parcialmente al cerebro los que incitaban el mayor impulso de creatividad: la mente desconecta parcialmente permitiendo el fluir del pensamiento creativo, generalmente atrapado por un torrente de estímulos más o menos intrusivos. 

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Un hombre en la ducha – Fuente: Unsplash

Así las cosas, ni el exceso de concentración ni el aburrimiento o la abulia facilitan el pensamiento creativo. En el primer caso podemos resolver problemas complejos pero nuestra capacidad para crear estará disminuida por falta de distensión. En el segundo caso, nuestra mente estará “apagada” por falta total de estímulos externos sobre nuestros sentidos. Es el punto intermedio de actividad relajada y distendida la que es la ideal para crear

Y es así como los investigadores afirman demostrar ese “efecto ducha”, cómo un ambiente relajado y moderadamente estimulante se presenta como el escenario ideal para el fluir del pensamiento creativo. 


Dopamina y creatividad bajo la ducha 

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Una mujer en la ducha. Fuente: Pexels

Pero aún falta un ingrediente esencial en este cóctel que nos embriaga de creatividad bajo la ducha: es la dopamina que, según la prestigiosa neuróloga Alice Flaherty, es fundamental para alcanzar altos niveles de creatividad. 

Uno de sus primeros estudios titulado Control frontotemporal y dopaminérgico de la generación de ideas y el impulso creativo y publicado en 2005 en Journal of Comparative Neurology estudiaba la participación de este neurotransmisor en la generación de ideas

Su principal propuesta trata de completar la tradicional diferenciación entre hemisferios cerebrales —el derecho para la creatividad y el izquierdo para el análisis y la lógica—, considerada demasiado simplista, para sugerir un modelo más complejo de tres factores: la interacción entre los lóbulos temporales, los lóbulos frontales y el sistema límbico. 

Y es la actividad de las vías de dopamina del sistema límbico la que, según Flaherty, genera el mayor impulso de creatividad en nuestro cerebro. Para segregar dopamina se necesita un determinado estado mental y unos determinados estímulos en nuestros sentidos. Aquellas actividades distendidas y agradables que nos hacen sentir relajados son las que facilitan el trabajo de la dopamina, como dar un paseo, nadar, salir a correr… o ducharse. 

Por eso, en ocasiones, nos sorprendemos a nosotros mismos teniendo las “mejores ideas” en entornos que no parecen propicios para ello, como el baño.  

La lógica más simple nos dice que debemos concentrarnos para generar ideas, pero el diseño de nuestro cerebro, del sistema nervioso central y la producción de hormonas y el trabajo de los neurotransmisores indican otra cosa: para ser creativos debemos relajarnos, no debemos buscar ideas y soluciones (insistentemente), sino esperar que lleguen facilitando un estado mental adecuado para su recepción.

Y ese estado mental ávido de ideas llega cuando logramos “desconectar” ciertas partes de nuestro cerebro, especialmente algunas funciones ejecutivas, las del análisis y toma de decisiones, para permitir una suerte de atención desenfocada, un fluir natural del pensamiento estimulado por la dopamina, una divagación aparentemente improductiva que, paradójicamente, es la más fértil.

Y todo ellos mientras corremos, mientras paseamos, mientras nos duchamos. Así que, si quieres resolver un problema y no das con la tecla, no busques una solución de forma obsesiva prueba a ducharte. 



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