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Qué es la asertividad y cómo desarrollarla

¿Es posible ser honesto y directo y hacer respetar tus derechos pero, a la vez, respetar los derechos y el punto de vista de los demás? ¿Es posible la autoafirmación del individuo en un contexto social sin que nadie se sienta herido? La asertividad como técnica comunicativa es la respuesta a esas preguntas. Te explicamos en qué consiste y cómo desarrollarla.

¿Qué es la asertividad? Un concepto psicológico multidimensional

Dos mujeres ante un ordenador - Fuente: Unsplash
Dos mujeres hablan – Fuente: Unsplash

Desde su origen como concepto en psicología hace 70 años, la definición de asertividad ha ido enriqueciéndose y adquiriendo nuevas dimensiones a medida que se aplicaba con éxito a diversos ámbitos sociales, especialmente el trabajo.

Ya lo decía el catedrático de Psicopatología de la Universidad de Granada Vicente E. Caballo en este pionero artículo sobre el tema, “no hay una definición universalmente aceptada de la conducta asertiva”, aunque el Centro Nacional de Condiciones de Trabajo trata de concretar el término así: “una técnica comunicativa que nos permite, a partir del receptor hacia nosotros mismos, incidir en la modificación de la conducta de los demás”.

Por su parte, la RAE define a la persona asertiva como la que “expresa su opinión de manera firme y con seguridad, respetando las ideas de los demás”.

Honestidad, autoafirmación y respeto por los demás

Ya han pasado siete décadas desde que Andrew Salter, Joseph Wolpe y Arnold Lazarus comenzaran a hablar de asertividad en el ámbito de la terapia de conducta definiéndola en un principio como la “expresión de los derechos y los sentimientos personales“.

En este sentido, Lazarus considera que la conducta asertiva supone una disminución de la ansiedad, unas relaciones más próximas y significativas, un respeto hacia uno mismo y la adaptación social.

A partir de ahí, el concepto gana empaque con definiciones como la de Alberti y Emmons en 1978: “la conducta que permite a una persona actuar en base a sus intereses más importantes, defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o ejercer los derechos personales sin negar los derechos de otros”.

Por su parte, McDonald en ese mismo año señalaba que la asertividad consistía en la expresión abierta de las preferencias de una manera tal que los otros las tomen en cuenta, mientras que Rimm y Masters en 1974 decían: “la asertividad es la conducta interpersonal que implica la honesta y relativamente directa expresión de sentimientos”.

Vicente E. Caballo concluye su exposición sobre las raíces del concepto con su propia definición de la conducta asertiva: “conducta que expresa los sentimientos y pensamientos de un individuo de una manera honesta sin herir a los demás, y que normalmente alcanza su objetivo”.

Cómo comunicarse de forma asertiva: principios y técnicas

Trabajo - Fuente: Pixabay
Trabajo – Fuente: Pixabay

Es interesante el matiz que incluía Caballo en su definición al señalar que la asertividad normalmente alcanza su objetivo y es que, actualmente, esta técnica de comunicación, estrechamente vinculada a las habilidades sociales, se suele enfocar como una estrategia práctica más que un concepto teórico relacionado con la ética.

Es decir, se trata de usar la asertividad para conseguir algo, no para ser algo, generalmente aplicado en contextos sociales como el trabajo. En este sentido, el psicólogo Robert E. Alberti indicaba cinco principios de la asertividad:

  • Es una característica de la conducta, no un rasgo de la personalidad. Es decir, todos podemos aprender a ser asertivos.
  • Es una característica específica a la persona y a la situación, no universal.
  • Debe contemplarse en el contexto cultural del individuo, así como en términos de otras variables situacionales.
  • Está basada en la capacidad de un individuo de escoger libremente su acción.
  • Es una característica de la conducta socialmente efectiva, no dañina.

Por su parte, Lazarus exponía las cuatro dimensiones de la asertividad que siguen asociadas al concepto en la actualidad:

  • La capacidad de decir “no”.
  • La capacidad de pedir favores o hacer peticiones.
  • La capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos.
  • La capacidad de iniciar, continuar y terminar conversaciones generales.

Así mismo, los autores de la guía de buenas prácticas del Centro Nacional de Condiciones de Trabajo recuerdan cómo la asertividad es también la respuesta a dos formas negativas de comunicación o socialmente inhábiles:

  • Conducta pasiva que conlleva la transgresión de los propios derechos al no ser capaz de expresar abiertamente sentimientos, pensamientos y opiniones o al expresarlos de una manera derrotista, con disculpas o falta de confianza de tal modo que los demás puedan no hacerle caso.
  • Conducta agresiva que consiste en la defensa de los derechos personales y expresión de los pensamientos, sentimientos y opiniones de una manera inapropiada e impositiva y que transgrede los derechos de las otras personas.

Las siete técnicas asertivas

El CNCT expone las siete técnicas asertivas “adicionales”, a poner en práctica cuando la otra persona ignore el mensaje y continúe con su conducta, o bien intente criticar la nuestra o descalificarla de diferentes maneras.

  • Disco rayado. Repetición serena de palabras que expresan nuestros deseos una y otra vez. Evita tener que poner excusas falsas persistiendo en nuestros objetivos.
  • Banco de niebla. Es una respuesta a un intento de manipulación. El clásico “sí, sí, lo que tú digas”, pero haré lo que me dé la gana.
  • Aceptación negativa. Aceptar nuestros errores y faltas, (sin tener que excusarnos por ellos) mediante el reconocimiento decidido y comprensivo de las críticas que nos formulan a propósito de nuestras características negativas, reales o supuestas.
  • Aceptación positiva. Consiste en la aceptación de las alabanzas, pero sin desviarnos del tema central. Y es que en ocasiones, los demás usan sus propias estrategias “positivas” para conseguir sus propios objetivos, que a veces chocan con los nuestros. Una alabanza (real o fingida) puede buscar en el fondo una relajación por nuestra parte en la consecución de un objetivo.
  • Interrogación. Es una fórmula para enfrentarse a las críticas de una manera no agresiva, intentando obtener más información de la persona que nos ha criticado para discernir si la crítica es constructiva o destructiva.
  • Compromiso viable. Se trata de llegar a un acuerdo con otras personas, sin que ninguna de las demás se alejen de sus objetivos ni pierdan nada relevante. Se trata de dejar el ego a un lado y llegar a acuerdos prácticos.
  • Información gratuita. Se trata de identificar los indicios que da el interlocutor durante la conversación para inferir lo que quiere realmente. Es decir, dejar hablar y escuchar con atención.

La asertividad en el ‘mundo real’

Varias mujeres se ríen - Fuente: Pexels
Varias mujeres se ríen – Fuente: Pexels

Más allá del papel y los manuales, aplicar las técnicas asertivas descritas, punto por punto, puede ser agotador y no está exento de frustraciones, conflictos y situaciones relativamente absurdas, sobre todo cuando se encuentran dos personas que han leído el manual básico de asertividad y se disponen a usar las mismas técnicas… para conseguir objetivos contrapuestos.

En un mundo ideal, si todos tuviéramos claros conceptos básicos (y un poco más “antiguos” que la asertividad) como el respeto, la empatía, la libertad o la honestidad, no sería necesario estudiar técnicas asertivas para ir a la oficina. Pero como nos cuesta un poco dominar (y aplicar) esos conceptos “tradicionales” y tampoco vamos sobrados de inteligencia emocional, nos vemos obligados a acudir a las técnicas asertivas para tratar de buscar una comunicación efectiva.

Pero ya lo decía el pionero de la asertividad Andrew Salter, “el individuo asertivo actúa, sin pensar“. Desde luego que hay que “pensar un poco” antes de actuar pero si nos obsesionamos con ser asertivos (a cada minuto) nos acabaremos perdiendo en un maraña de estrategias rocambolescas, actitudes impostadas… y de manual.

Al fin y al cabo, por mucha asertividad que pongamos de nuestra parte (y los demás pongan de la suya), no vamos a poder llevarnos bien y “entendernos” con todo el mundo. La asertividad, en este sentido, no es una garantía para evitar el conflicto, que en ocasiones es inevitable: al contrario, la verdadera asertividad se opone a la condescendencia (evitar el conflicto a cualquier precio fingiendo que nos llevamos bien con todos y lo “toleramos” todo, hasta lo intolerable), y puede conducir así al enfrentamiento, aunque siempre tratando de soslayar las actitudes agresivas en el mismo.

Por lo tanto, sé natural, sé tú mismo, respétate y respeta a los demás, escucha y pide que te escuchen, transmite tus sentimientos y sé empático con los de los demás. Y recuerda que tú tienes objetivos pero los demás también tienen los suyos. Y a veces chocan y hay que “negociar”. De eso se trata cuando hablamos de “asertividad”, ¿no?



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