/

Qué es un ‘fat suit’ y por qué todos hablan de él

Brendan Fraser “engordando” decenas de kilos para ganar su ansiado Óscar, Mónica de Friends como fat funny girl, graciosa y sin poder parar de comer, y Jared Leto enfundado en su traje de gordo (y calvo) para poner a prueba su talento interpretativo como Paolo Gucci en la película sobre la polémica casa Gucci de Ridley Scott. 

En pleno debate sobre la gordofobia que aqueja a buena parte de la sociedad, la industria del cine, especialmente en Hollywood, pone su granito de arena con sus fat suits, literalmente “trajes gordos”, para sus actores y actrices. Y es que cabe preguntarse, ¿por qué Darren Aronofsky no contrató a un actor con obesidad mórbida para que ganase un Óscar con La Ballena y, en vez de eso, puso una prótesis al bueno de Brendan Fraser? 

‘Fat suit’: un asunto pendiente en Hollywood 

Fat Suits
Jared Leto posa ante el cartel de ‘House of Gucci’

Hollywood es un transatlántico con fugas por todos lados. Tapa una y le salen diez: es lo que tiene ser una industria multimillonaria que ha construido su negocio alrededor de grandes películas, otras un poco menos grandes, pero también muchas actitudes moralmente dudosas o directamente denunciables. Son muchas décadas ya limpiando un nombre que ha acumulado bastante cochambre: machismo, racismo, homofobia, acoso laboral, extorsión… y un poco de gordofobia.  

Ahora, con cada ceremonia de los Óscar —su gran ceremonia de autobombo vestida de premios artísticos— decide que debe reivindicar su lavado de cara para volver a ser una suerte de líder social que enseñe a los espectadores la diferencia entre el bien y el mal. Es decir, lo que ha tratado de hacer siempre, con mejor o peor fortuna.  

El ‘fat suit’ de ‘La ballena’ 

Gordofobia
Brendan Fraser en ‘La ballena’

Si en los últimos años ha tocado denunciar el machismo y reivindicar la diversidad y lo inclusivo en el cine con diferentes premios, en la edición de este año una película ha estado en boca de todas: La ballena. Más allá de sus virtudes o defectos cinematográficos, la película despertó diversas reacciones por uno de los temas que abordó y cómo lo hizo.  

Porque es evidente que La ballena no es solo una película sobre la obesidad, pero sí era un elemento central que acompaña a otros, como la culpabilidad, la adicción, el trauma, la paternidad, etc. La cuestión, en este caso, fue por qué se puso un fat suit a un actor, en vez de apostar por una persona con obesidad mórbida. 

Aronofsky y compañía a buen seguro que lo valoraron, pero lo más probable es que lo descartaran por las dificultades a nivel artístico y promocional. No hay que olvidar que Hollywood sigue viviendo del star system y no es tan sencillo encontrar un actor famoso como obesidad mórbida que pudiera encarnar el papel de Charlie sin necesidad de prótesis.  

Así mismo, tampoco hay que ser cándidos: las películas de Hollywood también viven de la promoción, y los productores de la cinta diseñaron al milímetro el marketing para destacar el papel de Brendan Fraser, tanto dentro como fuera de la pantalla. Millones de espectadores sintieron que al actor se le debía un Óscar, como mínimo, después de todo lo que tuvo que pasar. Y millones de espectadores suponen millones de dólares, que de eso vive Hollywood, más allá de la cada vez más dudosa condición artística de los productos que elaboran. 

Pero, el uso de esa prótesis y algunas declaraciones de los implicados alimentaron la supuesta gordofobia de la película y las dudas sobre el uso del traje de gordo: “El traje era muy pesado e hizo que me acercara más a lo que sería vivir en el cuerpo de un hombre de ese tamaño”. Bueno, entonces, más fácil hubiera sido que un hombre de ese tamaño hubiera interpretado el papel, ¿o no?  

Pero volvemos a la mismo: Hollywood es un negocio y, primero, busca hacer dinero. Los productores consideraron que la mejor manera de hacer un producto rentable era vestir de gordo a un actor famoso. Y después los de marketing ya se encargarán de que los espectadores asuman que todo eso es un oscarizable tour de force interpretativo. 

‘Fat funny girl’: la amiga gorda y graciosa 

Fat Suits
Sarah Paulson caracterizada como Lindra Tripp

Muy recordado en la historia de la televisión fue también el fat suit de Mónica en Friends y la multitud de chistes y clichés asociados a su obesidad por parte de sus compañeros. Pero aquel traje de gorda no era un problema en sí mismo: lo lógico es que sea la misma actriz la que interpreta al personaje más joven. Es como cuando vemos a un actor maquillado de más mayor para interpretar una escena en la que hay un salto temporal. 

El problema de Friends fueron los chistes —aunque no hay que olvidar que es una comedia— y el cliché que interpretaba: la fat funny girl, la graciosa gordita que es amiga de la protagonista delgada y guapa y que aporta chascarrillos y autoparodia con un bollo en la mano. Porque los gordos no paran de comer en cualquier situación, incluso bailando. No tenemos dudas de que si Friends tuviese un reboot, los chistes sobre la obesidad de Mónica no serían de la misma tipología: habría que reescribir el guion, no cabe duda.


Más problemático fue el caso de Sarah Paulson en American crime story: Impeachment que, en vez de engordar para interpretar su papel —o, mejor aún, contratar a una actriz con sobrepeso— para adaptarse mejor al personaje de Linda Tripp, recibió un fat suit que la hizo “irreconocible”. Paulson se defendió argumentando que había engordado 13 kilos y que “fijarse solo en lo que un actor o una actriz puede aportar físicamente a un personaje es una visión «reduccionista» del trabajo de un intérprete”. 

Y tiene razón, pero si se busca verosimilitud a la hora de encarnar a un personaje real, ponerle un traje a una actriz para simular que tiene más peso del que realmente tiene, no creemos que ayude mucho al trabajo de un intérprete. Más bien lo contrario, lo ridiculiza. Pero el problema no fue solo de Paulson por aceptar el papel, sino de la producción por no pensárselo dos veces antes de caer en el fat suit

No obstante, estas críticas a los fat suits se han extendido a otros frentes lo que está creando aún más polémicas. Desde personas que reclaman que solo actores homosexuales puedan interpretar a personajes homosexuales hasta los que señalan que no se deben usar actores gentiles (no judíos) para interpretar a judíos: el denominado jewface. Tras rechazar un papel de un hombre transgénero, Scarlett Johansson reaccionó: “como actriz, se me debería permitir interpretar a cualquier persona, árbol o animal”

Del ‘blackface’ al ‘fat suit’ 

Fat Suits
Una imagen de ‘El cantor de jazz’

Pero si echamos la vista un poco más atrás, podemos respirar con un poco de alivio. Todavía queda mucho por recorrer en Hollywood para tapar unas cuantas fugas más, pero al menos los personajes negros no son blancos pintados de betún

Fue el denominado blackface que nació en el mundo del teatro para caricaturizar a los personajes negros. De hecho, la primera película con sonido sincronizado de la historia del cine, la más que mítica El cantor de jazz, representó sin pudor el blackface. Y no es que el actor de origen lituano Al Jolson interpretara realmente a un negro, sino que mostraba cómo en la época muchos cantantes blancos ( y en este caso judío) se pintaban de negro para poder cantar géneros musicales en teatros “respetables” sin ofender la sensibilidad del público blanco. Una locura.  

Así las cosas, algo sí hemos avanzado, incluso en Hollywood, donde hasta los actores gordos empiezan a dejar de interpretar “papeles de gordo”, como dice Jonah Hill: “Antes era sólo el gordo gracioso. Ahora juego en Primera”. Quién sabe, quizás en un tiempo los fat suits dejen de estilarse en Hollywood como dejaron de pintarse con betún los cantantes blancos para cantar jazz y no ofender sensibilidades.



1 Comment

  1. Deberían de darnos una lista de actores y actrices de primer nivel con obesidad mórbida, para interpretar papeles como el de Charly en la película la ballena, el fat suit no se encuentra ni cercanamente próximo al Blackface, esto es un despropósito. Entiendo perfectamente los problemas de la gente muy grande y créanme que un papel o varios en Hollywood no es algo que tendríamos que estar discutiendo.

Dejar una respuesta

Your email address will not be published.