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Sexo con el buen tiempo: ¿es verdad que “la primavera la sangre altera”?

La llegada de la primavera es una etapa siempre esperada del año: más horas de sol, temperaturas más altas, más actividades fuera de casa, más posibilidades de ocio… ¿y más sexo?  

La tradición nos dice que con la llegada del buen tiempo aumenta la frecuencia de las relaciones interpersonales con lo que aumentan las posibilidades de tener relaciones íntimas. Al menos, eso es lo que expone de forma muy gráfica el popular dicho “la primavera la sangre altera”. Pero, ¿es cierto que el sexo es más frecuente durante los meses primaverales? 

Sexo en primavera: evidencias y mitos 

Síndrome de la vida ocupada
Un hombre descansa sobre un campo de flores – Fuente: Pexels

Si tan solo nos basamos en las expectativas y la cultura popular, la conclusión es diáfana: en primavera estamos todos más salidos que el pico de una plancha y, como consecuencia, la frecuencia de las relaciones sexuales aumenta exponencialmente. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre ese eufemismo de la “sangre alterada en primavera”? 

El sol, el mejor afrodisiaco 

“Querido sol, sol, dame tu calor… ¡brilla!”. Esta conocida canción infantil expone el cambio que llega tras el equinoccio de primavera. Amanece más temprano, las puestas de sol son más tardías, las plantas crecen más, salen las flores, las hormigas, las abejas, y todo lo que ya sabemos. Y en España, como si no tuviéramos suficientes horas de luz por la tarde, adelantamos el reloj para que no anochezca nunca.  

¿Y por qué el sol tiene tanta influencia en nuestra libido? La luz activa nuestro reloj biológico y no hay nada como la luz del sol que es un afrodisiaco y antidepresivo natural que nos permite procesar el 90% de la vitamina D. Por eso, muchos expertos alertaron sobre las consecuencias biológicas de no salir de casa durante la época pandémica: muchos no recibíamos suficiente luz directa del sol.

En este sentido, un equipo de investigadores de la Universidad de Tromsø en Noruega liderados por Arne Holte sugirió en un estudio que las mujeres siguen a la luz con respecto al interés sexual concluyendo que abril y mayo son los periodos en los que las mujeres muestran mayor interés por el sexo, siendo diciembre el momento más bajo. 

Hay que puntualizar, no obstante, que hablamos de un estudio de personas jóvenes en Noruega, donde los cambios de luz y temperatura son muy extremos entre el invierno y la primavera y su relación con la naturaleza es un poco diferente a la nuestra.

La primavera las hormonas alteran 

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Una mujer sobre la hierba con flores – Fuente: Unsplash

De cualquier forma, es evidente que el sol tiene mucho que ver en los cambios físicos y psicológicos que vivimos las personas a lo largo del año. Seguro que has oído hablar de la astenia primaveral, pero esta época del año también altera nuestras hormonas, que tienen una gran influencia en nuestro deseo sexual. 

Al tener más horas de sol, el cuerpo no libera tanta melatonina lo que nos activa más y abre la posibilidad a la liberación de otras hormonas que influyen directamente en los cambios físicos y psicológicos que, a menudo, vivimos en primavera. 

Es el caso de la oxitocina, conocida popularmente como la hormona del amor, la serotonina, o la propia dopamina, esa hormona que podría explicar la adicción a redes sociales como Tinder. Y es que, en líneas generales, la segregación de estrógenos —hormonas sexuales femeninas— como de andrógenos —hormonas sexuales masculinas— aumenta con la llegada de la primavera.  

Es el caso de la testosterona en los hombres que tiene una gran relevancia en el deseo sexual masculino y que es producida por la hormona luteinizante que, en el caso de las mujeres, actúa sobre los ovarios para hacer que los folículos liberen sus óvulos produciendo hormonas que preparan al útero para estar listo para que se implante un óvulo fertilizado. Esta hormona sería responsable de que las mujeres tengan un color más vivo cuando se activa, lo que aumentaría el atractivo. 

Y no nos podemos olvidar de las feromonas que son segregados por el sudor. Sí, ese olor que puede no ser nada agradable en según que situaciones, se vuelve un poderoso imán sensual en otros escenarios.  

Las expectativas primaverales 

Dos hombres y una mujer en una cama - Fuente: Pexels
Dos hombres y una mujer en una cama – Fuente: Pexels

Si acostumbras a usar el transporte público, ya habrás notado que todo es diferente al invierno. Y no lo decimos (solo) por las feromonas, sino por el atuendo de los viajeros. Ellos y ellas han cambiado su atuendo y todo el mundo va mucho más ligero de ropa. Tal vez, entonces, notes que pienses un poco más de lo habitual en sexo.  

Y es que el sol y la alteración hormonal de la primavera no son los únicos responsables de la efervescencia sensual de la primavera. También están las expectativas que nos generamos cuando delante de nosotros se nos presenta un escenario más estimulante.  

Pero, una cosa son las expectativas y otra la realidad. Una mayor frecuencia de fantasías sexuales no se traduce automáticamente en más actividad sexual. Y es aquí donde debemos hacernos una interesante pregunta… 

¿Por qué se concibe tan poco en primavera?

mujer
Mujer sobre la cama/Foto: Unsplash

Según el Instituto Nacional de Estadística, los meses de julio, agosto, septiembre y octubre son los meses del año en los que más niños nacen. Si hacemos cuentas, obtenemos que los meses en los que más se concibe son noviembre, diciembre, enero y febrero. Y, entonces, ¿qué pasa con la fiebre primaveral?  

Desde luego, el sexo no es sinónimo de concepción, y si hacemos caso de algunas encuestas, todo el mundo parece tener muy claro que el sexo es más abundante con el buen tiempo.

Esta encuesta de Boston Medical Group sobre hábitos sexuales señala que el 75% de los encuestado fija su época sexual más activa en la primavera y el verano, y solo el 25% en el otoño y el invierno, siendo agosto el mes más activo con nada menos que un 43%: casi una de cada dos personas señala que en agosto es cuando practica más sexo. Pero los niños siguen concibiéndose mayoritariamente en invierno… 

Tal vez este desbarajuste tenga que ver con diversos factores. Por un lado, en verano conocemos más gente fuera de la pareja o sin tener pareja, y estas relaciones íntimas no suelen estar vinculadas a la concepción.  

Así mismo, tampoco habría que descartar la calidad del esperma tal y como indica este estudio: “La evidencia reciente sugiere que el deterioro en la calidad del esperma durante el caluroso verano en las áreas subecuatoriales puede resultar en tasas de concepción más bajas que conducen a una reducción en la tasa de natalidad en la primavera”. 

Por su parte, el investigador noruego Anders Palmstrøm Jørgensen, experto en endocrinología y el sistema hormonal humano se opone a la noción de los ciclos sexuales de su colega Arne Holte vinculados a la climatología: “no hay ninguna variación estacional en el interés sexual, como sí ocurre en muchos animales, esto hace que la ‘fiebre primaveral’ sea difícil de explicar”. Así pues, la fiebre sexual primaveral existe, sobre todo en nuestra cabeza, pero su explicación no es tan sencilla ni se traduce de forma directa en una incesante bacanal sexual primaveral, al menos no en la mayoría de los casos.



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