Ventana de Overton: así tratan de engañarnos los políticos

La ventana de Overton es una teoría política de diversas interpretaciones y lecturas como veremos a continuación. De tal forma que podría explicar cómo los movimientos sociales influyen en la agenda política, pero también cómo los propios políticos pueden imponer su agenda (basada en sus propios intereses) a la sociedad, a través de la seducción, la persuasión… o el engaño.

La ventana de Overton y el ‘buen’ político

Político - Depositphotos
Político – Depositphotos

Según la teoría original del politólogo Joseph Overton, el concepto de ventana se entiende como una analogía de la influencia social en la política institucional, y no al revés. El ejemplo que el propio Mackinac Center, difusor inicial de la idea, propone se relaciona con la educación. La sociedad, en su conjunto, está de acuerdo en que los niños necesitan una educación formal, pero, ¿cómo se ofrece esa educación?

Las diferentes opciones para gestionar la política educacional, desde otorgar todo el poder al Estado para administrarla hasta dejar la educación en manos de ciudadanos y/o organizaciones privadas, configuran “la apertura” de la ventana de Overton de forma que las ideas más extremas suelen quedar fuera de la ventana, mientras que las más moderadas entran en el debate político hasta que, finalmente, algunas de ellas cristalizan en forma de leyes.

Según esta versión de la teoría, el buen político “escucha” lo que dice la mayoría de la sociedad optando por las políticas con mayor apoyo social para ganarse también ellos el apoyo social a modo de votos en las elecciones correspondientes: “los políticos son más seguidores que líderes: somos el resto de nosotros quienes, en última instancia, determinamos el tipo de políticas que apoyarán”.

Por supuesto, si tú como ciudadano tienes una idea que está fuera de la ventana en ese momento por ser demasiado “extrema” (independientemente de si es adecuada o no) será “tarea muy difícil” convencer a los políticos para que la adopten. ¿Y qué opciones tienes? “Empezar desde abajo, generando lentamente apoyo para que la idea germine en la sociedad hasta que los políticos se sumen”. O también puedes intentar influir (o pagar) a un think tank como Mackninac Center para que te ayude en tu tarea. O afiliarte a un partido. O crear tu propio partido.

La ventana de Overton y el “mal político”: todos caníbales en cinco pasos

Político - Pixabay
Político – Pixabay

Existe un ejemplo muy elocuente que circula por la red que explica la cara más siniestra de la ventana de Overton (negada por sus creadores que tienen incluso registrado este concepto como “marca”). Esta versión nos explica cómo los círculos de poder que representan los políticos podrían ser capaces de convencer de “cualquier cosa” a la sociedad siguiendo una serie de pasos.

El reputado director ruso Nikita Mikhalkov, autor de películas célebres como Urga o Quemado por el sol (y convencido putinista), ha sido uno de los difusores de esta versión de la ventana de Overton como estrategia de manipulación social poniendo como ejemplo el canibalismo:

  1. De lo impensable a lo radical. El canibalismo está completamente fuera de la ventana de Overton por considerarse una práctica deleznable, pero algunas “voces” (vinculadas a determinadas estructura de poder) comienzan a deslizar la idea desde sus púlpitos mediáticos. “¿Y si…?”
  2. De lo radical a lo aceptable. Arranca el debate de la opinión pública, mientras los defensores de la “idea” eufemizan el nombre pasando a llamarse antropofagia que es lo mismo, pero suena mejor.
  3. De lo aceptable a lo sensato. Ya insertado en el debate público, los ciudadanos empiezan a discutir sobre canibalismo en la cola del súper o paseando al perro. Los defensores del canibalismo empiezan a exponer cómo esta práctica se ha desarrollado en numerosos episodios de la historia, mientras, paralelamente, aparecen los primeros estudios científicos de profesionales de universidades o entidades “a sueldo” que explican los posibles “beneficios” de comer carne humana.
  4. De lo sensato a lo popular. Es la aparición estelar del político como líder (o representante) de una estructura de poder que, hasta ahora, se ha mantenido oculto. Mientras los medios “a sueldo” acribillan a la población con los beneficios del canibalismo, el político decide “escuchar” a la sociedad y se “compromete” a llevar sus demandas para defender el “derecho” a comer carne humana.
  5. El canibalismo se convierte en ley. Y todos aquellos que no coman carne humana empiezan a ser señalados como herejes mientras el gregarismo hace el resto: por miedo a ser señalado en la comunidad de vecinos como “ese” que no come carne humana, el fundamentalista vegano de la urba termina abrazando el canibalismo. Por su parte, la oposición política que, hasta ese momento, luchaba contra el canibalismo considerándola una aberración deciden incluirla, poco a poco, en su programa… para que sus ideas no queden fuera de la ventana de Overton la cual, tras meses o años de estrategia de manipulación social, se ha abierto de par en par al canibalismo.

Y a todo esto, ¿por qué esa estructura de poder representada por un partido y/o una serie de políticos tenían tanto interés en que nos volviéramos caníbales? Tal vez sean “buenos” políticos y pretendan salvar a la humanidad. Una serie de estudios alertan sobre la falta de alimento considerando que la única forma de garantizar el bienestar de la población es comer a los cadáveres.

O puede que, también, hayan invertido en el negocio del canibalismo a través de una serie de empresas que van a procesar carne humana, anteponiéndose a una futura “necesidad” que ellos mismos han ayudado a generar, por supuesto, y, así, obtener cuantiosos beneficios una vez que la sociedad comienza a comerse a sí misma. O puede que sean las dos cosas: quieren “salvarnos” pero, de paso, llevarse un pellizco.

¿No sería más fácil explicar a la sociedad, directamente, que no hay comida para todos y que debemos hacer un cambio en nuestras costumbres alimenticias? ¿Es decir, decirnos la “verdad” confiando en nuestra madurez intelectual y no tratar de seducirnos, persuadirnos, engañarnos o manipularnos? Por lo visto no, no es más fácil decir la verdad sin ambages.

Opinión pública y corrección política: ¿quién influye a quién?

Carteles en manifestación - Unsplash
Carteles en manifestación – Unsplash

Por supuesto, el ejemplo del canibalismo para explicar el lado siniestro de la ventana de Overton es una completa exageración pero que, al parecer, ha logrado impactar hasta el punto de que muchos han querido ver en ese ejemplo otras ideas que se han ido expandiendo en las últimas décadas entre la opinión pública.

Porque de eso se trata, de influir en la opinión pública, ese concepto político que también tiene su dosis de “siniestralidad”. En este sentido, la ventana de Overton haría referencia a toda esa gama de posibles opiniones que se “pueden” expresar en el espacio público, sin que el partido y sus políticos queden expuestos ideológicamente y pierdan apoyo: lo que también llamamos lo “políticamente correcto”.

Pero, como sabemos, lo que hoy es “políticamente correcto”, mañana tal vez no lo sea, porque la ventana se abre y se cierra. ¿Y quién se encarga de abrir o cerrar la persiana de lo políticamente correcto? ¿La sociedad influye a las estructuras de poder? ¿O los poderosos ejercen presión desde sus posiciones privilegiadas para “salvarnos” y, de paso, ingresar unos cuántos millones de euros en el proceso?

Entendemos que, en definitiva, ambas “versiones” de la ventana de Overton son válidas ya que la influencia social va tanto de arriba abajo como de abajo arriba: se retroalimenta. Y buena parte de las ideas que terminan fructificando a nivel político y social logran este consenso porque ofrecen un beneficio general a la sociedad. Y no parece que el canibalismo pueda lograr un suficiente consenso. Al menos de momento.



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