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Se cumplen cinco años de la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman, que murió en misteriosas circunstancias después de acusar a la expresidenta Cristina Fernández -ahora vicepresidenta de Argentina- de tratar de encubrir el supuesto papel de Irán en el bombardeo de un centro judío de Buenos Aires en 1994. Nisman fue el fiscal que presentó la denuncia por primera vez y murió en enero de 2015. Un juez desestimó investigar el caso por falta de pruebas. Los tribunales argentinos acusaron a Irán de patrocinar el ataque, que mató a 85 personas en el centro comunitario judío AMIA. Nisman apareció en su casa con un tiro en la cabeza tan sólo días después de acusar a la por entonces presidenta Fernández de intentar hacer descarrilar la investigación de los bombardeos como parte de un plan para cerrar la brecha energética del país mediante un intercambio de granos argentinos por petróleo iraní. Fernández siempre ha desestimado el cargo por absurdo. Hoy miles de argentinos han salido a la calle para reclamar que se haga justicia. La muerte de Nisman se clasificó inicialmente como un suicidio, pero un funcionario que investiga el caso aseguró más tarde que la evidencia apuntaba a un homicidio. Nisman estaba a solo unas horas de aparecer  en el Congreso del país para informar a los legisladores sobre sus acusaciones contra Fernández, cuando su cuerpo fue encontrado en el piso de su apartamento, con una pistola de calibre 22 a su lado. Irán ha negado repetidamente cualquier vínculo con el atentado. -Redacción-