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¿Cómo acabar con las colillas en la calle? El Gobierno ultima el plan para que la industria del tabaco pague por ello

Está prevista la aprobación de un decreto para regular su recogida. Los filtros son uno de los residuos más habituales y acumulan multitud de partículas tóxicas y cancerígenas.

Una persona recoge colillas en un entorno natural.
Imagen de archivo en la que una persona recoge colillas. EFE

Las grandes empresas, las organizaciones ecologistas y buena parte de la población esperan, cada uno a su manera, los cambios que la ley de residuos tiene preparados para este 2023. El pasado abril, el Gobierno publicó en el BOE una batería de medidas para reducir la contaminación y acabar con los plásticos de un solo uso. Las colillas son uno de los desechos más comunes y perjudiciales y por primera vez no han salido indemnes. La disposición recoge, a grandes rasgos, la intención de regular su recogida en la vía pública. También determina que el deber será de la industria del tabaco y que adicionalmente se promoverán campañas de sensibilización. Estaba previsto que la ordenanza definitiva se publicase antes del 6 de enero, sin embargo, el regalo de Reyes llegará tarde. Desde el Ministerio de Transición Ecológica aseguran que todavía faltan aspectos por definir y el real decreto correspondiente se aprobará más adelante.

La ley contempla que los productores financien el proceso de limpieza y reciclaje de las colillas

Estas medidas se enmarcan dentro del paquete legislativo de economía circular y siguen muy de cerca las directrices de la Unión Europea. Según el documento inicial, se contempla que los productores tabacaleros asuman los costes de la retirada, el transporte y el posterior tratamiento de los restos de tabaco de las calles y espacios comunes. Se trata de una responsabilidad que, hasta ahora, las compañías no tenían. Esta cuestión permite la alineación de España con sus homólogos europeos en la lucha colectiva contra la crisis climática.

El mismo texto fijaba este viernes como fecha límite para la entrada en vigor de las novedades relativas a los residuos procedentes del tabaco. No obstante, fuentes del Ministerio que preside Teresa Ribera confirman a Público que todavía hay matices por definir y la norma específica no tendrá luz verde hasta dentro de unas semanas. Una vez quede maquetada, se pondrán en marcha las providencias oportunas, de las que todavía no se conocen más detalles que los revelados en abril. En la ley de residuos también se incluye la obligación para los fabricantes de desarrollar campañas de información y concienciación con el fin de incentivar en los consumidores un comportamiento responsable.

Asumir responsabilidades

Los expertos en medioambiente y los representantes de las organizaciones ecologistas consultadas valoran de forma positiva la futura llegada del precepto. "Es una asignatura pendiente. Hasta ahora las colillas habían escapado a todas las regulaciones, pese a ser uno de los vertidos más frecuentes", apunta Julio Barea, responsable de residuos en Greenpeace España. Los productores tendrán que mover ficha para acogerse a la nueva normativa y "asumir unas responsabilidades que nunca habían existido", explica Carlos Arribas, portavoz del área de residuos de Ecologistas en Acción.

Los expertos creen que los costes de la recogida de filtros de tabaco los terminarán por asumir los clientes

Todavía son muchas las sombras que rodean la hipotética aplicación de la ley. Entre ellas, cómo será su ejecución, cómo van a sufragar las tabacaleras los costes de reciclaje o qué herramientas se pondrán sobre la mesa. Ana Belén Villar, consultora medioambiental, pronostica algunas debilidades: "Falta instrumento. La idea es buena, pero los comienzos son complicados. Hay que partir con una cierta estructura material para todos los agentes que van a estar implicados en el proceso". A falta de ver cómo queda el decreto final, las tres fuentes coinciden en que será el consumidor quien termine por asumir unos importes que, a priori, corresponden a los fabricantes.

El impacto ambiental del tabaco

"Mucha gente no es consciente de la huella que dejan las colillas en el medioambiente. Estamos ante un residuo que acumula decenas de gases y sustancias contaminantes", asegura Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción. Por eso, los colectivos en defensa de la naturaleza insisten en la necesidad de educar y sensibilizar a la sociedad, fundamentalmente a las personas fumadoras, para que no abandonen los filtros de tabaco a la ligera. Su descomposición puede tener una demora de hasta 12 años.

"Las colillas contienen un cóctel químico bestial, muy cancerígeno. Es una cuestión de salud pública"

Julio Barea, que ha participado en varias campañas de limpieza de playas y bosques con Greenpeace, se muestra tajante: "Su impacto no está bien cuantificado, pero las colillas son el residuo más habitual en términos individuales". Para el activista, el problema se agudiza con la llegada de estos despojos al entorno rural. "Son muy peculiares, porque contienen un cóctel químico bestial, muy nocivo y cancerígeno. Muchas colillas terminan en los ríos, circulan por el alcantarillado y llegan a las depuradoras. Es una cuestión de salud pública", concluye Barea.

¿Qué proponen los que saben del tema?

Ana Belén Villar, consultora medioambiental, propone la instalación de contenedores para colillas en las ciudades, aunque "habría que estudiar el proyecto para que el circuito de recogida no recayese íntegramente en las entidades locales", sobre todo en aquellos municipios con menor volumen de habitantes. Algo similar sugiere Julio Barea, de Greenpeace, que va un poco más allá: "El sistema de las fianzas podría ser efectivo. Al comprar una cajetilla, el consumidor tendría que abonar un depósito equivalente al número de cigarros adquiridos. Una vez tiradas todas las colillas al contenedor, se le devolvería el dinero".

Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción, cree que a la hora de sufragar los costes del reciclaje no se deben olvidar las caracterizaciones. "Tiene que quedar clara qué parte económica corresponde al tabaco, cuál pertenece a los envases de plástico y así con cualquier otro producto", explica, para luego añadir que "las tarifas tienen que ser proporcionales". Además, los tres hacen hincapié en la necesidad de contar con recursos para vigilar el correcto cumplimiento de la ordenanza. En su defecto, "los clientes no van a tomarse en serio los requisitos legales", lamenta Villar, por mucho que el dinero para financiar la recogida salga de sus bolsillos.

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