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AENA plantea la ampliación del aeropuerto con una deuda ecológica de 20 años en el Delta del Llobregat

Ni la Generalitat ni el Gobierno cumplieron con los compromisos ecológicos que asumieron ante la Comisión Europea para ampliar el puerto, trasladar el caudal del río y construir la T1. AENA tendrá que volver a presentar al ente europeo una nueva propuesta de compensación para el Delta, a la cual los ecologistas no dan ninguna credibilidad.

Un avión en el aeropuerto de Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, cerca del espacio protegido natural de La Ricarda.
Un avión en el aeropuerto de Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, cerca del espacio protegido natural de La Ricarda. David Zorrakino / Europa Press

La propuesta de ampliación del aeropuerto del Prat llega pocos meses después de que la Comisión Europea (CE) escarmentara las administraciones por incumplir los compromisos ambientales en el Delta del Llobregat. Aquellos acuerdos, todavía pendientes, se fijaron con las autoridades comunitarias como contrapartida para aumentar el puerto, desviar el caudal del río y construir la T1 entre los años 2002 y 2009. El escaso margen de tiempo entre la represalia de la CE y la nueva propuesta de ampliación del aeropuerto ha puesto en pie de guerra las organizaciones ecologistas, que han ido observando con frustración la degradación del Delta ante la inacción institucional.

La falta de cumplimiento de las compensaciones ambientales que permitieron aquellas obras ahora se suman a las promesas ambientales que tienen que presentar al organismo comunitario de cara a la nueva ampliación, que en algunos casos, incluso, son calcadas. Para que la ampliación de la tercera pista del aeropuerto sea posible, la CE tendrá que volver a autorizar la obra siempre que haya "razones imperiosas de interés público de primer orden", exigiendo nuevas medidas reparatorias para preservar el equilibrio ecológico del Delta.

Estas tendrán que hacerse constar en el documento de regulación aeroportuaria (DORA) correspondiendo al quinquenio 2022-2027, que se presentará en el Consejo de Ministros a muy tardar el 30 de septiembre. Repasamos cuáles son las compensaciones que estudia proponer AENA y cuánto tienen que ver con los incumplimientos pasados.

Compensar renaturalizando

Hoy por hoy, las obras de la ampliación de la tercera pista supondrían una afectación de 47 hectáreas de la laguna de La Ricarda, un espacio de un elevado valor ecológico que la principal propuesta enterraría.

El presidente de AENA, anunció que compensaría cada hectárea afectada con 10 más de renaturalizadas

El presidente de AENA, Mauricio Lucena, anunció que compensaría cada hectárea afectada con 10 más de renaturalizadas. Aun así, la cifra final que fijó está muy por debajo de este cálculo, con 280 hectáreas que el gestor aeroportuario se propone proteger. El presidente de la Liga para la Defensa del Patrimonio Natural (DEPANA), José García, señala que este número es insuficiente y aleatorio: "Dicen que las zonas de interés prioritario suman 27 hectáreas y que solo tendrían que compensar estas, y de aquí sacan el número de 280. Pero esto se lo han sacado de la manga ellos".

García señala que la afectación irá más allá de "poner cemento" en las 47 hectáreas de la Ricarda a causa otros daños como por ejemplo el sistema de iluminación o el sistema de balizamiento. Además, Lucena ya ha señalado que las 280 hectáreas podrían quedar dentro de la ampliación de la zona ZEPA que la Generalitat quiere implantar en el Delta: "Se puede combinar con lo que proponemos nosotros", decía el gestor aeroportuario. Cabe recordar que la protección que tiene prevista la Generalitat no es más que la ejecución de los compromisos adquiridos anteriormente con la Comisión Europea, después de que esta interpelara directamente al Ejecutivo catalán por omitir sus obligaciones.

Según un documento al cual ha tenido acceso Públic sobre el futuro desarrollo del aeropuerto, AENA también incluye entre las compensaciones que estudia proponer la "creación de balsas y pasos específicos para anfibios", y dentro de las zonas que prevé proteger se encuentra el corredor biológico entre el Remolar y la ZEPA dels Reguerons, de nuevo un compromiso de la anterior ampliación que quedó dinamitado con la construcción de un parking para taxis en zona protegida: "Esta habría sido una zona para anfibios y mamíferos si no fuera porque construyeron el parking sin consultarlo con nadie, ni siquiera a la CE, como si fueran unos dioses". La construcción costó la bronca del ente europeo, puesto que no solo se trata de un incumplimiento de los compromisos, sino que la zona afectada cuenta con protección comunitaria por su valor ecológico. El caso podría llegar a los Tribunales Europeos.

Protección de la biodiversidad

La propuesta de AENA que ha podido consultar este medio también incluye la protección de especies vegetales y animales como la salicaria o el fartet, considerados como elementos "clave" a causa de la afectación que pueden sufrir con la desaparición de la Ricarda. Las medidas compensatorias consistirían en aumentar la población de ambas especies y reintroducirlas a "nuevas zonas húmedas restauradas".

En el caso de la protección de la biodiversidad, el precedente que dejó AENA a raíz de la anterior ampliación ha llenado de escepticismo los ecologistas. El organismo estatal se comprometió ante la Comisión Europea a compensar numerosas especies de aves que se verían afectadas por las obras al Delta, como por ejemplo las cigüeñas o las anátidas comunes. Un contundente informe de DEPANA presentado el pasado junio constataba que muchas de las especies de aves que tendrían que ser objeto de especial conservación de la ZEPA han disminuido su población dramáticamente, contradiciendo los compromisos adquiridos por AENA el 2002.

Los ejemplares de anátidas han ido disminuyendo, pese a que AENA se comprometió a llegar a 4.350 ejemplares

A modo de ejemplo, la situación de las anátidas. AENA se comprometió a llegar a los 4.350 ejemplares, pero, por el contrario, la población no ha hecho más que bajar. El año 2002 había 3.969 ejemplares, en 2014 había 1.877, y en 2021, 1.234. "¿Qué credibilidad puede tener AENA con la protección de la fauna y la flora?", dice Garcia.

A la reducción crítica de especies que AENA se comprometió a proteger, se suma la cantidad de territorio que a estas alturas todavía no está catalogado como zona especial de protección de aves, a pesar de haber especies incluidas en el Anexo I de la Directiva de Aves, una lista pactada en el Parlamento Europeo y ratificada por el Estado español que obliga a adoptar las medidas necesarias para proteger sus hábitats. SEO Birdlife ya publicó una propuesta propia de todas las zonas del Delta que tendrían que estar protegidas según el actual marco legal que traspasa de largo los márgenes protegidos actualmente y afecta numerosos proyectos urbanísticos de la comarca.

La Ricarda, un espacio húmedo único

De nuevo, el punto caliente de la ampliación de la tercera pista es la pérdida de la laguna de la Ricarda que AENA propone compensar con la creación de nuevas lagunas a ambos lados del aeropuerto. Pero la intención de clonar esta zona húmeda no convence para nada a los ecologistas: "La mayoría de las lagunas han ido desapareciendo, como la Podrida, Can l’Arana o Cal Tet. Y esto supuso la supresión de biodiversidad. Pero la Ricarda hace 300, 400 años que nadie la toca. Hace toda una vida que existe", explica García. Señala que las condiciones que se encuentran a la Ricarda son muy singulares y no son fácilmente reproducibles: "Trasladar una zona húmeda es como trasplantar un cerebro. Si te sobrevive, probablemente no tendrá nada a ver".

El activista apunta que su larga vida le ha dado un nivel de biodiversidad privilegiado: "La Ricarda ha desarrollado un nivel de vida de centenares de años sin impactos antrópicos muy salvajes. A escala de hectáreas, debe de ser la zona con más biodiversidad de toda Catalunya", afirma García, quien señala que para que los humedales creados por AENA la pudieran igualar tendrían que hacer también un recorrido de 400 años de relación con el medio. Añade, además, que el impacto de enterrar la Ricarda para las especies "clave" sería casi irreparable: "Una laguna no es hacer un agujero y echar agua. Las condiciones de la Ricarda no se producen en otras zonas. Si introducen el Fartet o la Trencadella en una nueva laguna, morirán".

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