Entrevista a Alejandro Villena, psicólogo y sexólogo"La pornografía ha convertido la masturbación en algo compulsivo"
María Martínez Collado
Madrid-
Alejandro Villena es psicólogo general sanitario, sexólogo y director de investigación en la asociación Dale Una Vuelta, un proyecto social enfocado en la adicción a la pornografía. Tiene una amplia trayectoria académica, es profesor honorario de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador en la Universidad Internacional de La Rioja, y ha escrito de varios libros sobre sexualidad. Este mismo año, de hecho, ha publicado ¿POR qué NO?: Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía, donde abunda en estas cuestiones.
En esta entrevista con Público, Villena reflexiona sobre cuáles son los principales retos que nos plantea la pornografía mainstream como sociedad, cuáles pueden llegar a ser sus efectos no deseados más dañinos, así como qué vías podemos explorar para caminar hacia una sexualidad más habitable, amable y satisfactoria.
La recreación, el disfrute o el goce a partir de contenido pornográfico ha existido siempre... ¿Es malo 'per se' consumir 'porno'?
Efectivamente, es una pregunta amplia y con muchas aristas. Malo es una palabra que tiene que ver a veces con la salud, con la moral, con la sociedad, con la mujer, con varias posibilidades. Yo voy a intentar darle la vuelta a la pregunta porque creo que no se puede responder con un "sí" o un "no". Yo digo que no hay pornografía sin consecuencias. Para mí ese es un mensaje fundamental.
No hay pornografía sin consecuencias porque la pornografía desde su inicio, desde su origen, desde la industria, ya tiene consecuencias y ya tiene un impacto negativo. Es una industria de explotación de mujeres, de trata de mujeres, vinculado con la prostitución, donde se captan a menores sin su consentimiento y se les graba, donde se suben vídeos sin ningún tipo de control, de filtro. Es una industria que se lucra de las personas y que no se preocupa por el bienestar de la sexualidad humana. Es decir, no es una industria dirigida a que los seres humanos tengamos más placer, sino que utiliza el placer como excusa para lucrarse.
"Es una industria de explotación de mujeres, de trata de mujeres, vinculado con la prostitución"
Esto no es una industria de sexólogos, sexólogas, médicos y personas que quieren que tú disfrutes más de tu sexualidad, o que con tu pareja tengas un mejor sexo. Es una industria que lo que quiere es retenerme y captarme dentro de sus vídeos para que pasen el mayor tiempo posible, para que ellos me impacten con publicidad o saquen datos de mi comportamiento por internet.
En ese sentido, sí que, claramente sería, algo negativo. Pero no hablemos solo de la industria. ¿Qué imaginario está generando la pornografía? Si hablamos de la educación sexual, que es una de las motivaciones para ver pornografía, más allá del placer... La desinformación que hay, el modelo machista y denigrante, la cantidad de contenidos de agresiones grupales, insultos, denigraciones y humillaciones hacia la mujer, incestos, jerarquías de poder... Genera una relación muy inhumana, muy despersonalizada y muy cosificante. Parece que, entonces, en cuanto a la información sexual tampoco sería algo bueno y, por tanto, también se puede decir que tiene consecuencias.
Respecto al propio placer, ¿ha existido la pornografía siempre? Sí y no. De la manera en la que está existiendo ahora, nunca. De otra manera, sí. Se ha representado el cuerpo en escultura, en pintura, en cuevas, en dibujos, y luego pues empezó la pornografía de revista o de videoclub, cuya exposición era limitada. El tiempo que una persona podía pasar estimulándose con la pornografía, era más corto.
"El porno siempre tiene consecuencias desde diferentes prismas"
Imagínate, la exposición a la radiación. No es lo mismo que yo pues cada año me tenga que hacer una radiografía de la rodilla, que eso me da un poquito de radiación, a que viva en Chernobyl. Esa sería la gran diferencia. El tiempo que pasa hoy día un adolescente o un adulto consumiendo pornografía, estimulándose con un material externo y activando su sistema de recompensa del cerebro es muy grande. Por tanto, no podemos hablar de la misma pornografía que hablábamos antes. Con este panorama, el porno no ayuda y siempre tiene consecuencias desde diferentes prismas: educativos, sociales; también desde el punto de vista sexológico y del placer.
¿Crees que el creciente número de denuncias de violaciones es consecuencia del consumo de pornografía?
Yo lo suelo explicar con una pequeña comparación con el tabaco y el cáncer de pulmón. ¿Te puede entrar cáncer de pulmón sin fumar? Sí, hay otros factores genéticos, ambientales, de contaminación, que te pueden producir un cáncer de pulmón. Ahora, si tú fumas vas aumentando la probabilidad de tener ese cáncer. No es lo mismo que te fumes un cigarro a que te fumes un paquete todos los días, y que además de tabaco fumes vaper o cachimbas. Todo eso va aumentando la probabilidad.
Esto es lo que pasa más o menos con la pornografía y la violencia. ¿Puedo ser violento a nivel sexual sin ver pornografía? Sí. Desgraciadamente, la violencia sexual y de género ha existido de hace muchos años. Hay factores biológicos, de personalidad, familiares, de traumas recibidos en la infancia, que han podido condicionar esa violencia sin que pasen por la pornografía.
Ahora, la pornografía va a ir aumentando la probabilidad de cometer una agresión sexual. De hecho, según un estudio que se publicó en El Mundo del año pasado, el hombre que ve pornografía tiene un 2,1 más de probabilidad de ser un agresor sexual y la mujer que ve pornografía tiene cuatro veces más de probabilidad de ser una víctima sexual, debido a ese modelo que normaliza el sometimiento.
Por tanto, ver pornografía es como echar más billetes de la lotería para ser un agresor sexual. Te puede tocar o te puede no tocar. Si a esto sumas variables mediadoras como la insensibilidad, como la hostilidad masculina, la agresividad o la impulsividad, pues más billetes. Yo puedo fumar cannabis y que nunca me dé un brote psicótico, pero si tengo los antecedentes, sí que me puede dar. Pues algo similar pasa. La pornografía normaliza, banaliza, la violencia, convierta a la mujer en un objeto y eso es evidente. Esa mirada cosificante hacia la mujer está condicionada por el consumo de pornografía. Así lo indican los estudios: que, a mayor uso de pornografía, más estereotipos de género, más mitos sobre la violación y más instrumentalización de las relaciones sexuales.
¿Qué opinas de la idea de "abolir la pornografía"? ¿Es la solución para frenar la violencia sexual?
Habrá que actuar desde diferentes ámbitos. Si tengo un edificio, no puedo cerrar solo una ventana. Regular la pornografía, al menos regularla, es una es una ventana. Regular el acceso a los menores con el control digital del certificado, la doble verificación de edad, el control de los teléfonos móviles, es una es una ventana interesante. Pero, por supuesto, necesitamos educación en las familias y en los colegios.
"Para frenar la violencia sexual hay que educar en la responsabilidad afectiva hacia el otro"
Yo en el libro que publiqué en mayo creé una especie de concepto que se llama la "educación sexualmente sensible". Creo que es un buen antídoto para la agresividad y para esa visión cosificante de la mujer en la sexualidad. Es una educación que se basa en la empatía, en la sensibilidad hacia el otro, en la comunicación, en la ternura, en el encuentro, en la intimidad, en unos componentes que son fundamentales en una relación sexual –sea la relación sexual que sea, de una noche, de una semana o de toda la vida–, pero que haya una responsabilidad afectiva hacia el otro.
¿Qué diferencia existe entre que un adulto de 30 años consuma 'porno' y que lo haga un niño de 9-11 años, que es la edad promedio a la que empiezan a ver este tipo de vídeos?
¿Qué diferencia hay entre que un niño de 11 años coja un Ferrari a que lo coja uno de 40? O, ¿qué diferencia hay entre que un niño de 11 años beba alcohol o lo beba un chico o una chica de 30? Pues, evidentemente, el momento de desarrollo en el que está. La falta de madurez que tienen, la vulnerabilidad de su cerebro que está en desarrollo, la incapacidad para tener un pensamiento crítico, para distinguir lo que es bueno y lo que no.
¿Cuáles son las consecuencias en cada caso?
En esta edades tan tempranas, el efecto es una presión muy grande para parecerse algo que no es real. Unas expectativas irreales sobre la sexualidad, con esos estímulos exagerados de la realidad. Un guion del sexo que se basa en el sometimiento, en un sexo sin intimidad, sin empatía, sin humanidad.
Un condicionamiento también compulsivo hacia la sexualidad donde utilizo la sexualidad de forma rápida, reactiva, para regularmente, en lugar de vivirla de forma compartida y eso puede desarrollar en una adicción. La adicción me puede afectar a mi autoestima: me comparo, me frustro, comparo a mi pareja, comparo mi cuerpo, mis genitales, me quiero parecer a ellos... Todo eso puede hacer que luego me frustre.
¿Cómo se puede identificar la adicción a la pornografía?
Se suele decir que la persona que tiene un problema con la pornografía ya no busca el placer, sino que más bien busca aliviar un malestar. No tiene que ver tanto con el cuánto, sino con el cómo y la manera en la que se utiliza. Cuando utilizo la pornografía para regularme, para calmarme, para gestionar los enfados, como venganza, de forma disfuncional, eso serían unos indicadores.
"La persona adicta a la pornografía ya no busca el placer, sino aliviar un malestar"
Otros indicadores tienen que ver con la falta de control. Si yo intento pararlo y no lo consigo, si me propongo dejarlo, pero tengo recaídas. Eso hace que pueda estar interfiriendo. Luego también tendríamos el conflicto, es decir, ¿esto me está generando problemas en mi vida? Si se da el caso en el que piensas yo en lugar de tener sexo con mi pareja, tengo más ganas de ver porno, es que me cuesta eyacular porque no consigo disfrutar de la relación sexual, la pornografía es que me está quitando horas de mi tiempo, es que me impide terminar trabajo... Esos serían otro indicador.
Hay algunos estudios que hablan del síndrome de abstinencia. Algunas personas que se alejan de la pornografía tienen síndrome de abstinencia: hasta casi un 70% de los pacientes pueden tenerlo. Cuanto más grave es la adicción, más probabilidad hay de tener este síndrome de abstinencia y eso se traduce en irritabilidad, cambio en el estado de ánimo, problemas de sueño, un deseo imperioso de consumo pornografía.
¿Cómo afecta esta adicción y cómo influye en los vínculos íntimos que quieran entablar estas personas con un consumo problemático?
A nivel neurobiológico, se ha visto que hay una alteración del sistema de dopamina, del sistema de recompensa, de gratificación inmediata que se produce en dos mecanismos en el cerebro: el refuerzo positivo y el refuerzo negativo. El refuerzo positivo me da placer y entonces mi cerebro me dice, repítelo; y el refuerzo negativo me quita algo desagradable. Me quita estrés. Me quita ansiedad.
Así empieza la adicción o la dependencia, alterando el sistema de dopamina y luego deteriorando también toda la parte que tiene que ver con el autocontrol, que es como el director de orquesta del cerebro, el que planifica, el que organiza. A nivel de pensamiento y neuropsicológico puede influir en la atención, en la memoria, en el rendimiento cognitivo, en el rendimiento académico, en el descanso...
"La pornografía acostumbra al cuerpo a la novedad constante y va generando un aburrimiento sexual"
La pornografía acostumbra al cuerpo a la novedad constante. Por tanto, se produce un fenómeno que se llama la "preferencia pornográfica". Es decir, prefiero la pornografía al vínculo en la vida real. Y un fenómeno que se llama de "habituación", se me va generando un aburrimiento sexual con mi pareja porque quiero un estímulo constante, una experiencia nueva, no no soy capaz de estar tranquilo en mi sexualidad, sino que me he acostumbrado tanto al cambio que mi cuerpo me va pidiendo esa excitación constante.
Un vínculo necesita de otros factores afectivos, relacionales, de cuidado, de intimidad, de comunicación, de expresión emocional. La pornografía no nos enseña nada de eso, nos enseñan a que el otro está disponible para mi placer cuando quiera. A que el otro está para mí, para someterse, sobre todo del hombre hacia la mujer, para cumplir mis expectativas y eso pues deteriora mucho esa visión de la sexualidad.
Durante mucho tiempo, la masturbación, el sexo en general, ha sido un tabú. Una censura que se agudiza en el caso de las mujeres. ¿Es distinto ahora? ¿Cómo influye el 'porno' en nuestra forma de entender la sexualidad y, en concreto, en la idea de darse placer a uno mismo?
Yo creo que, efectivamente, a lo largo de los tiempos hemos avanzado en libertades sexuales, en poder poner temas sobre la mesa, pero creo que no educamos bien para vivir esa libertad. En lo que llamamos la sociedad del "yo" y del "ya", a veces esa libertad no llega a buen puerto porque le falta responsabilidad, le falta pensar también en el otro.
Se convierte en una sexualidad a veces muy egoísta y muy inmediata. Esa es la manera en la que se condiciona también esa masturbación, convirtiéndola en algo compulsivo, en algo inmediato, en buscar un placer único hacia mí mismo, en lugar de pensar en una experiencia sexual de disfrute. Ahí hay un cambio a día de hoy por la pornografía en que la masturbación se ha convertido en algo como muy ansioso, muy para saciar el estrés. Las libertades sexuales son muy buenas, pero que no todo vale la sexualidad.
Ahora se están generando contenidos en menores, pero también en adultos de contenidos pornográficos con inteligencia artificial. Yo no sé si has pensado qué impacto puede tener esto en un futuro
Es un tema muy preocupante y, bueno, estamos empezando a reflexionar sobre esto porque no es algo que conocíamos. Pero sí que me ha hecho pensar: uno, sobre como la falsa ilusión de control que algunas personas pueden tener a través de las redes sociales y con la inteligencia artificial. Es decir, uno piensa que lo digital no es lo real y parece que es un mundo donde puedo hacer lo que me plazca; y eso es muy peligroso también en ese tipo de sexualidad masculina, donde el control, el poder, el hacer todo lo que quiero, está muy inundado por el contenido pornográfico.
Eso aplicado a la inteligencia artificial es muy peligroso porque uno se cree que puede hacer lo que le dé la gana porque como es digital se supone que no le estoy haciendo daño. La imagen es digital, pero el daño real. La persona es real. Es al humano al que se le está damnificando. Creo que es muy peligroso porque hay una falsa ilusión de control o de refugio, como pasa con los haters en Twitter.
Otra reflexión que a mí me ha venido es que vuelven a ser las mujeres las que pierden. ¿Has visto tú alguna inteligencia artificial donde se haya desnudado a un chico? Apenas ninguna. Volvemos a replicar este patrón de estereotipos de género. Creo que es otra reflexión que merece la sociedad en ese sentido.
Hacen falta mecanismos legales para esto, para sancionar, para penalizar esas conductas. Se está produciendo pornografía de menores, se está violando la intimidad de las personas, se están difundiendo contenidos sin su consentimiento; es decir, están ocurriendo cosas que son ilegales.
Sobre la Inteligencia Artificial: "Hacen falta mecanismos legales"
Que se exponga tu intimidad en un momento, además, adolescente donde tu imagen es súper importante, los iguales, lo que opinan de ti. O sea, el evento traumático que eso pueda implicar o el daño que te pueda dejar eso puede ser devastador. Quién no tiene una foto suya en internet. Esto es un riesgo mucho mayor y hay que pensar en las víctimas y en qué impacto puede tener esto.
Ahora, incluso, es el propio usuario el que puede generar contenido como ocurre en páginas como OnlyFans...
Yo creo que como sociedad nos tenemos que plantear hacia dónde queremos ir en muchas cosas. Vemos los cambios en la temperatura y nos replanteamos a nivel ecológico cómo queremos actuar. Pues la sexualidad es una dimensión muy importante del ser humano, donde también tenemos que plantearnos cómo queremos actuar.
¿Queremos convertir el sexo en un producto? ¿Queremos convertir el cuerpo en algo que se mercantiliza y un intercambio de dinero? ¿Queremos cosificarnos? ¿Queremos convertir la sexualidad en una moneda de cambio de dinero? Pues eso es lo que nos tenemos que plantear. Eso es lo que hace OnlyFans, vender un sueño de ganar mucho dinero a través de instrumentalizarte.
"Hay muchas personas que son vulnerables y que acaban siendo captadas"
Al principio crees que tienes poder, pero luego te van pidiendo más cosas y te van pagando más dinero, y acabas haciendo cosas que no son deseables. Hay muchas personas que son vulnerables y que acaban siendo captadas para eso. Creo que es un tema muy delicado y creo que la sexualidad pues es algo estupendo para disfrutarlo, para compartirlo, para vivirlo y para tener placer. Pero sí que hay algunas reflexiones que merece la pena que hagamos.
Yo no tengo la verdad absoluta de nada, ni mucho menos, pero al menos replantearnos si eso es lo que queremos y el por qué lo hacemos y para qué hacemos las cosas. Y si realmente merece la pena que busquemos una sexualidad, al menos, un poquito más humana no.
¿Cuáles son las alternativas para poder disfrutar, también como sociedad, de una sexualidad plena?
El libro se llama ¿POR qué NO?: Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía y la última parte se llama Esperanza en la desesperanza y alguna de las ideas que mando las hemos ido comentando. Lo primero es que hay una responsabilidad individual: si no hay demanda, no hay producto. Es decir, cada uno tenemos la responsabilidad de si queremos favorecer o no favorecer esa industria.
Luego creo que hay un punto de vista de la educación y la prevención, lo que decíamos, educación sexualmente sensible. Creo que tenemos que vivir una sexualidad más conectada con nosotros mismos y más conectada a los demás. Una sexualidad más empática, más respetuosa, donde se busca el bienestar recíproco y no un bienestar egoísta, donde no se utiliza el otro, sino que se comparta con el otro. Tenemos que potenciar la comunicación, la sensibilidad hacia el otro, el entendimiento. Una sexualidad más afectiva. Y eso no significa una sexualidad ñoña, no sino una sexualidad conectada a nuestro mundo emocional.
Creo que desde el ámbito político y social también tenemos que poner cosas sobre la mesa: un pacto de Estado para una educación sexual, la regulación de menores. Bueno, la campaña de Dale Una Vuelta pretendía un poco esto, sacar este tema de la regulación a la luz. Entonces creo que hay muchas cosas que se pueden hacer y creo que tenemos que, al menos, poner sobre la mesa y mirar qué está pasando con la sexualidad porque no paramos de ver noticias de agresiones sexuales de menores, de violencia de género, de enfermedades de transmisión sexual, de Inteligencia Artificial... Algo tendremos que hacer y parece que con los medios que estamos poniendo hasta ahora no estamos consiguiéndolo.
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