Público
Público

Alfonso de la Pola (Rolabola), Premio Nacional de Circo 2017 La apuesta por un circo integrador, sin animales y respetando a la mujer

Alfonso de la Pola, fundador y director de la compañía malagueña Rolabola y Premio Nacional de Circo, reflexiona sobre el estado del conocido como mayor espectáculo del mundo

Alfonso de la Pola, en una representación callejera. ROLABOLA

"Se te pasa todo por la cabeza y piensas ¿cómo que a nosotros?, ¿quién es el jurado?". Así recuerda Alfonso de la Pola, fundador y director de la compañía malagueña Rolabola el momento de bloqueo tras la llamada de Montserrat Iglesias, directora del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que le tranquilizaba indicando "tú tranquilo, que esto le pasa a mucha gente".

Por segundo año consecutivo, el Premio Nacional de Circo se queda en Málaga, después de que en 2016 recayera en Miguel Ángel Moreno 'Bolo'. Precisamente por este motivo, incluso hablándolo con su amigo Bolo, que también participó en Rolabola, De la Pola se decía "ya hasta dentro de 20 años"... "pero no, esto también nos pasa a gente como nosotros".

Sin embargo, este artista para el denominado mayor espectáculo del mundo es su vida, el premio no ha estado exento de cierto debate interno. A fin de cuentas, explica, "no tiene mucho sentido que exista un Premio Nacional de Circo y, sin embargo, únicamente existan tres escuelas en todo el Estado, en Granada, Madrid y Barcelona, y éstas tengan que descartar cada año a decenas de alumnos y alumnas porque las demandas las desbordan".

De la Pola recuerda que "llevamos padeciendo esta situación, esta incoherencia desde hace mucho tiempo y, por este motivo, le cuesta imaginarse el futuro del circo. Aún convencido de su supervivencia por la energía vital que concentra, echa la vista atrás y constata que "hace veinte años ya estábamos en esta misma situación".

Falta de espacios

"Se ha privatizado hasta el espacio público, ya no es posible realizar ninguna actuación en la calle"

En esta misma línea, el fundador de Rolabola no sólo lamenta la falta de ayuda institucional al mundo del circo en materia de financiación, sino también de espacios. "Se ha privatizado hasta el espacio público, lo hemos perdido", explica. "Ya no es posible realizar ninguna actuación en la calle, las plazas están tomadas por las terrazas de los bares [buena parte de ellos, franquicias] o colocan en el centro de la plaza del pueblo una estatua que nadie entiende y que impide organizar desde un número circense a una paella popular o un cine de verano".

De la Pola, convertido ahora en altavoz de la familia circense tras el Premio Nacional, aprovecha su momento y extiende su crítica a otros ámbitos, como los centros escolares o los teatros, éstos últimos que "por alguna extraña razón, se cierran en verano, privando a las personas de disfrutar del arte". Una situación bien distinta a lo que sucede en el resto de Europa, aclara el artista, donde el circo cuenta con mayores apoyos y reconocimiento.

De la Pola en un espectáculo

De la Pola en un espectáculo

La falta de formación reglada y de espacios son motivos, entre muchos otros, por los que De la Pola es un defensor de los centros socio-culturales impulsados por la ciudadanía, como el proyecto de más de una década de La Casa Invisible que, en el caso de Málaga tras una moción de Ciudadanos apoyada por el Partido Popular, peligra de muerte.

Un circo reinventado

Nacida a finales de la década de los años 90, Rolabola es un caso muy particular. Se trata de una pequeña compañía que no viene de familia de circo, sino de haberse rendido a sus encantos desde la más tierna infancia. Seis personas la componen y, tal y como indicó el jurado del Premio Nacional, se caracterizan por la "búsqueda incansable de formas integradoras".

De la Pola apuesta por la ausencia de animales en sus espectáculos o el respeto a la mujer

De la Pola lo ve como una fusión del circo tradicional y el contemporáneo, lo que en ocasiones genera las críticas de ambas partes. Entre sus máximas, la ausencia de animales en sus espectáculos o el respeto a la mujer, cuyo papel en sus actuaciones no se caracteriza "por ser una mera partenaire sonriente ni hacer aéreos ligeras de ropa".

En suma, el circo ha evolucionado (en espacios, vestuario, puesta en escena...), más allá del popular Cirque du Soleil, con el que De la Pola no termina de encontrarse cómodo porque ver en él "la Coca-Cola del circo", un modelo que no comparte porque, en cierto modo, ha perdido la esencia de cuando lo arrancó un pequeño grupo de zancudos callejeros de una pequeña ciudad canadiense. Desde su punto de vista, incluso, se borra al artista, que pasa a formar parte de un engranaje de hacer dinero. "¿Quién conoce el nombre de algún/a artista del Circo del Sol?", lanza la pregunta al aire el fundador de Rolabola.

A ello se suma, además, el sentido crítico de sus actuaciones, "porque esa es nuestra actitud, la de ser críticos con las cosas", algo que se ha ido perdiendo, a pesar de que el origen de los payasos, por ejemplo, era precisamente ese, el satírico. De la Pola recuerda cómo "durante la dictadura de Franco todos los payasos desaparecieron, se fueron de España y llegaron compañías extranjeras, como las italianas... aún a mediados de los 80, todavía se vivía eso".

"Ningún ayuntamiento contrata una función sin saber de antemano todo lo que vas a decir"

Afortunadamente, la situación ha cambiado, aunque ello significa que Rolabola es una compañía incómoda cuando las críticas se realizan de puertas para adentro, y no colaborando con Payasos sin Fronteras en tierras como las palestinas. De la Pola no olvida tampoco "el recado que nos dieron hace casi dos años con los titiriteros: quien hable más de la cuenta termina en Soto del Real". Desde entonces, explica, "ningún ayuntamiento contrata una función sin saber de antemano todo lo que vas a decir", prácticamente palabra por palabra.

Sin embargo, el mundo del circo en España tiene la fuerza y está más vivo que nunca. "La Asociación de Circo de Andalucía es una de las más fuertes del Estado", algo que se pudo comprobar en el I Encuentro Profesional de Circo, recientemente celebrado en Pizarra (Málaga), que congregó a artistas de toda España. El circo hace piña y se refuerza, porque como subraya De la Pola, "todo lo que hemos conseguido, que no es mucho, lo hemos conseguido en los últimos años luchando mucho, nadie nos ha regalado nada, porque hasta hace muy poco ni siquiera teníamos ayudas".

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias