El Ayuntamiento de Madrid pretende impulsar un nuevo macroproyecto urbanístico en Puerta del Ángel, uno de los barrios más gentrificados de la capital y con mayor subida de precio de la vivienda de la última década. El Consistorio dirigido por Martínez-Almeida ya ha iniciado los trámites para modificar el Plan General de Ordenación Urbana de 1997 y recalificar los terrenos ocupados por el centro comercial de la Ermita del Santo y, después, levantar allí varias torres de uso residencial con 600 viviendas y más de mil plazas de garaje subterráneo.

El proyecto, que está en fase de alegaciones, ha provocado la movilización de buena parte de las asociaciones vecinales de Puerta del Ángel y de Lucero, barrio colindante. También algunos colectivos sociales, como Ecologistas en Acción, han presentado documentos para tratar de frenar estas obras.

Preocupa, especialmente, los efectos que pudieran tener estas torres en el precio de la vivienda de la zona, ya de por sí elevado. Ecologistas en Acción denuncia que, de salir adelante, se triplicaría la edificabilidad actual y se llegaría a doblar la de los ámbitos residenciales colindantes. Es por ello que califican el complejo residencial como un nuevo "pelotazo" innecesario para la zona.

"El Ayuntamiento ha aprobado inicialmente el proyecto sin haber informado previamente ni facilitado ningún canal de participación o consulta al tejido social de la zona afectada por la modificación", denuncian los ecologistas.

Además de los posibles efectos negativos para el precio de la vivienda, poco accesible en esta zona cercana al centro de Madrid, los grupos conservacionistas también denuncian que las obras tendrán un elevado impacto visual, al tratarse de torres de hasta 28 pisos.

Además, Ecologistas en Acción denuncia que la construcción supondrá la eliminación de zonas verdes, al menos 4.000 m2 de jardines y parques que, como el Cuña Verde, conectan la zona con otros barrios del sur de la capital como Lucero o Aluche. El proyecto plantea nuevos espacios verdes, pero vecinos y grupos conservacionistas consideran que se trata de infraestructura fragmentaria, más propia de interbloques privados.