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Amable Liñán, el señor del fuego

La comunidad aeronáutica homenajea a un ingeniero experto en combustión de talla internacional, nacido en un pueblo sin luz eléctrica y artífice de que volase el avión Concorde y de que ruede el tren de alta velocidad español

Amable Liñán, junto a un modelo de motor en la escuela de Ingenieros Aeronáuticos. Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos (ETSIA(

MALEN RUIZ DE ELVIRA

MADRID.- Existe combustión en un brasero, y cuando es imperfecta da lugar a accidentes mortales. También hay combustión en un incendio forestal, y conocer el comportamiento de las llamas resulta imprescindible para combatirlo. Y se produce combustión en el interior de los motores de aviones y cohetes, por ejemplo, gobernada por intrincadas ecuaciones cuyo conocimiento ha permitido grandes avances desde el siglo pasado. De todo ello sabe, y mucho, el ingeniero aeronáutico Amable Liñán, nacido hace 80 años en una aldea de León y reconocido como un especialista de talla mundial en las ciencias de la combustión.

La comunidad aeronáutica española ha querido reconocer sus logros y lo ha hecho mediante una biografía —Amable Liñán, en busca del fulgor del fuego (Ediciones del Umbral)—, escrita por el historiador aeronáutico Luis Utrilla Navarro y patrocinada por la Fundación Aena. "Yo pasé del modo de vida medieval en mi niñez a hacer una modesta aportación en tecnologías punta", recordó Liñán en la presentación del libro en un palacio madrileño que antes era de la familia de Fabiola de Bélgica, recientemente fallecida, y ahora es del Ministerio de Fomento.

En su pueblo no había luz eléctrica ni agua corriente, y su vida no fue fácil pero, gracias a sus hermanos mayores, que le precedieron en Madrid, pudo estudiar en la capital. "Por las circunstancias" más que por una clara vocación (una situación común en aquella época), pudo dedicarse a lo que terminó siendo su compleja especialidad. Eran los tiempos del auge de la investigación aeronáutica y muchos jóvenes se sentían atraídos por un campo en rápido avance. Según el autor de su biografía, además de sus aportaciones científicas y técnicas Liñán hace, con su vida, una aportación más sutil, la demostración de la fuerza de la capacidad de soñar.

Liñán obtuvo el premio Príncipe de Asturias en 1993, y no muchos saben que Liñán es nada menos de que el artífice de que volase el avión Concorde y de que ruede el tren de alta velocidad español

El mayor especialista mundial en teoría de fenómenos de combustión y, posiblemente, el mejor matemático aplicado de España son algunos de los "títulos" que posee este ingeniero, según el historiador y académico José Manuel Sánchez Ron. Este recordó que las máquinas del fuego (como se llamaban) del siglo XVIII evolucionaron a las máquinas de vapor del XIX, y que la Revolución Industrial (tecnología) precedió a la termodinámica (ciencia). En el libro la vida profesional de Liñán se enmarca en este contexto histórico, con ánimo de divulgación científica.
"La combustión reúne la cinética de reacciones químicas, la mecánica de fluidos y la termodinámica" explicó Liñán.

Se trata, en síntesis, de un intercambio entre distintos tipos de energía, pero su estudio, imprescindible para el diseño de los motores, se hace en un marco matemático "que nunca he pretendido que mis propios hijos entiendan", reconoció. También tuvo recuerdos especiales para profesores y compañeros que le formaron y le apoyaron en sus comienzos.

Los nombres de los ámbitos en que ha trabajado resultan sugerentes: las llamas de difusión, la fusión nuclear, la combustión de gotas y gases, la estabilidad de chorros, las llamas triples, la levitación de llamas, la turbulencia o la vorticidad, entre otros muchos. Y de los avances en las ciencias de la combustión se benefician campos que pueden parecer lejanos, como la astrofísica. La comunidad reconoce su trabajo de investigación, en España y en Estados Unidos (para instituciones como la NASA), pero también y sobre todo su labor en la docencia en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de Madrid (la única durante muchos años en España) y en el Instituto Nacional de Técnica Aerospacial (INTA). Ha formado varias generaciones de ingenieros.

Ya obtuvo el premio Príncipe de Asturias en 1993, y tiene gran cantidad de otras distinciones, pero no muchos saben que Liñán es nada menos de que el artífice de que volase el avión Concorde y de que ruede el tren de alta velocidad español (el conocido como Pato), según comentó un entusiasta admirador suyo durante el acto. Ayudó a resolver, aseguró este admirador, hace muchos años ya, problemas de mecánica de fluidos y de aerodinámica, respectivamente, que frenaban su desarrollo.

El libro ha sido apoyado también por la Sociedad Aeronáutica Española, de reciente creación y unos 500 miembros de profesiones y aficiones variadas. Según su presidente, Manuel Hita, pretende preservar el pasado aeronáutico, consolidar el presente y proyectar el futuro a la sociedad civil. Liñán es, indudablemente, un ejemplo para el futuro.

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