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Condenado a dos años de cárcel un industrial por emitir a la atmósfera 174,5 toneladas de CO2

La Audiencia de Zaragoza condena al principal empresario del sector del reciclado en la comunidad por la liberación de decenas de toneladas de gases de efecto invernadero en sus frigoríficos

Parque Tecnológico del Reciclado promovido por Valero López, principal empresario del sector de la valorización de residuos en Aragón. 

EDUARDO BAYONA

ZARAGOZA.- Dos años de prisión por provocar la emisión a la atmósfera gases de efecto invernadero equivalentes a 174,5 toneladas de Co2 durante cuatro años. La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Zaragoza ha impuesto esa pena a Valero López, promotor del Parque Tecnológico del Reciclado (PTR) y principal empresario del sector de la valorización de residuos en Aragón, en el que no podrá operar durante tres años a partir de la fecha en la que la resolución resulte firme.

El tribunal, que impone al industrial una multa de 18.000 euros, condena también a un año de prisión a Fernando L. F., encargado de una de las empresas de López, y absuelve a este del delito de estafa por el que la Fiscalía reclamaba tres años de prisión, ya que las presuntas víctimas -las sociedades que gestionan las tasas para financiar el reciclado- declinaron ejercer la acusación.

El ministerio público solicitaba inicialmente siete años de prisión para el empresario, el cual, al carecer de antecedentes, podrá eludir el ingreso en prisión con el pago de la multa.

Industrias López Soriano (Ilssa) cuenta desde 2008 con autorización para procesar anualmente 2.000 toneladas de residuos en forma de gas y de espuma procedentes de frigoríficos en sus instalaciones del Parque Tecnológico del Reciclado (PTR).

Los principales son los CFC y los HCFC, los clorofluorocarbonos y los hidroclorofluorocarbonos, cuyo uso está prohibido desde 1995 por su elevada potencia contaminante. Algunos de ellos llegan a permanecer durante medio siglo en la atmósfera.

Demostrada la emisión de 54.537,262 kilos de CFC 

Sin embargo, están presentes en millones de aparatos de frigoríficos, lo que llevó a las autoridades a establecer un proceso de reciclado que exige extraerlos y confinarlos antes de enviarlos a centros de tratamiento.

“Los gases obtenidos en las dos fases son licuados y se transportan a plantas autorizadas de Francia, Holanda o Alemania donde son reciclados o eliminados”, explica la sentencia.

A la planta de Valorfrío, filial del grupo que explota el PTR, llegaron entre 2007 y 2010 algo más de 37.929 toneladas de frigoríficos de los que Ilssa “declaró en sus memorias haber extraído correctamente 58.340 kilos de CFCs”. Sin embargo, señala la sentencia, la mayoría de esas neveras fueron trituradas en unas máquinas fragmentadoras por orden de López.

Como consecuencia de ello, añade, “a lo largo del periodo 2007-2010 debió extraerse un mínimo de 112.877,262 kilogramos de gas CFC y debido a que una buena parte de los frigoríficos no pasaban por la planta se emitieron a la atmósfera un mínimo de 54.537,262 kilos de CFC equivalentes a una emisión en CO2 de 174.511,954 kilos”. 

Gases con capacidad para adelgazar la capa de ozono

Esos gases, señala la resolución, son compuestos muy estables que, pese a no ser “inflamables ni tóxicos, no se eliminan con la lluvia y tienen la capacidad de adelgazar la capa de ozono”, lo que tiene graves consecuencias para la salud humana -facilita “la producción de cáncer de piel, quemaduras por el sol y decremento de la capacidad inmunológica del organismo”- y también en el medio ambiente, pues causa alteraciones en “el rendimiento de las cosechas y la dinámica sucesional de los ecosistemas de las plantas y animales”.

La Audiencia de Zaragoza llega a “la firme convicción” de que en las instalaciones de Valorfrío “ no se trataban los frigoríficos, al menos en la totalidad de los que llegaban a la misma”. “El funcionamiento de la planta era casi ocasional –añade la sentencias- y los frigoríficos pasaban en su mayor parte por la fragmentadora” en lugar de serles extraídos los gases.

López, anota, “era conocedor del proceso de tratamiento”, ya que “creó la planta destinada a ello y sabía de todo lo que se hacía en ella”. De hecho, añade que “en primera persona ordenaba” el “trabajo que se llevaba a cabo en la planta (…) provocando el defectuoso tratamiento de frigoríficos al derivarlos en una buena parte a la fragmentadora”.

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