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La COP26 entra en las horas cruciales con escasos avances en justicia climática y financiación para países vulnerables

La creación del mercado internacional de carbono o la dotación de fondos para la adaptación de los países en desarrollo son acuerdos que parecen enquistados a tan sólo unas horas de que la cumbre se clausure oficialmente.

Los delegados de los países durante una reunión multilateral de la COP26 de Glasgow.
Los delegados de los países durante una reunión multilateral de la COP26 de Glasgow. Yves Herma / REUTERS

La Cumbre del Clima de Glasgow, la COP26, se adentra en las horas cruciales. La recta final de las negociaciones se está volviendo cada vez más compleja y apenas hay avances en los plenarios y en las negociaciones ministeriales de los países. "Todo sigue muy verde", dicen a Público varias fuentes que siguen las negociaciones desde la capital escocesa. Aunque en el último borrador del miércoles se avanzaron elementos novedosos, como la inclusión de poner fin a la inversión en combustibles fósiles, existen grandes desencuentros en materia de financiación y justicia climática que están sirviendo para poner de manifiesto las diferencias entre los países ricos y los que están en vías de desarrollo.

El motivo principal de disputa no son las emisiones de CO2 ni el grado ambición climática. Es el dinero. Los países industrializados del Norte Global tienen una deuda climática con las naciones en desarrollo, que son las que más están padeciendo las consecuencias de la crisis climática pese a haber sido quienes menos han contribuido a ella. En virtud de ello, los Gobiernos ricos se comprometieron en la cumbre de París de 2015 a financiar la adaptación de las regiones más vulnerables ante sequías, inundaciones u olas de calor. El objetivo era que este grupo de países aportase 100.000 millones de dólares en 2020 al Fondo Verde, sin embargo, la aportación actual está lejos del objetivo, lo que está empezando a enfurecer a las delegaciones de los pequeños Estados insulares o de los países del bloque africano.

"Habrá que ver hasta qué punto el Sur Global decide plantarse"

"Actualmente faltan unos 20.000 millones para que se alcance la cifra prometida, pero no parece que vaya a suceder. De hecho, se está hablando de posponer ese objetivo a 2025 y revisar la aportación", explica Javier Andaluz, portavoz de Ecologistas en Acción que ha acudido a la COP26 en calidad de observador.

En otro escenario, estos países apenas tendrían capacidad de presión pero el funcionamiento de estas cumbres se articula en torno a los acuerdos por consenso por lo que se trata de delegaciones con una gran capacidad para condicionar el desarrollo de las negociaciones en otros temas. "Habrá que ver hasta que punto el Sur Global decide plantarse. Podremos ver en las próximas horas cómo algunas delegaciones se marchan de los plenarios, cómo bloquean otros puntos claves o incluso que consigan incluir en el texto final una declaración que incluya su postura para abordarla en la próxima cumbre como ya ocurrió en París".

Fondos contras los efectos de la crisis climática

El otro punto de la discordia, que también divide a países en función de su poder económico, se centra en los fondos para atajar las pérdidas y daños por los efectos de la crisis climática. En 2013 los países crearon en la COP19 el llamado Mecanismo de Varsovia destinado a, en un futuro, dar capacidad financiera para que los estados puedan afrontar los estragos de fenómenos meteorológicos extremos asociados al calentamiento global. Para dar sentido a esta herramienta en la COP25 de Madrid se terminó de crear la llamada Red de Santiago. Los flujos de dinero no terminan de arrancar y en lo que va de cumbre simplemente se han publicado algunos borradores que hacen mención a la necesidad de impulsar la "operatividad" de estos fondos, pero todavía no se ha hablado de manera formal de cantidades. 

Los países del G77+China, considerados los Estados en vías de desarrollo, reclaman que cada Gobierno de regiones desarrolladas aporte 1.300 millones de dólares al año a partir de 2025. "Los países desarrollados están bloqueando esta parte. Se están centrando mucho en los objetivos a 2030, que son importantes para elevar la ambición del acuerdo, pero están dejando fuera todo lo que tiene que ver con la financiación y la cooperación para adaptación y reparación de daños", sostiene Cristina Alonso, responsable de Justicia Climática de Amigos de la Tierra.

El artículo 6, estancado

Los Gobiernos tampoco terminan de consensuar cómo se desplegará el Artículo 6 del acuerdo de París, el relacionado con la creación de mercados internacionales de carbono. Los borradores que se han ido publicando durante toda la semana siguen siendo muy extensos y llenos de diferencias entre las Partes que negocian en Glasgow. 

El desencuentro nace de nuevo del enfoque que los países ricos quieren dar a esta herramienta. El texto del Acuerdo de París mencionaba que se priorizasen los criterios de cooperación para la adaptación, pero las naciones industrializadas están primando por un enfoque de mercado lo que está sirviendo para incrementar la brecha entre Gobiernos desarrollados y Gobiernos en vías de desarrollo. La delegación boliviana está siendo una de las más rígidas a la hora de impedir que las naciones del norte impongan su criterio y está reclamando un enfoque alejado del mercado capitalista de CO2 que permita a los Estados más industrializados seguir quemando combustibles fósiles a costa de las regiones más empobrecidas del planeta. 

"El Artículo 6 está muy relacionado con la financiación. Es decir, si no se consigue desplegar una herramienta que permita ayudar a los países en desarrollo a financiar su adaptación a la crisis climática no servirá de nada y estos países finalmente tendrán que acudir a sistemas de compensación basados en inversión extranjera", opina Alonso. La idea, a grosso modo, es que las transacciones y los créditos por compra de derechos de emisión se puedan destinar a proyectos para que los países más desfavorecidos puedan transformar sus economías y hacerlas resistentes a los efectos del calentamiento del planeta.

Más allá del pacto final que se logré alcanzar en Escocia, este encuentro multilateral ya está marcado por las dificultades y las trabas a las que los países más vulnerables se han tenido que enfrentar como consecuencia de las restricciones sanitarias de la covid-19. "Esta es la cumbre de la desigualdad", han gritado en numerosas ocasiones activistas de Fridays For Future estas semanas. El elevado precio de las estancias, los límites de aforo y la falta de vacunas en los países del Sur han impedido que delegaciones de observadores y políticos puedan acudir al completo.

¿Otra COP que se alarga?

La clausura de la Cumbre del Clima esta programada para la noche del viernes, pero todo apunta a que las negociaciones se alargarán como mínimo hasta el sábado. El presidente de la COP26, Alok Sharma, anunciaba su intención de arrancar un acuerdo ambicioso a tiempo, pero la situación actual de las negociaciones, sobre todo en lo referido al Artículo 6, hace pensar que habrá una suerte de tiempo de descuento para salvar el resultado final. "Si se cierra la cumbre con los borradores que tenemos ahora mismo será un fracaso. Una patada hacia adelante como las que llevamos viendo los últimos cuatro o cinco años", opina Andaluz.

"Si se cierra la cumbre con los borradores que tenemos ahora mismo será un fracaso"

Durante la noche del miércoles algunas delegaciones hacían bromas al respecto. México ofreció invitar a una botella de tequila si se conseguía cerrar a tiempo un acuerdo digno y el equipo negociador ruso hizo lo propio con el vodka, después de cuestionar que se hayan introducido referencias a los combustibles fósiles en el último gran borrador de la COP26.

No sería la primera vez que las conversaciones diplomáticas se prolongan más lo previsto. En 2019, los equipos negociadores tuvieron que usar casi dos días adicionales –36 horas– para alcanzar un compromiso de mínimos con el que se selló el pacto de Madrid. Esa fue la cumbre más larga de la historia, superando el récord de la COP17 de Durbán de 2011, que estiró el diálogo climático hasta las 6 de la mañana del día posterior a la clausura oficial.

 

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