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Coronavirus Zaragoza El barrio más multicultural de Zaragoza se activa para frenar el coronavirus

La incipiente penetración de la covid-19 convierte en una bomba de relojería las Delicias, un distrito de 100.000 habitantes donde la infravivienda y las menores rentas de la ciudad comparten perímetro con áreas residenciales, y cuyas condiciones socioeconómicas y demográficas ofrecen un escenario propicio para una eclosión que sus vecinos intentar conjurar.

La cuarta parte de la población supera los 65 años en el barrio zaragozano de Delicias, donde otros 25.000 vecinos no alcanzan los 25 / Eduardo Bayona
La cuarta parte de la población supera los 65 años en el barrio zaragozano de Delicias, donde otros 25.000 vecinos no alcanzan los 25 / Eduardo Bayona

Delicias, el populoso, multicultural y desigual distrito en el que viven uno de cada siete zaragozanos, ha comenzado a activarse para evitar que la incipiente penetración del coronavirus acabe generando una eclosión para la que sus condiciones socioeconómicas y demográficas resultan propicias: más de 100.000 habitantes concentrados en poco más de tres kilómetros cuadrados, con una densidad de población que quintuplica la de México DF y supera en un 30% a la de Bombay y una distribución que incluye varias de las manzanas de menor renta y algunos de los principales focos de infravivienda de la ciudad, localizados entre la calle que da nombre al barrio y la que da paso a su parque.

En esa zona, en el rectángulo que forman las áreas de salud de Delicias, La Bombarda y Vía Univérsitas, es donde sitúa el principal foco de preocupación ante el avance de la pandemia en la capital aragonesa el director general de Salud Pública del Gobierno de Aragón, Javier Falo, que ya ha advertido que "vienen días difíciles" y que "preocupa enormemente" la evolución de la covid-19 en la ciudad y su área metropolitana.

Zaragoza, que se encuentra en lo que se ha dado en llamar "fase dos flexibilizada" es ahora mismo uno de los principales generadores de positivos del país, con 166 de los 272 que la comunidad notificó al Ministerio de Sanidad el jueves, lo que suponía el 28% del total del país en esa jornada.

La prevalencia, de 23 casos por cada 100.000 habitantes, está por encima de la media estatal de los últimos catorce días, que el jueves era de 17,7, y crece a un ritmo vertiginoso y sin que los rastreadores logren establecer la trazabilidad del 30% de los episodios, lo que hace que la capital releve como punto crítico, si cabe, a las zonas fruteras de su área oriental, que aportaron otros 69 casos, mientras los jóvenes, con un gran porcentaje de asintomáticos, y los grupos familiares ganando terreno como vector de contagio frente a los trabajadores del campo a nivel autonómico.

Muchos jóvenes y muchos mayores en poco espacio

"Tenemos preocupación desde el minuto cero", explican fuentes de la asociación de vecinos Manuel Viola, que llevan ya unos días difundiendo por sus redes sociales y grupos de wathsapp mensajes con recomendaciones sanitarias consejos sobre los síntomas y teléfonos de contacto para afectados que también están disponibles en carteles en seis idiomas: castellano, inglés, francés, rumano, árabe y chino, algo necesario en una zona donde más de la cuarta parte de la población (el 27% según el ayuntamiento) procede de 108 países distintos.

"Esto no es el Bronx, es la ONU", remarcan, ante la estigmatización que en ocasiones sufre el barrio y mientras llaman la atención sobre las desigualdades que se dan en el distrito, en el que comparten espacio el entramado de calles de lo que vendría a ser su casco histórico con áreas residenciales como las de Parque Roma, la Bombarda, la Bozada o Gómez Laguna.

"Hay que buscar soluciones a los problemas donde están", anotan, orientando el foco a la primera de esas áreas. Y, en ese sentido, destacan una de las recomendaciones de los carteles: que los peatones circulen por la derecha. "Tenemos el urbanismo y la población que tenemos, y se trata de medidas puntuales ¿Qué más da un mes más o menos cuando hablamos de una pandemia?", apuntan.

Se refieren a las estrechas calles de la zona histórica y a la peculiar pirámide demográfica del distrito, con "mucha población joven, con riesgo de que puedan ser transmisores, y mucha población mayor, que es la que más sufre en caso de contagio". Según los datos municipales, en el barrio conviven 26.000 mayores de 65 años con 12.000 menores de 14 y otros 9.500 de entre esa edad y 25.

No obstante, la covid-19 no está afectando (o no por ahora) en esta segunda "onda epidémica" en Aragón a los mayores, ya que menos del 5% de los contagiados están en ese grupo de edad, explicó Falo, y la presión que ahora mismo sufre el sistema sanitario es baja, aunque la situación es de alerta.

“En los espacios vulnerables hay menor capacidad de reacción”

"Esperamos estabilizar en poco tiempo la situación", dijo este viernes la consejera de Sanidad, Sira Repollés, quien, tras descartar que el Gobierno autonómico vaya a solicitar al central ningún tipo de confinamiento, apuntó, en referencia a la combinación de la "fase dos flexibilizada flexibilizada" y la petición de restringir la movilidad a los vecinos de la capital y su área metropolitana (la Guardia Civil instala este fin de semana un centenar de puntos informativos), que "las medidas son equiparables a un confinamiento voluntario. Consideramos que son adecuadas y que van a ser eficaces".

Lo cierto es que el uso de mascarillas, obligatorias desde este martes en Aragón, es generalizado en el barrio, cuyas calles están bastante menos concurridas de lo que era habitual desde el llamamiento del jueves y en las que el mantenimiento de las distancias de seguridad es habitual cuando el espacio lo permite. La gente se cuida y cuida.

Ese cuidado, no obstante, no garantiza por sí solo que los brotes no lleguen a darse, ni tampoco que vayan a desaparecer. Y en Delicias se dan algunas circunstancias propicias para que estos puedan producirse.

"El coronavirus llega a todos los sitios, pero sale mejor de las zonas con rentas altas, porque normalmente en ellas hay más capacidad de controlar y reaccionar con herramientas como el teletrabajo y viviendas que facilitan el aislamiento de los contagiados", explica María Zúñiga, profesora de Geografía en la Universidad de Zaragoza y que lleva meses mapeando la evolución y los impactos de la pandemia en Zaragoza.

Por el contrario, anota, "cuando llega a espacios vulnerables es muy difícil que salga por la menor capacidad de reacción, en la que suelen confluir la cercanía de los edificios, el menor tamaño y la mayor ocupación de las casas o, también, la obligación de salir a trabajar por los tipos de ocupación de sus habitantes".

Los intensos indicadores de pobreza del barrio

En Delicias, que no deja de ser un barrio con más habitantes que 17 de las 50 capitales de provincia españolas, hay varias zonas con el primero de esos perfiles, aunque también menudean las que encajan con el segundo, con los ingresos del 31,2% de sus vecinos por debajo de los 10.000 euros anuales y otro 30,2% cuyo principal sustento es una pensión, según un estudio de Ebrópolis, que también destaca las "fuertes diferencias de renta disponible" entre "secciones censales contiguas" y cómo esta sigue cayendo en las menos favorecidas.

Las consecuencias habitacionales y sociales de esa situación económica y de su evolución, tan cronificadas como detectadas y consentidas tras décadas de dejadez institucional, entrañan el riesgo de favorecer ahora la propagación de un virus que no distingue de clases pero cuyos efectos resultan más intensos en las menos pudientes.

"A medida que la pandemia llega a países de rentas bajas y medias, los sistemas de salud más débiles, los recursos limitados y las capas de la sociedad más vulnerables y de condición socioeconómica más baja hacen que resulte más difícil detenerla", señalan un grupo de investigadores suizos y colombianos en un artículo publicado en la revista científica Maturitas, en el que señalan como los principales grupos de riesgo a las personas sin hogar, los migrantes, los presos, las personas con discapacidad y los ancianos.

En el caso de las Delicias, la asociación de vecinos comenzó a lanzar sus acciones informativas tras valorar las respuestas a una doble encuesta realizada dentro de un programa de promoción de la salud con un de los centros de atención primaria del barrio.

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